Capítulo 2

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Puedo sentir como alguien se acerca hacia mi y vuelvo la cabeza para ver quien es.

Mi jefe.

—Hola Leticia, ¿Como estás?  

Sonrío ante su saludo y acento peculiar. Mi jefe es un italiano nato y aún no domina del todo el inglés, pero es un encanto de persona. No se como perdí dos meses de mi vida buscando trabajo como pasante en contaduría en otros lugares en vez de venir aquí, cuando este lugar esperaba dignamente por mí.  

Trabajo duro y hasta tarde.
Pero me gusta estar aquí.

Me tratan muy bien y eso es algo muy importante a la hora de sentirte cómoda en un lugar.

Te motiva a seguir y a dar lo mejor de ti mismo para no defraudar a los que confían en ti.

Como por ejemplo: El jefe. 

—Hola señor Piero, estoy muy bien gracias. —Vuelvo a sonreír— ¿Cómo está usted?

El me sonríe de vuelta y posa su mano en mi hombro izquierdo dándome así, un corto apretón lleno de cariño.

—Muy bien mi Letty gracias por preguntar. —El se hace espacio entre una silla y mi persona para luego mirarme fijamente y con una leve sonrisa en sus labios— Mi esposa me comento hace unos días que le pareció verte muy cansada, cosa que puedo entender entre tus clases y el trabajo.

Al escucharle decir eso inmediatamente palidecí, los peores pensamientos vinieron a mi.

¡No puedo perder mi trabajo!

Y mucho menos, cuando justamente hace unos minutos estaba pensando en cuanto me agrada estar aquí.

—Oh... Señor Piero, no se preocupe yo de verdad puedo con ambas cosas. No quiero perder mi trabajo. —Maldije internamente al escuchar mis voz llena de terror. No era así como quería sonar.

¿Oh si? Un tantito de lastima no cae mal. Sobre todo cuando no quieres perder algo que realmente necesitas para vivir.

El señor Piero niega con la cabeza y suelta una carcajada.

—No me mal entiendas mi Letty. —Vuelve a reír— ¿Cómo se te ocurre que voy a decir tal barbaridad? Tu serias a la última empleada a la cual despediría. Eso solo podría pasar si este lugar se me viene abajo y ni dios quiera que eso pase.

Un suspiro me abandona y luego recobro el aire con normalidad.

—Solo quería hablar contigo para decirte que debido a lo que mi esposa noto, decidí prestar atención a su comentario. Así que estuve todos estos días observándote y efectivamente, si te he notado mas cansada de lo normal o lo habitual.

Decido ser sincera y le susurro:

—Es que estoy en mis últimos meses de la universidad y los profesores nos están volviendo locos, al borde del colapso con tantos trabajos para hacer. Y entre hacerlos y estar aquí hasta tarde casi no me da chance de dormir. Disculpe si mi rendimiento no es muy bueno. Pero le prometo que lo mejorare.

—Claro que sí. —El asiente la cabeza y su cálida sonrisa es como un abrazo para mi— Y yo te ayudaré con eso. Esto es lo que vamos hacer..

Mis ojos se abren más de lo normal por la impresión y prestándole toda la atención posible ya que no hay nadie en la caja cancelado algún pedido. Afinco ambas manos sobre mis muslos y lo escucho.

—A partir de ésta noche tendrás nuevo horario. ¡Ya no más hasta las dos de la mañana! Podrás irte a las doce en punto. ¿Te parece bien? ¿O mejor a las once y media?

Zeta & Jared - Dos Amores, Un Destino © (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora