31. Casi

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México se encontraba dentro la alberca que habían construido en un área de la hacienda puesto que patio les sobraba, de nuevo su espalda le ardía y ya ni el agua parecía contrarrestar dicho ardor.

- Che... sal de ahí hay que cocinar - exclamó argentina desde la orilla.

-¿Para qué? Solo somos nosotros dos - cuestionó indiferente el tricolor.

- ¿Cómo que para que boludo? Tenemos que alimentarnos bien - se quejo indiferente.

El tricolor se iba a dirigir a la orilla para salir de la alberca cuando otro ataque de dolor le invadió impidiendo mantenerse a flote, a lo que el argentino se apresuró a saltar dentro para auxiliar a su hermano.

El mexicano repentinamente no supo que pasó todo se había vuelto negro sin aviso alguno, sin embargó cuando fijo su mirada se dio cuenta que no se encontraba en la hacienda ni con su hermano.

El área ahora parecía ser una selva, decidió caminar con la esperanza de encontrar respuesta y en efecto, encontró una aunque quizás terminaría con más preguntas.

Frente a él, dándole la espalda se encontraba una mujer de un traje corido y adornos de oro y plumas exóticas, cabello negro y piel blanca con lo que parecían ser tatuajes, la reconocía, era su madre.

El tricolor se acercó a observarla la mujer parecía absorta en sus pensamientos, se veía totalmente diferente a cuando la vio como un espíritu, ahora es más imponente como su hermana le relataba.

Dirigió su mirada a dónde la mujer observaba y se sorprendió totalmente, era los imponente asentamientos de su hermana, Tenochtitlan en su mejor época y a lo lejos en la larga calzada que conectaba a la ciudad con tierra firme se veía a una portada de alas, bastante sucia y desarreglada platicando con alguien más mientras llevaba consigo una presa.

- Siempre hace lo mismo, quizás a ella le falta más aceptar su presente y futuro y a ti el presenté y el pasado - la voz de la mujer era bastante neutra no parecía estar enojada o algo por el estilo.

- ¿Cómo alguien puede aceptar un pasado que desconoce? - pregunto con curiosidad.

- Así como nadie nace sabiendo mi niño, se aprende eso es parte de vivir, tú padre te creo conforme a sus criterios y tú hermana te enseño parte de los suyos y así formaste lo que eres actualmente y eso está bien pero quizás sería bueno que tengas una percepción más amplia de lo afortunado que eres- explicó sonriendole cálidamente.

- Si ... pero no me llamaste exactamente por eso o ¿Si?- cuestionó sentándose en el suelo frente a ella.

- En eso tienes razón pero ya no hay tiempo, Busca los mano escritos que tiene tu hermana- pidió por último la de cabellos negros.

Repentinamente el mexicano sintió que caía al vacío y de un salto despertó en la sala de la hacienda con el corazón acelerado.

-¡Despertaste! Boludo me tenías preocupado, pensé que te habías muerto porque no te encontraba el pulso y me asusté demasiado, no sabía que hacer - exclamó el argentino abrazándolo.

-Lo siento Arge... es solo que los dolores de mi espalda se han vuelto insoportables y mi madre se me aparece y yo no sé me siento pérdido, sin Sur ... china tenía razón- explicó aferrándose a su Hermano.

-No le hagas caso a China, solo, quizás... lo siento tampoco lo sé muy bien, todo está pasando muy rápido y pasan muchas cosas - Murmuró bastante decaído también.

-¿Que tal si solo nos dedicamos a ver TV hasta quedarnos dormidos? Necesitamos una pausa de todo - propuso dejando caer su peso en el bicolor.

- Suena razonable

No tan lejos de la hacienda el español se encontraba junto con la italiana... y fascista.

-¿Que te tiene tan nerviosos cariño? - pregunto la sin escudo tratando de calmar a su pareja.

- Nueva España quiere hablar de su madre y es un tema tan impredecible, sobre todo porque Imperio a un muerta es capaz de hacerse notar e imponer su palabra, sobre todo si yo hablo de ella - murmuró incómodo el gallego.

- ¡Ha! La mujer de la vestimenta de plumas, si, si la recuerdo en la isla nos curó mágicamente, parecía que Reich había quedado anodadado con su presencia - exclamó Fascista recordando como veía la muerte de cercas después de que la pluma de tenochtitlan le atravesará el estómago, claro, Taly no sabía eso.

- Yo no recuerdo nada de lo sucedido en la isla, me hubiera gustado al menos tener recuerdos - se quejo la menor de los presentes.

- Es mejor así mi amor, ahora veamos qué sucede con Nueva España - Balbuceo llamando al mencionado para que abriera la puerta de la hacienda.

Para Taly y Fascista la primera vista que tuvieron de dicho lugar es que se trataba de un lugar bastante grande, ya con el simple hecho de ver las enormes puertas de hierro de este, no se imaginaba que les esperaría dentro.

Unos minutos después el tricolor abrió una puerta más chicas que estaba alado después de todo las grandes solo se abrían cuando metían los carros.

- Es enorme este lugar- Exclamaron ambos italianos solo con lo que su vista les permitia ver.

- Ha, si, si quieren les doy un recorrido - comento el mexicano, después de todo no era la primera vez que lo hacía.

- Ya decía yo que esté lugar por algo estaba tan lejos y solo- Balbuceo fascista siguiendo al tricolor

- Bueno en esta área está la "casona" tiene el comedor, la sala y un baño, de este lado la oficina y un pequeño almacén, de aquel lado pero en este mismo edificio está la capilla, si quieren entrar solo díganme para ir por la llave - explicó guiandolos a dónde estarían sus cuartos

-¿¡Hay un lago aquí!?

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Casi me cuestionó si poner o no esté capítulo xd estoy aburridaaaa

La extraña corrupción [Country humans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora