Can you keep a secret?

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Hola!

Espero les guste lo que sigue, porque después de este capítulo, el siguiente forma parte de un experimento narrativo que espero les haga vibrar! Lemon y más lemon! ~

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Esa noche partimos rumbo a Shiganshina.

Habían pasado treinta y siete días desde que salimos de Stohess y yo había pasado cada uno de esos días prácticamente sin dormir.

Los niños son fascinantes.

Me impresiona su capacidad de crecimiento, cómo comen, cómo duermen, cómo toman tu mano con sus dedos pequeñitos, cómo se apegan al cuerpo de su madre para encontrar calidez y cómo reaccionan ante la voz de sus padres y reconocen su nombre al decírselos.

Por tal motivo, la conversación con Levi sobre todo el tiempo que no estuvo, se fue posponiendo poco a poco. El dolor estaba ahí, la rabia y el enojo continuaban carcomiéndome pero iba enterrándolos al paso de los días, pues con honestidad debo decir que los bebés me ocupaban tanto tiempo que me era imposible pensar en nada más.

Él a pesar de todo se despertaba cada noche y los ponía junto a mí para alimentarlos, observándome con detenimiento siempre, sin que un solo detalle de esos momentos escapara a su meticulosa mirada. Cuando la madrugada llegaba y yo permanecía leyendo mientras él dormitaba, a veces se despertaba por completo y en silencio iba a la cocina a preparar café y darme a mí un té. Yo casi no dormía y creo que él tampoco lo hacía, pensando en estar disponible si algo se ofrecía.

Levi apenas podía creer que, por simple y vil despecho, Erwin lo hubiese traicionado, pretendiendo quedarse con su mujer y sus hijos. En su rostro atormentado, algo, una señal insignificante quizá, pero que yo era capaz de percibir a fuerza de todos los años que fuimos compañeros de brigada, me decía que eso le consternaba.

Puedo decir sin temor a equivocarme que confiaba en Erwin más que nadie en el mundo, ese hombre era una especie de hermano mayor para él. Por eso es que no podía dormir. No se sentía seguro en un mundo donde no podía confiar en nadie, donde no había que cuidarse sólo de los titanes, sino también de los humanos que iban quedando. Erwin quería llevarse a los niños a un lugar seguro, lugar que ni Levi ni yo conoceríamos, lo que por supuesto no aceptamos. Erwin al final se quedó conforme con que los bebés permanecieran con Mikasa y se deshizo del juez, que, refunfuñando, se fue aliviado por no tener que enfrentarse a las habilidades de la chica que rudamente le escoltó hasta la salida. Para nadie era un secreto que la habilidad de Mikasa estaba casi al nivel de Levi y eso atormentaba a más de uno.

Alguna vez, en una de las tantas borracheras que pasamos juntos con la tropa, Mike bromeó a Levi, lo que le costó una de esas peleas de cantina donde pierde siempre el más torpe, que en ese momento fue precisamente Mike. Le dijo a Levi que si "de verdad era un facineroso encontrado y beneficiado por el comandante Erwin". No tengo que contar que perdió dos dientes por su atrevimiento, y no porque a Levi le avergonzara haber salido de la nada, pero no confiaba en ese entonces en Mike como para hablar alegremente de algo personal (no es que Levi sea precisamente alguien muy alegre). Luego de enviar a Mike lejos de la mesa, se sentó a mi lado, me sirvió otro tarro de cerveza murmurando: "Si quieres saber más sobre la historia de cómo Erwin me hizo capitán, termínate esa cerveza y vamos a mi habitación, iré adelantándome, Cuatro Ojos asquerosa".

¿Una invitación de Levi ebrio?

Sí. Y cuando salió de la cantina, esperé sólo diez minutos y salí también a solas.

Esa fue la primera noche en que estuve con él.

Me habló de lo mucho que admiraba a Erwin, de su temple, de su inmensa capacidad para inspirar confianza sin inspirar miedo, que eran cosas de las que él carecía según su percepción.

Entrega a Medianoche: A LeviHan FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora