Capítulo 4; La Selección (Parte dos)

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Narrador Omnisciente

La profesora McGonagall revisó su lista y llamó al siguiente en ser seleccionado.

-Eagelwhite, Julie

La chica se colocó un mechón rebelde de su largo cabello negro detrás de su oreja, como hacía siempre que estaba nerviosa. Se sentó y esperó a que McGonagall le colocara el sombrero sobre la cabeza. Julie era nueva en todo esto de la magia y por eso se sorprendió cuando lo oyó hablar dentro de su mente. No se sobresaltó como alguno de los otros estudiantes, era buena disimulando. Pero la verdad es que los acontecimientos de las últimas semanas la estaban sobrepasando.

- Julie Eaglewhite, la primera muggle de la noche. No te gastes en intentar saber como se todo sobre tí, simplemente lo sé.

- ¿Lo sabe... todo?

El sombrero pareció emitir un ruido parecido a un suspiro.

-Si querida, todo.- rió - Pero no siempre es bueno dar a conocer estas cosas, no sería divertido si no. El futuro no es algo con lo que se puede jugar de todas formas. El destino es algo que no existe, pero que está presente a la vez.

Es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pinchó...

- Renunciar a todos tus sueños solo porque uno de ellos no se cumplió. ¿Te lo leíste?

-En ese tiempo odié a Rowena por eso, pero la verdad es que hoy en día se lo agradezco. Es un libro que todos deberían leer.

Un gusto hablar contigo Julie, y recuerda el sentido de esa frase, porque te va a ayudar en el futuro. Ten la mente abierta, como cualquier ¡RAVENCLAW!

Rió ligeramente mientras una horda de azul y bronce la recibía con los brazos abiertos. Valentine asintió la cabeza con un poco de orgullo a lo lejos, aunque él jamás lo admitiría, como hermano mayor que era. Y por un momento, Julie se olvidó de todas sus preocupaciones en el mundo mortal, deseándole sin embargo suerte a su verdadero hermano, mientras que sin que ella lo supiera, este hacía lo mismo.





McGonagall posó sus ojos en la lista y mientras sus labios leían el siguiente nombre, frunció el ceño buscando a quién pertenecía ese apellido. Valentine le devolvió la mirada suplicante. La profesora se mostró comprensiva y lo llamó.

-Lestrade, Valentine

El nombrado suspiro agradecido mientras intentaba ignorar todas las miradas que se posaban en él. Ya sabía cuál sería su casa, no entendía porque los profesores lo hacían pasar por aquella tortura. No es que no le gustara la idea de quedar con las serpientes, pero Slytherin siempre sería un recordatorio de sus ascendientes.

-Ya que - pensó resignado, a la vez que el sombrero interrumpió sus pensamientos.

-Un claro Slytherin, debo decir. Pero no por lo que tu crees. La ambición puede ser vista de varios ángulos. Una vez escuché a un chico decir que la ambición no es necesariamente mala, y no puedo estar más de acuerdo.

Nunca escojo las casas por las familias, puedes tenerlo por sentado. Tu ambición es especial niño.

- No tengo ninguna ambición

- Eso es lo que piensan todos. Pero la verdad es que todos tenemos alguna ambición. Créeme que yo admiro la tuya. No la conoces aún, lo sé, pero el tiempo no tardará en enseñártela.

El Heredero de HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora