17. Me rompes

1K 98 24
                                    

No había pegado ojo, durante toda la noche y parte de la madrugada estuvo en su despacho encerrado dejándose aconsejar por la ira y los celos producto de la incertidumbre de saber si Andrea se había entregado o no a aquel hombre, daba vueltas metido en sus pensamientos, de un lado a otro durante toda la noche, poco le faltaba para hacer un surco en el suelo a causa de sus repetidos pasos, entonces sonó la puerta y en seguida salió a increpar a quien llegaba.

Samuel: ¿de dónde vienes?-Andrea entraba en la hacienda se fijó en su pelo revuelto y en su ropa ligeramente desarreglada.

Andrea: de la hacienda de los Herrero-lo miró con el ceño fruncido.

Samuel: ¡JÁ! ¿Y no te da ni el desayuno?

Andrea:-meneó la cabeza-me lo trajo a la cama, querido, todavía existen los caballeros-intentó subir las escaleras.

Samuel: ¡Debería darte vergüenza!

Andrea: si a ti no te dan vergüenza los graznidos de tu novia mientras te la pasas por la piedra a mi tener el pelo revuelto tampoco-sonrió.

Samuel: hoy no vamos a la oficina-frunció los labios refugiándose en aquella frase como excusa para increparla

Andrea: me parece bien, lindo día, primo.

Con frescura Andrea subió las escaleras viendo con satisfacción como su plan daba resultado, en el piso de abajo Samuel quedaba maldiciéndose a sí mismo por la tesitura tan tonta en la que lo ponían sus sentimientos, la ira nubló sus pensamientos y aquella mañana decidió cambiar el traje y la oficina por una pala y ensuciarse las manos con sus trabajadores.

Samuel: me lo trajo a la cama...-murmuró imitando la voz de Andrea mientras que Flavio le miraba atentamente con una sonrisa-graznidos dice-seguía a lo suyo-graznidos seguro que los de él, nunca se vio en una igual seguro, imbécil...

Flavio: ¿hablando solo?

Samuel: ¡Maldiciendo, más bien!

Flavio: ¿y ahora qué te pasa?

Samuel: esa atrevida me pasa, ¿te puedes creer que anoche Andrea no vino a dormir a casa?

Flavio: ¿ah no?

Samuel: ¡Estuvo con Borja Herrero! ¡Es que me hierve la sangre!

Flavio: pero tu duermes con Patricia, técnicamente ella puede hacer lo que quiera.

Samuel: Flavio...-advirtió.

Flavio: vale, vale-soltó una risa-me callo.

Samuel: por cierto, ¿le has echado un vistazo a los terrenos de la colina?

Flavio: hace un par de días, marchan bien casi ya están maduros...

Samuel: vale, a ver si le pudieras echar otro vistazo pero... tu solo, ya sabes-ambos miraron a ambos lados-solo tú tienes acceso a esas tierras, que nadie te vea.

Flavio: entendido, en seguida voy.

Samuel vio a Flavio desaparecer por los campos de agave mientras él volvía a su trabajo, a lo lejos vio su figura, pero él decidió hacer como que no lo veía y seguir a lo suyo hasta que finalmente tuvo a Borja Herrero a escasos metros observando cómo desenvolvía el duro trabajo del campo.

Samuel: ¿vas a mirar mucho más? Entiendo que lo de mirar y lo de no ensuciarte las manos se te de bien, pero como que estás en terreno ajeno.

Borja: te vi a lo lejos desde mis campos-soltó una risa-siempre tan campechano, teniendo todos los trabajadores de la zona y no eres capaz de dejar de ensuciarte las manos.

PECADO CAPITALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora