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Capítulo 11: parte 2.

(Para una experiencia mágica, escuchad It´s Time de Imagine Dragons cuando en el capítulo se indique. Mantenga los ojos unidos a la cabeza en todo momento, y controle sus Haria feelings para una lectura libre de peligros)

Aria hizo una mueca con el primer lengüetazo que recibió en su mejilla. La mueca se acentuó con el segundo lengüetazo.

–     Quileute, quítate –gruñó. Yo solté una pequeña risa, y di otro lengüetazo– Quileeeeeute –se quejó, dándose la vuelta. Aguante la risa, me acerqué hasta donde se había movido, y mordí su brazo.

Suspiró/gruñó, y por fin abrió sus ojos. Se dio la vuelta con el ceño fruncido, y cuando se dio cuenta que era yo y no Quileute, no pude aguantar más la risa. Exploté en carcajadas.

–     ¡Ewgh! Ahora tengo tu ADN impregnado en mi mejilla.

Eché mi cabeza para atrás y comencé a carcajear más aun mientras que Aria restregaba la mejilla en mi camisa.

–     ¿Y por qué de mi camisa? –le pregunté entre risas.

–     ¡Porque es tú ADN! –me golpeó– ¿Qué haces en mi cama, de todas formas?

–     Es la cama de Gemma.

–     Limítate a responder.

–     Mi madre dijo que revisara si estabas dormida o despierta. Y como ya son las diez, te desperté de igual manera. ¿Qué quieres desayunar? –me acomodé en la cama, apoyando mi codo en el colchón y recostando mi cabeza en mi mano.

–     Mhm…

–     Lástima, mi madre ya hizo el desayuno. –me reí– Fue gracioso, ¿a que sí? Te pregunté qué querías comer y luego…

–     Lo noté, Harry –Aria rodó los ojos– Eres taaan… –se calló, abriendo los ojos de golpe.

–     ¿Qué?... Oh, ibas a comentar algo sarcástico, ¿no?

–     Quizá, pero no lo hice –me apuntó con el dedo índice y se levantó de la cama.

–     Ayer dijiste algo sarcástico, eh. –le recordé–Te lo dejé pasar porque parecías más dormida que despierta.

–     No sé de qué estás hablando –Aria se encogió de hombros y salió de la habitación.

Me reí de nuevo y me estiré sin ganas de levantarme. El plan era despertar a Aria y bajar de nuevo… pero la cama de Gemma era tan cómoda…

–     ¡VEN A DESAYUNAR REY DE LA VAGANCIA, ABORTO DE MARMOTA! –gritó Gemma desde la cocina.

Gruñí y me levanté de la cama.

El desayuno había sido medio divertido. Gemma y Aria hablaron de las locuras e incoherencias que habían estado discutiendo la noche anterior, como esa cosa de problemas familiares en el que la tía de la bisabuela terminaba siendo la madre de la hijastra del tátara hermano. Aunque la situación se puso un poco incómoda cuando Gemma concluyó en que habíamos cometido tátara tátara incesto porque éramos tíos abuelos hijastros del primo segundo. O sea que éramos familiares cercanos-lejanos.

No sabría  describir con exactitud cómo es la relación que Aria y yo llevábamos ahora, quizá estemos cerca de ser algún tipo de amigos. El punto es que definitivamente no estábamos en la onda de bromear con lo que fuimos antes. Eso era un tema tabú. Sería como hablar de sexo con tus abuelos. Simplemente NO.

Y Gemma parecía no entender mis miradas, o los codazos que Aria “disimuladamente” le daba.

–     ¡Ah! Y cuando en tu fiesta de cumpleaños dijiste enfrente de todo el mundo que la amabas –Gemma suspiró románticamente– ¡Mamá lo grabó todo! Dijiste algo como “te eso, cielo” y yo estaba como LKJHGFD, y Aria como…