Capítulo 3; Sorpresas en la Selección

72 4 0
                                    

Pov Anthony

Nos bajamos del tren escarlata y caminamos por la estación. Estaba muy entusiasmado de estar aquí, no veía la hora de sentarme bajo el sombrero seleccionador y tomar mi puesto en la grandiosa casa Gryffindor.

Emma me seguía de cerca, había tantos alumnos que mi pequeña amiga se podría perder. Caminábamos sin rumbo entre los estudiantes cuando una atronadora voz rugió- ¡Los de primer año, acérquense los de primero!

Emma y yo nos acercamos a la voz, provenía de un gigantesco hombre con una barba y una melena despeinada color negra. Sonreía amablemente aunque asustara a mis compañeros. Quizá no notaba lo intimidante que podía ser con su porte, su abrigo de pieles toscamente entre cocidas o sus facciones bruscas.

Lo salude con la mano desde acá abajo.

Nos señalo unos botes a la orilla del lago y nos pidió que lo siguiéramos.

-Rubeus Hagrid. Así me llamo.-se presentó él con su vozarrón.- No se alejen o se perderán, Hogwarts es bastante grande. Lo descubrirán por ustedes mismos con el tiempo. ¡Harry, hola! - se interrumpió cuando vio al azabache de ojos verdes junto con Ron y Hermione.

Al mencionar eso de perderse me acordé de que ni Julie ni Valentine venían con nosotros, me giré pero los vi acercándose junto al resto del grupo de primero.

En la orilla del lago Hagrid nos pidió que nos subieramos a los barcos en grupos de a cuatro. Con Valentine nos adelantamos a nuestras amigas y las ayudamos a subir. Ayuda que aceptaron por cortesía, porque no la necesitaban. Hagrid surcaba las negras aguas frente al grupo, nosotros y tan solo unas dos barcas más íbamos detrás. No se que haría Hogwarts con mi generación, éramos a apenas doce chicos. Tuve que agarrar a Emma de la capa, porque se estaba acercando demasiado a las aguas del lago. Puede que mi mente me haya jugado una mala pasada, pero la oí murmurar algo similar a: Un calamar gigante...¿Bailando tap?-

Cuando llegamos a la orilla, Valentine se bajó de un salto del bote, como si detestara cada segundo que pasara en el. Ayudo caballerosamente a bajar a Emma, mientras Julie aún analizaba todo a su alrededor, impresionada por el espléndido lugar. Subimos una escalinata de mármol, donde dos grandes puertas de manera se abrieron como por arte de magia. Borren el "cómo". Una mujer mayor, alta con ojos ávidos y el pelo atado en un rodete apretado nos dió la bienvenida con un mirada severa pero amable. Llevaba una túnica verde pálido, y tenía un pergamino enrollado en las manos.

-Bienvenidos a Hogwarts -habló-. Mi nombre es Minerva McGonagall, y soy vicerrectora del Colegio de Hogwarts de Magia y Hechicería. Les espera un año duro, lleno de desafíos. Este año, debido a la poca cantidad de magos y brujas de su edad, hemos decidido subirlos una generación, por lo que cursarán con los de segundo año. Se esperará lo mejor de ustedes, así es que esfuércense al máximo, no nos decepcionen. Ahora procederemos a la selección de las casas, llevada a cabo en el Gran Comedor. Hay cuatro casas, Hufflepuff, Slytherin, Gryffindor y Ravenclaw. - empezó a caminar hacia adentro, internándose e los pasillos adornados con cuadros y tapices. Estaba alumbrado con antorchas antiguas, encendidas mágicamente para que el fuego no se apague a menos que así lo deseara la profesora. Nosotros la seguimos ligeramente asustados. - Serán sorteados en sus casas según sus cualidades, así es que no esperen poder cambiar el resultado así como así. En fin, eso es todo por ahora. El resto se les dirá en el banquete de bienvenida.

A lo lejos se escucharon unos aplausos, que traspasaron las paredes como fantasmas.

-Bien esa es su señal, vamos, limítese a no tropezar.

Valentine miró a Julie de forma provocadora, y yo no pude evitar pensar en Ron.

Claramente alguien se tropezó, enredándose con su larga túnica. Era un chico rubio de mejillas sonrojadas. Se levantó avergonzado y siguió caminando. Una gran multitud nos recibió en el gran comedor. Habían cuatro mesas largas, llenas a rebosar de niños con túnicas verdes, rojas, amarillas y azules. Velas flotaban mágicamente sobre nuestras cabezas , donde un techo transparente mostraba una noche estrellada, con alguna que otra nube brillando por la luz de la luna. Nos subimos a una tarima, donde la profesora McGonagall ya nos esperaba con el papiro desenrollado. Los doce nos colocamos uno al lado del otro, nerviosos. Todas las miradas estaban concentradas hacia nosotros, hasta que la desviaron a un curioso objeto colocado sobre un taburete. Era un viejo sombrero de mago, que parecía a conjunto con la ropa de Hagrid: vieja, remendada y gastada. Tenía un rasgadura a forma de boca en la parte posterior. Me fijé en las caras de las personas, que miraban expectantes al sombrero, como si esperaban que hiciera algo. Yo bien sabía que el siguiente paso de este era hablar, dando el discurso de bienvenida a los alumnos, Cedric me lo había contado todo. Saberlo me dio un pequeño toque de confianza, lo cual hizo que volviera a mi actitud de siempre. Como yo ya esperaba el sombrero se movio sobre el banquillo y con leves movimientos tomó vida entonando el discurso que estábamos esperando:

El Heredero de HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora