La espada yacía justo enfrente de su garganta. El minúsculo de los movimientos y la próxima vez que vea a su padre, Emma será una ensalada compuesta en un ataúd.
Nico permanecía justo detrás de ella.
Ni siquiera la noche anterior Emma había sentido su cercanía tan prevalente como en aquel instante. Cada respiro le rozaba el cuello peligrosamente, causando que el ligero tacto le pusiera los pelos de punta.
Estaba insegura del momento exacto donde Nico había tomado la espada, adquirido amnesia, y decidido que cortar su garganta era la mejor manera de empezar el día. Anoche había querido morir, pero en aquel momento, a punto de ser decapitada por un adolescente con una erección, se cuestionaba sus pensamientos.
—Nico... —su nombre emergió de sus labios como una súplica —. Nico —repitió, intentando sonar más calmada, pero cruelmente fallando —. ¿Podrías bajar esa e-espada? No sé lo que sucedió anoche, pero... — Titubea —. Diablos, sé que hago muchas estupideces cuando estoy ebria pero nunca hasta el punto de merecer morir —. Hablo demasiado rápido para su gusto, al mismo tiempo que levantaba sus manos en el aire, para luego dudar la naturaleza de su acción. ¿Por qué estaba actuando como un criminal? ¡Ella no había hecho nada malo!
— No sé quién Hades eres, o qué demonios haces en mi habitación —la voz de Nico era menos amistosa de lo usual—, pero te aconsejo que me digas que le hiciste a Emma o si no...
— ¿E-Emma? — frunció el ceño —. ¿De qué estás hablando? ¡Yo soy Emma! —chilló, confundida —. No sé a qué juego estas jugando, Nico, pero esto no es gracioso. En verdad me estas asustado...
Emma dio un paso hacia atrás, en un esfuerzo por crear distancia entre ambos. Sin darse cuenta, su cuerpo golpeo una mesa de noche. El desprevenido impacto causo que un insignificante objeto cayera desprevenido al piso.
Nico se sobresaltó, lo que ella aprovecho para desatar un golpe en su espinilla. No fue lo suficientemente fuerte, para su mala suerte. El insoportable dolor de cabeza hacia que cada uno de sus movimientos fueran torpes e imprecisos, pero al menos logró que Nico se tambaleará hacia un lado, permitiéndole desatarse de su agarre.
—No tengo idea de lo que hablas, pero yo soy...
Antes de que Emma pudiera explicarse o siquiera crear distancia entre los dos, Nico le agarró del brazo. El brusco movimiento la llevo hacia el piso, donde su cabeza fue bienvenida por el suelo. El golpe fue tan fuerte, que Emma abrió la boca en busca de grandes bocanadas de oxígeno. Necesitaba respirar, desesperadamente.
Abruptamente, su mente la arrastro a aquel consultorio donde las paredes permanecían manchadas de sangre. Su sangre. Observo, impotente, como la bestia adoptaba una posición de poder sobre ella y se preparaba para atacar. A diferencia de aquella vez, ella no quería pelear o alargar los segundos de sufrimientos. Los brazos le dolían, y la resaca no hacía más que nublar su vista y sus pensamientos. Pero por algún motivo su cuerpo se negaba a desistir.
Inútilmente, se retorció ante el agarre del mayor, intentando buscar una salida. Aunque aquello parecía improbable, las manos de Nico se habían posicionado encima de sus muñecas, restringiendo el movimiento de su cuerpo. Intento mover las piernas, pero él no había tardado ni un segundo en acorralarlas entre sus rodillas.
— Necesito que me digas donde... —el hijo de Hades pauso, intentando recuperar su aliento.
Si Emma no hubiera estado pensando en la creciente presión que empezaba a formarse en la superficie de su vientre, hubiera notado como el sudor se deslizaba por la piel bronceada del pelinegro, la manera en que sus músculos se tensaban bajo la presión dejando en claro que Nico no era el mismo chico que ella había visto tiempo atrás. Incluso, quizás lo hubiera encontrado atractivo. Aunque es difícil decir. Usualmente el atentado a homicidio eclipsa las buenas cualidades de las personas.
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Las dos caras del amor® Nico di Angelo
FanfictionDespués de ausentarse del campamento durante tres años, Emanuela Mejía vuelve arrastrada por las tragedias de su vida mortal. Ahora, se ve obligada a enfrentar a Jason Grace, su antiguo mejor amigo, y a la realidad, de que se ha perdido a sí misma...