C A P Í T U L O F I N A L
Viajó en el tiempo inmóvil sobre la cama, solo con cerrar sus ojos regresó a quien era años atrás; al instante en el cual tomó una decisión irreversible.
El dolor propagándose en su pecho no era un sentimiento cualquiera, pues resultaba ser la mezcla mortal entre angustia, tristeza, melancolía, ansiedad y miedo. El nudo en la garganta era el resultado de cientos de palabras buscando salir a empujones, incapaces de encontrar la manera. Nunca quiso creerlo, pero el día llegó y lo hizo pensando que sería para bien. Laia se marchó con la frente en alto, y el corazón repartido en pedazos.
Algo le habían contado de esa sensación burbujeante en el estómago cuando el avión iniciaba su despegue, y en pocos minutos estaba suspendido en el aire. Ella viendo a través de la ventanilla como poco a poco su vida se extraviaba entre las nubes, el viaje real apenas comenzaba. Nadie le contó sobre el sentirse perdido, desencajado; con un par de pesadas maletas a cuestas intentando hallar la salida del laberinto, víctima del frío o del calor, con hambre y con sueño, queriendo encontrar un rostro conocido en el mar de gente.
Intentaba hacer las cosas por sus propios medios, huir, ser libre...Tuvo el coraje de caminar entre miradas de desconcierto y rechazo. Porque al principio las cosas no suelen ser tan bonitas y agradables como las pintan los demás, si tu corazón sigue ausente y no te permite comprenderlo: la verdad, nunca estarás listo para ser adulto o ser alguien plenamente responsable. Debía habituarse a ello, pues marcharse y estar sola era su única alternativa si pretendía ser una mejor persona.
En las grandes ciudades cada quien estaba en lo suyo, no había tiempo para mirar a un lado. Ellos siempre iban apurados, tomaban el metro a empujones queriendo llegar a tiempo, y así se les iba la vida entera...entre carreras, estrés, trabajo y presión. Los días transcurrían y Laia buscaba un empleo hasta debajo de las piedras. Lograba encontrar alguno provisional; pero nadie le dijo que no era tan fácil como parecía...
Hasta haberse topado esa noche con él, donde su vida encontraría con el arco principal en su historia colmada de calamidades innecesarias.
A continuación, comenzarían los problemas junto con otros acontecimientos, responsabilidades y giros vertiginosos propios de El Juego en el cual se había involucrado. Cuatro años más tarde, estaba en el lugar exacto; el epicentro de felicidad y a la misma vez, de todas sus preocupaciones aunadas a los conflictos internos.
Alguien abrió las cortinas en la habitación, entonces la penumbra se escurrió por los rincones y el sol de la tarde cayó sobre su rostro. Laia quitó la cobija, los cabellos castaños le caían por el rostro; sus párpados pesados tras aquella lúgubre noticia. Su padre, Héctor Macini, estaba muerto y lo había visto apenas pocas horas antes.
En las noticias las reporteras se esmeraron en explicar lo inexplicable. Se especulaba de todo; fallas en la aeronave, los motores, o un incendio. El accidente dejaba a cuatro fallecidos entre piloto, copiloto, aeromoza y Macini. Cada noticiero en España transmitía las imágenes de la avioneta vuelta añicos en un campo abierto a pocas horas de su destino. Los restos de las víctimas serían trasladados a La Palma para sus respectivos funerales, prometían ampliar la información luego, pero Laia no necesitaba saber detalles sometidos a censura o a juicios ajenos a la ética periodística. No le importaba lo que los medios dijeran o presumieran comprender; ella sabía la verdad. Por quinta vez en dos horas antes del sueño repentino, recordó las últimas palabras de su padre aquella noche en la suite presidencial, entretanto Jason hablaba a Lobo del otro lado en la mesa de billar.
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Hotel Tornasol | LIBRO #2 El Juego
RomanceBilogía, libro II: El Juego. En este concurrido hotel de Madrid, las habitaciones y los pasillos son testigos de historias de amor, deseo, lujuria, mentiras y pasiones descontroladas.