Capítulo 2: Fuera de línea

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Para el momento en que dí por finalizado mi día en la universidad, aún estaba evaluando si debía asistir a ese tour.

En realidad, me emocionaba la idea, pero el señor elegante estaba siendo un factor sorpresa en la ecuación y me da la impresión de que él quiere que yo asista.

Al continuar con mi camino hasta la parada de autobús repentinamente me siento observada.

Mi celular vibra y el nombre de Oliver aparece en la pantalla.

-Hola.

-Hey, que tal- saluda.

-Genial, ¿todo bien?

- ¿En dónde estás?

-Saliendo de la universidad, que...

-Estoy afuera.

- ¿Qué haces aquí?

-Sube al auto y te lo diré.

-Sabes que no me gustan las sorpresas, Oliver.

-Losé.

Y me cuelga.

La tensión va en aumento, pero aun así no logro captar algo fuera de lo común; alumnos, maestros, autos, bicicletas...

Logro ubicar el auto de Oliver, y, como no hacerlo si es un Ford Mustang 2015, tal vez es el más llamativo de todos los autos que pasan.

Me planto justo fuera de la puerta del copiloto, y al ver que no hago amago de entrar, baja la ventanilla.

- ¿Por qué no subes? - se inclina sobre el asiento para alcanzar a mirarme.

-Eres más listo, amigo. Sabes la respuesta- me cruzo de brazos.

Resopla y veo que intenta contener una sonrisa mientras desvía la vista por encima del volante.

-Está bien, tú ganas. Acompáñame a correr- sonríe.

- ¿Él lo sabe? – enarco una ceja.

-No tiene por qué enterarse...

- ¿Cómo exactamente va a suceder eso?

-Sube a el auto por favor, Arya.

Lanzo la mochila hacia los asientos traseros y subo al auto.

Pasan unos segundos en los que espero a que encienda el auto, pero no hace nada. Levanto la mirada y me encuentro con que me está mirando fijamente.

Levanto mis cejas en señal de interrogante.

- ¿Alguna vez te han dicho que eres una mujer un tanto difícil?

Su pregunta se instala en mi cerebro y sin pensar la respuesta sale de mi boca.

-Por supuesto que sí, mi amigo, y yo te diré exactamente lo mismo que he respondido. No es que yo sea difícil; lo que sucede es que estás acostumbrado a lo fácil.

Dejé que pensara lo que acababa de decir. Después de un rato encendió el auto haciendo rugir el poderoso motor y provocando que mi cuerpo reaccione en satisfacción.

-Y como siempre, tienes razón...

Pone el auto en marcha y nos unimos a el tráfico de la ciudad, mientras trato de ocultar mi sonrisa.

"Oh, claro que tengo razón"

Pero eso no se lo dije.

-Pareces una niña en un parque de diversiones.

-Lo sé y no es para menos.

Fuera del Mustang hay todo un espectáculo de autos, hombres, mujeres y un montón de adrenalina.

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