Capítulo 3: Imparcial

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-Estupendo trabajo, chica.

Tomo asiento en el sillón blanco de la sala VIP y Sebastián me tiende una lata de alguna bebida.

La destapo y doy un breve sorbo, dándome cuenta de que efectivamente es cerveza y hago una mueca.

-Dame eso- Yael me arrebata la cerveza y me entrega una de esas bebidas con alcohol.

-Le quitas la cerveza, para darle una bebida con mayor grado de alcohol...si, bueno, es comprensible- Oliver se sienta a mi lado, reposando su brazo sobre el respaldo del sofá cerca de mis hombros.

-No le gusta la cerveza- Yael se sienta en el otro sofá y bebe de la que era mi cerveza.

- ¿Enserio? - gira su cara en mi dirección, sintiendo su aliento más cerca de lo necesario.

-Espacio personal, Oliver- sonríe, pero no hace amago de querer separarse- Y respecto a tu pregunta; no, no me gusta la cerveza en sí. He probado medicinas más buenas que eso.

-Es una pena.

Su cercanía comenzaba a incomodarme, así que me alejé lo más que pude de él.

-Entonces, ¿cuánto tiempo hizo? - preguntó Alonso a Sebastián.

-El primero fue de 10. 88 y el segundo de 10.32.

-Nada mal para empezar, mejoraste tu tiempo. Deberías considerar ser piloto, Arya- dice Alonso.

-No estaría mal eeeh- bebo un poco de la botella que me dio Yael.

-Debes estar bromeando- dice Yael algo ofuscado.

-Tranquilo hermano, de todas formas, no pude vencer a el chico. Digamos que por ahora no es una opción.

Cambio de tema y el ambiente parece aflojarse en el cuarto después de un tiempo, así que me levanto del sillón y dándole un asentimiento a Yael, salgo a el exterior.

No es como que les importe mi ausencia en realidad, ya que están algo beodos los chicos.

Saco el celular del bolsillo trasero de mis jeans para ver qué pasa de la media noche y recuerdo que no les avisé a mis padres que estaba aquí. Supongo que Yael ya les informó o tal vez se olvidaron de mí. Por si las dudas les mando un mensaje y vuelvo a poner el celular en su lugar.

Doy un vistazo a mi alrededor y de nuevo tengo esa sensación de ser observada. Comienzo por caminar tratándome de alejar de todo el bullicio hacia una parte lejana y oscura de las gradas.

No hay nada sospechoso; sin embargo, mi inquietud no cesa. Un ligero chasquido suena por detrás de mí.

- ¿Te diviertes? - sigo caminando unos cuantos pasos, sabiendo que quien sea que me esté siguiendo quedó con la guardia baja.

Me giro para enfrentarme con el chico prepotente. No dice nada, solo me mira en un vaivén desde la cabeza hasta los pies. Su mirada es penetrante y arrasadora. Al igual que él, trato de evaluarlo, pero esto no se trata de un chico al que le gusta una chica; no, se trata de un chico que estaba buscando algo que yo tenía.

Mirándolo bien el chico era bastante agraciado. Por lo poco que podía ver, era moreno, alto de aproximadamente de 1.85 y su cuerpo denotaba que le gustaba ejercitarse.

-Arya, ¿verdad?

- ¿Quién eres tú?

Detestaba que estuviera un paso delante de mí, como si estuviera enterado de algo que yo no.

Baja la mirada al suelo y suelta una risa cruda.

-No puedo creer que estén haciendo esto.

- ¿Te importaría ser más específico?

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