P E N Ú L T I M O C A P Í T U L O
Un maldito déjà vu. Era todo en lo que Jason podía pensar.
Una noche demasiado parecida a aquella vez en Galicia, donde días después, se alejaría de Laia y la distancia se prolongaría durante largos años. Se sentía como regresar en el tiempo y saber que volvería a echarlo a perder nuevamente. Le provocaba náuseas. Tenía que asegurarse de que esta vez la historia fuera diferente. Si algo salía mal...debía procurar mantenerla junto a él. No perderla.
Caminaba tras otras presencias, en un trance absurdo. Recordaba las horas anteriores a la noche en la cual su vida se pondría de cabeza. En cualquier descuido, algo podría salir mal. Y él jamás se lo perdonaría, como tampoco se perdonaba el no ser suficiente poderoso para cuidar de ella; protegerla en lugar de ponerla en riesgo. ¿Qué clase de hombre hacía eso? ¿Qué clase de rata inmunda pondría a su chica en peligro? Se sentía sucio, miserable. De punta en blanco en el exterior; un traje negro bien planchado, un perfume impregnado en su cuello y muñecas. Por dentro, era un huracán de ira, decepción e impotencia.
Los pasillos del hotel parecían ir cuesta abajo, volcándose hacia las entrañas del infierno. Todos en el Tornasol estaban informados de su presencia, aunque solo tres supieran la historia completa. Rudy y Matt se quedarían con Monique a cuidarla, ella no estaba emocionalmente estable con la noticia. La habitación de Lobo sería atendida por el resto del personal, gente ajena al círculo cercano de Jason. Alejó a quien pudo, pero su mayor remordimiento era no poder apartar a Laia del epicentro del huracán. No le temía a Jorge Lobo, el magnate; el líder cuya inteligencia y astucia dejaba a muchos sin habla. Jason Bradley no sentía miedo de enfrentarlo, sino de que por alguna razón aquella horrible pesadilla se hiciera realidad.
A pleno tránsito, en su letargo personal, alguien tomó su mano. Allí estaba ella, vestida para la ocasión en una prenda sutil, mangas caídas. Tan solo al sentir su tacto, las dudas de Jason comenzaban a disiparse. Él recordaba sus ideas, su voz apacible.
«No necesito que me protejas, necesito que me ayudes a ser valiente». Esas habían sido sus palabras exactas; y lo comprendía. La mujer junto a él no era una niña débil o indefensa, mucho menos ingenua. Lejos había quedado aquella chica perdida que conoció bajo la noche lluviosa. En sus ojos castaños, centellaba la determinación. Ella no iba a retroceder. Y si ella no lo hacía, él tampoco. El plan debía continuar tal y como ella lo concibió desde el principio. Relucía coraje, a cuestas de sus temores.
Laia le sonrió, aunque por dentro su estómago estuviera vuelto añicos. Ella sí le temía a ese hombre, no podría negarlo incluso si volcara sus esfuerzos en hacerlo. Sin embargo, Jason le brindaba las fuerzas necesarias. Debían continuar, o ese sacrificio no valdría la pena.
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Hotel Tornasol | LIBRO #2 El Juego
RomantizmBilogía, libro II: El Juego. En este concurrido hotel de Madrid, las habitaciones y los pasillos son testigos de historias de amor, deseo, lujuria, mentiras y pasiones descontroladas.