Juntos contra el mundo

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No me sentí capaz de dormir en la cueva con Levi, aunque lo cierto es que me había acostumbrado ya al ritmo de desvelo que supone el ser investigadora y madre primeriza, por lo que en el momento no me hicieron falta las horas de sueño, aunque sí bostezaba constantemente.

Me quedé analizando la formación con Armin en su tienda de campaña y cuando el día comenzaba a clarear, salí de ella ante la mirada fija e inexpresiva de Levi que parecía querer comerme con los ojos.

- Hanji – dijo con profunda voz – ven a mi tienda ahora mismo, tengo que hablarte.

Sólo asentí y me dirigí de inmediato a su tienda. Al entrar, Levi de inmediato salió, dio órdenes a todos de dirigirse a realizar la formación a campo abierto que estaba planeada, a 300 metros de donde nosotros estábamos y luego de eso, entró.

- ¿Acordaron tú y Arlet los detalles de la formación que solicité?

- Sí. Aquí está el informe - y le tendí una serie de apuntes, sin embargo, lo noté desconcentrado. Daba vueltas en la tienda, aparentando buscar algo que no encontró y después de unos minutos, en que no se escuchaba ni siquiera al viento sollozar entre los árboles, se inclinó hacia mí quitándome los papeles, que echó a un lado con desinterés y me besó tumbándome con violencia sobre su bolsa de dormir.

- ¡Levi,ya basta! Nos esperan en la formación y...

- ¡Cállate! – y me dio una bofetada tal que me aturdió por completo. Levi era ecuánime, daba órdenes con rudeza pero jamás perdía los estribos y tal acto me confundió al grado de que completamente sin voluntad, dejé de resistirme a su contacto, pero era evidente que tampoco lo estaba disfrutando como él esperaba y se quedó quieto sobre mí, mirándome fríamente - ¿Qué demonios te pasa? ¿No lo hago mejor que el maricón de Arlet o simplemente no me echaste de menos?

Tal recriminación me pareció el colmo del absurdo. ¡Él fue quien se largó! ¡Él fue quien me abandonó, embarazada y enferma y ahora venía con sandeces sobre acostarme con un mocoso!

- ¿Dices, Sargento, que me involucré con un subordinado? ¿Tienes pruebas de eso? – Le espeté con voz grave y lo miré con furia - ¡¿Vas a reclamarme por tu capacidad para ser hombre únicamente en batalla?!

Y me miró. Neutral. Confuso. De pronto pareció transformarse en un niño desvalido y por un segundo, su rostro se nubló con un dejo de tristeza que ni el mismo pareció comprender.

- Te dije que no podía volver, necesitabas tus malditas pruebas y las traje...

- ¡Y además ahora eres una hermana de la caridad trayendo mis pruebas..! Te dije que estaba embarazada. No era cualquier persona. Eran tus hijos. ¡Los hijos del soldado más fuerte de la humanidad! ¡De la persona que podía sacarnos a todos de este atolladero! ¡Tus malditos hijos por los que no hiciste ni puta cosa!

Me miró de nuevo.

- Hice, Hanji Zoë, lo que tú no pudiste y querías: ¡Descubrí cómo asesinar a esas cosas! En cambio tú... - y de pronto se quedó mudo unos momentos de tensión en que desde arriba me miró; se incorporó del suelo y me tendió la mano para que me levantara. Su rostro denotaba una vergüenza profunda, pues sabía cuánto me afectaba no haber sido yo la que descubriese algo tan importante.

- Tienes razón. No tenías elección. Pero debes entender que yo tampoco – y se acercó a mí tomándome por los hombros – Cuatro Ojos, si no hubiera ido,esa pesadilla se habría extendido para nuestros hijos, para ti... - me acarició la mejilla – Tú no lo ves, pero esto fue sólo para ti y para ellos... - y su rostro se pegó por la frente con el mío, mientras atraía mi cabeza por la coleta de mi cabello sosteniéndola con su mano – Tonta... Estaba... Ansiando volver a ti – y sin más palabras (para ser Levi ya había hablado demasiado) me besó de lleno en los labios apretándome contra su cuerpo.

Entrega a Medianoche: A LeviHan FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora