Entre lobos || MYG&PJM

Capítulo 42

No habíamos querido pronunciar palabra en absoluto. Yoongi se había mantenido rígido y ambos caminábamos a paso lento hacía donde creíamos que se produjo aquél gritó.

Tenía miedo, mucho miedo a decir verdad. Me aterraba la idea de que algo malo le hubiera sucedido al padre de mí Alfa, mí pareja. Él lo era todo para su hijo, era su más grande ejemplo a seguir y si algo le llegará a suceder, Yoongi caería inevitablemente y temía no ser el suficiente apoyo para mí novio, no poder ayudarle y hacer que se sienta mejor.

No nos encontrábamos muy lejos de la zona de trabajo que ocupaba el señor Min; cuándo llegamos, habían cuatro trabajadores alrededor de mí suegro, todos guardando silencio, y sólo uno se encontraba acuclillado a su lado, sosteniendo la cabeza del mayor con cuidado, el se veía tan calmado, una gota de sangre escurría por su frente.

—¿Pa-padre?..—musito despacio mí novio. Yo le mire con atención—¿Qué su-sucedió aquí Hyun-soo?..

Yo me acerque a él y tomé su mano, entrelazándola con la mía. Tratando de que con aquél sencillo acto, traspasarle esa tranquilidad que estaba anhelando.

—N-nosotros nos habíamos ofrecido en ir por los troncos faltantes.. faltaban casi 3 mangas de troncos para cortarlos antes de terminar la hora, pero él se negó y quiso ir él mismo por los troncos—Yoongi con lentitud se soltó de mí agarré, y se acercó al cuerpo de su padre, acuclillándose a su lado—C-con mis compañeros encontramos que se estaba tardando demasiado, habían pasado casi cinco minutos ya.. y fué cuando le encontramos así..

—¿Vi-vieron quién fue?..¿Porque no fueron con él? ¿¡Mmh!?—aguante mis ganas de llorar y me acerque a mí novio. Acariciando su hombro, queriendo que por favor no perdiera los estribos.

—Yoongi, mí amor, cálmate..—pedí.

—L-lo sentimos Yoongi Hyung..—se disculpó el hombre que había estado sosteniendo al señor Min.

—A-ayúdenme a llevarlo a la casa.. n-no puede seguir aquí, necesita cuidados..—dijo Yoongi y con cuidado y ayuda de los demás chicos, eran todos betas.. ya que había intentado obtener algún aroma, y no lo sentí, fue casi muy leve.

Mí Alfa en ningún momento se alejó del lado de su padre, sosteniendo su mano en todo momento, yo sólo me límite a estar a unos centímetros de él, no quería interrumpir ese momento, esa conexión que había establecido con su padre.

Sabía lo destrozado que estaba, podía sentir como su gustoso aroma a canela se mezclaba con el sentimiento de pena, esa emoción de desconsuelo que hacía de su aroma, uno amargo, aflictivo. Le agradecía a los cielos que esto no haya pasado a mayores y que el señor Min este bien dentro de lo que cabe. Él sigue con vida, ese era nuestro único consuelo en estos momentos grises para Yoonie.

De camino a casa, sentí esa extraña sensación de que alguien me estaba siguiendo con los ojos, esa sensación de que alguien te observaba meticulosamente sin pudor. No quería decir nada al respecto, no era el momento de decir esto cuándo al lado de lo que le había pasado a mí suegro, esta pequeña incomodidad no era nada.

—Cielo..—rápidamente acudí al llamado de mí novio. Tenía sus ojos irritados, mi corazón dolió al verle de esa manera.

—Dime, amor..—le sonreí cálidamente, mimando sus manos.

—Ve y llama a la puerta, no puedo hacerlo yo mismo..—dijo cabizbajo.

—Claro, por supuesto mí vida..

Me parecía extraño la manera en la que había reaccionado mi novio ante el ataque a su padre, había estado tan ido, como si aún no procesará lo sucedido.
A paso lento pero firme me dirigí hacía la entrada de la casa, con toques suaves llame a la puerta, pasos se escuchaban del otro lado, el suave aroma a chocolates con leche de la Señora Min llegó hasta mí olfato, fue ahí cuándo temía lo que podría pasar con ella cuándo viera a su esposo inconsciente y lleno de sangre en todo su cuerpo.

—Querido, ya volviste, pensé qu-

Todo fue como si sucedería en cámara lenta, la reacción de la señora Min de quedó incrustada en mí subconsciente, aquél desgarrador llanto llegó hasta más allá de mis tímpanos y me dolió hasta el alma verlos a los dos llorarle al hombre más importante de sus vidas.

—Wo-wooseokie..¿Como es que sucedió esto Yoongi? ¿Chicos? ¿Ustedes vieron algo?..—preguntó la señora Min sin quitarle los ojos de encima a su esposo.

—Se-señora Jun.. nosotros no vimos nada, cuándo lo encontramos. El crimen ya había sido consumado..—contestó uno de los betas, asustados, el aroma era demasiado leve como para sentirlos.

Sin decir nada más los betas ayudaron a entrar al Señor Min, cómodamente en su cama, para después retirarse de la casa. Aunque mi instinto de Omega me decía, más bien me obligaba a estar al lado de mí alfa, para brindarle apoyo, me negué. Oprimí esas ganas de estar a su lado, quería darle un espacio de privacidad con su padre y madre, ellos querrían estar a solas en aquél cuarto, por lo que me retire, lentamente y sin hacer ruido de la habitación, necesitaba pensar.

Chanyeol.

El acto se había llevado a cabo; debía admitir que no tenía planes de atacar a la familia de ese Alfa, ellos nunca me hicieron nada, por lo que nunca los tuve entre los nombres de mí lista negra. Pero me vi obligado en hacerlo, aquél infeliz paliducho estaba alejando a mí hermano de mí lado, le estaba haciendo dudar sobre mi persona, y eso no se lo iba a permitir, él no podía separar a mi hermano de mi lado, no podía y punto.

Corrí hacia el claro que se aproximaba, me sentía impotente, encerrado en una burbuja llena de rencor y odio, los cuales había estado alimentando por años. Las palabras que había soltado aquél Alfa por su boca seguían dando vueltas en mí cabeza, ¿Por qué tenía que meterse? ¿Por qué tenía que haber puesto sus ojos en mí hermano menor? Él estaba cambiando la vía de mis planes, Min Yoongi estaba confundiendo a mí hermano, ¡Lo estaba haciendo dudar de mí! ¡De mí! ¿Por qué tenía que hacerlo?.

Jimin era la parte fundamental de mí plan, sin él, si él en algún momento llegaba a dudar, a desconfiar de mí, me vendría abajo, el era mí motor para seguir con todo esto, quería sacarlo de esa vida, quería vengarme de todos los que nos hicieron daño, pero si él se ponía en mí contra, no podría seguir y todo se iría al carajo inminentemente.