Narrador omnisciente:
Al otro lado de la puerta, los cuatros se quedaron estáticos, asimilando la escena que tomaba lugar en la pequeña sala con paredes de yeso amarillento, iluminada, como no, con antorchas mágicas que titilaban entre la oscuridad de un ser invisible. Harry Potter, yacía tendido en el suelo, agarrando firmemente con su mano izquierda una pequeña piedra de color carmesí, que brillaba tenuemente, irradiando vida a quien se acercara. En cuanto al otro personaje que se encontraba en la habitación, caía frente a sus ojos, rendido al suelo. Quirrell, con su turbante morado desenrollado en el suelo, y su túnica mugrienta con varias quemaduras que aún humeaban, se desintegró apenas rozó el frío piso de mármol .
Y en medio de la habitación, a la derecha del pequeño cerro de polvo que evidenciaba la presencia del profesor de DCAO, podían ver el espejo de Oesed, en el cual podían ver su propio reflejo. Exhaustos, cubiertos de hollín y con varios rasguños causados por el lazo del diablo, tenían un aspecto lamentable.
Corrieron hacia Harry, para asegurarse de que se encontraba bien. O vivo, pensaron con un escalofrío.
Al acercarse a él, notaron por el subir y bajar de su pecho, que aún respiraba, mas no tuvieron tiempo para dar un respiro de alivio, ya que un súbito murmullo a sus espaldas hizo que se voltearan, alerta. Frente a ellos se hallaba lo que minutos antes habría sido lo que poseía al cuerpo de Quirrell. Estaban frente a frente con el innombrable, el mismísimo Lord Voldemort. Y ellos eran sólo cuatro niños de primer año.
Esta vez estaban más preparados y con las varitas en alto pensaron en lo que debían hacer a continuación, ¿Huir con Harry? ¿Luchar? ¿Acaso habría alguna manera de derrotar al mayor mago oscuro de su época?
De pronto un fugaz pensamiento apareció en la mente de Antony. Se cuestionó si era una buena idea, creía que era inútil, pero decidió realizarla ya que el que nada arriesga nada gana.
Con la imagen del bosque prohibido en su mente, y el pobre Harry, tendido en el suelo, indefenso, acechados por una sombra malvada, levantó su varita y gritó, antes de pensarlo dos veces
- ¡Lumos!
El hechizo empezó a cobrar cada vez más vida. La luz inundó poco a poco cada esquina de la sala, mientras él intentaba influir con cada pedazo de magia en su interior el encantamiento. Sus amigos se dieron cuenta de lo que intentaba hacer Tony, por lo que no tardaron en levantar a su vez sus varitas y realizar el hechizo.
Por más que Voldemort no tuviera sangre de unicornio a la mano, se había fortalecido desde la última vez que Julie le había lanzado un Lumos Máxima en el bosque. Hicieron falta toda la energía y fuerza de los dos magos y brujas para lograr espantar al innombrable, sin antes caer desmayados al lado de Harry por la concentración requerida.
Dumbledore llegó momentos después. con paso rápido y seguro. Le había llegado la lechuza de Hermione y Ron y se había apresurado en volver al castillo donde lo necesitaban más que en el ministerio mágico. Con ayuda de los profesores transportaron a los cinco chicos hasta la enfermería de Madam Pomfrey, quien se quejaba de que habían decidido justo lastimarse la última semana de clases.
Despertaron horas más tarde, justo después de que Ron y Hermione salieran de una visita a Harry, quien ya estaba consiente. Salieron en silencio, luego de un chequeo rápido por parte de Madame Pomfrey. Dumbledore entró cuando abandonaron la solitaria enfermería, seguramente para hablar con Harry.
Una vez dentro de la confortable sala común, cayeron sobre los sillones, agotados por los sucesos de la noche anterior. No tuvieron mucho tiempo para hablar, ya que se asearon rápidamente antes del banquete, donde se sorprendieron al saber que Dumbledore les había otorgado puntos a sus casas por la valentía que tuvieron, aunque de cualquier manera Gryffindor ganó la copa. Tony y Harry celebraron juntos el triunfo, el primero nunca olvidaría refregárselo a su amigo Slytherin en la cara, recibiendo sólo gruñidos y palabras incoherentes de su parte. Todo pasó muy rápido. A la mañana siguiente, luego de recojer sus cosas apresuradamente, viajaron en el tren escarlata hasta Kings Cross, lugar donde su aventura había comenzado. Junto a palabras de despedida, promesas de verse y a cartas que escribirían cada uno se fue por su lado. Emma y Draco volvieron con sus padres a la mansión Malfoy, Antony y Cedric se dirigieron a la estación del metro muggle y Valentine acompañaba a Julie hasta el orfanato (donde su hermano la esperaba), quejándose de lo incómodo que era el transporte muggle. Todos anhelaban las vacaciones y el descanso, pero ninguno había olvidado lo ocurrido el primer año.
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Último capítulo del primer año de nuestros personajes
~Las Locaas
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El Heredero de Hogwarts
FanfictionHogwarts abre sus puertas otro año para recibir a la nueva generación que es bienvenida al mundo mágico. Todo el colegio espera un año normal dentro de lo que un castillo lleno de magos adolescentes puede ofrecer. Pero el sombrero seleccionador ti...