Chocolates

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Bakugou revisó que tuvieran todo listo, armas, máscaras y bolsas de basura .

-¿Estás preparada?- Le preguntó a su compañera de crímenes, colocándose la máscara.

-Hai hai- Respondió la chica con emoción- Vamos a por ellos, Katsu-chan -Sus ojos brillaban con deseo.

Salieron del callejón dónde se escondían y entraron a la tienda de conveniencia, de inmediato la rubia apuntó al empleado y a los presentes.

Gritos de pánicos se escucharon dentro del local.

-Muy bien pedazos de mierda, si no se mueven y se comportan como buenas perras, nadie saldrá lastimado- Advirtió el chico de las explosiones.

Miro a Toga, recibiendo la confirmación de que no había ningún héroe entre los presentes.

Así que caminó tranquilamente por los pasillos de la tienda, hasta que encontró lo que tanto buscaban.

Ahí estaban, luciendo gloriosas ante sus ojos. Sus barras de chocolate favoritas, estantes llenos de ellas.

Abrió una de las bolsas de basura y comenzó a guardar lo más que podía de sus hermosos chocolates. Continuó de esta forma hasta tener cuatro bolsas llenas.

Regresó con su compañera y le enseñó la mercancía con emoción.

-Pueden seguir con lo que hacían, bay bay- Comentó la chica y corrieron lejos.

Recorrieron las calles del centro entre carcajadas, sintiéndose victoriosos ante su pequeño e inocente robo.

Y finalmente, se instalaron en una plaza cerca de su hogar, qué a esa hora solía estar vacía.

Se sentaron en los columpios y procedieron a degustar sus hermosos dulces.

Acabaron con dos de las bolsas en menos de una hora, teniendo hipo de tanto comer y con la barriga doliendoles a horrores.

-Joder... no sé porque me dejo arrastrar en tus estúpidos planes- Murmuró el rubio.

-Sabes que te encantan- Respondió la joven, tratando de no vomitar.

Y ahí estaban, los chicos que hace nada corrían felices por la calle, ahora se retorcían de dolor, sufriendo por comer demasiado.

-Te dije que estarían aquí- La rasposa voz de Dabi sonó a sus espaldas.

-Son tan idiotas- Murmuró un irritado Tomura.

El pelinegro cargó entre sus brazos a la rubia psicópata y el peliceleste tomó al chico explosivo.

-Shiragaki- Llamó el mocoso- Los chocolates- Pidió señalando las bolsas restantes- Por favor- Suplicó.

Y el líder de la liga suspiró con fuerza, antes de cojer las estúpidas bolsas con los dulces.

Caminaron de regresó a su hogar, con los rubios quejándose constantemente y lloriqueando por lo bajo.

Fueron recibidos por Kurogiri en la entrada, quién los estaba esperando preocupado.

-¿Qué les sucedio? -Preguntó observando lo destruidos que lucían los menores.

-Comieron chocolate hasta reventar- Dijo burlonamente Dabi.

-No es chistoso- Se quejó Bakugou, tratando de golpear al azabache.

Entraron a la casa y los mocosos fueron dejados en el sofá, siendo observados por los otros tres.

-¿Puedes hacer algo? -Preguntó Tomura, irritado por lo ruidosos que eran.

-Agua de hierbas y una sopa, sin duda mejorarán con eso- Fue la respuesta del chico con quemaduras.

-Bien, iré a prepararlo -Dijo Kurogiri, desapareciendo en la cocina.

El peliceleste se giró para irse a su habitación, pero fue detenido por un leve tirón en su camiseta.

-No te vayas, acurrucate con nosotros- Pidió Himiko, con los ojos llorosos.

Shigaraki observó a los mocosos. Estaban hechos bolita en el sillón, más palidos de lo que deberían, con los cabellos desordenados, la frente perlada de sudor y con cara de querer llorar.

Había veces donde se le olvidaba que no eran más que niños jugando en el mundo de los adultos. Eran solo unos adolescentes que día a día salían a pelear en su nombre.

Eran unos mocosos ruidosos y molestosos, y aunque jamás lo admitiría en voz alta, eran parte de su pequeño grupo de seres queridos.

Así que con un leve suspiró se sentó al lado de Toga, dejándo que la chica se acurrucara en su hombro.

-Dabi- Llamó Bakugou.

Y el pelinegro se acercó a ellos, sin pensarlo demasiado. Tenía que aprovechar las oportunidades que le daba la vida para poder estar en paz con los adolescentes.

No muchas veces estaban enfermos, vulnerables y tiernos, así que solo iba a disfrutar de la paz cuánto durará.

Jaló suavemente a Katsuki y lo acurruco contra su pecho, dando leves caricias en sus desordenados cabellos.

Ambos adultos se miraron, no eran necesarias las palabras, pero sabían que harían de todo por sus irritantes mocosos.

Al día siguiente ya serían una bola de energía y locura de nuevo, pero por ahora solo quedaba esperar y acompañarlos hasta que se sintieran bien.

Villain Bakugou •One Shots•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora