capítulo 2.

1.6K 220 25
                                    


Narrador Omnisciente.

Izuku y Denki caminaron en dirección en donde se encontraba la madre de Izuku, era normal suponerse que estaría encargando de las pinturas junto a las demás madres Omegas, era muy predecible.-

-¡Izuku! Cariño, ven a que decore tu tierno rostro- Decía emocionada una mujer un poco regordeta y con una sonrisa cálida.-

-¡Voy mamá!- Izuku sonrió a verla, amaba a su madre como a nadie, con ella solo era un cachorro mimado, cuando llegó al lado de su madre ella acarició su mejilla con dulzura.-

-¿Como te fue en el lago, cariño?-

-No hice demasiado, solo estuve hablando con Kaminari-Kun, ¡Seguro todo irá bien!- Decía mientras se arrodillada frente a su madre, Denki se acostó a su lado mientras veía que hacía la Omega-

-Señora Midoriya, ¿Qué pintara en Izuku?-

-Ujum, unas hermosas y delicadas flores, van a recorrer su cintura como un manto y en su rostro como es tradición, pondré el signo Omega (Ω)-

-¡Adorable!¿No fue muy difícil encontrar con que hacer la pintura? Este año son bastantes-

-Tenia bastante desde la última vez que se visitó el gran árbol, nos facilitó mezclar más pintura por suerte- Respondió mientras tomaba un pequeño pincel improvisado, se acercó a Izuku y comenzó a pintar su piel, comenzando con sus mejillas; no tardo mucho en acabar con su rostro, al final era muy poco-

-¡Esta noche podré ver a más manadas! Es una pena saber que no podré hablar con ellos, por otro lado me conformo con verlos-

-Izuku, algunas manadas son algo, uhm. ¿Especiales? Son, bastante imponentes, intimidan mucho cariño, es mejor tener algo de distancia.- Dice la madre de Izuku mientras pinta su cintura a unos trazos de acabar.-

-Señora Midoriya, ¿No cree usted que eso lo hace excitante? El olor de Alfa estará por los aires y podremos darnos gusto con sus exquisitas escencias-

-O-oh, ¡Denki! No lo escuches mamá, creo que su flor de juventud está bastante sacudida-

-Ju, ju, ju, Izuku, estoy en acierto con Denki, no me atrevería a estar cerca de ellos, pero la situación es generosa con los Omegas, la mezcla de diferentes olores que no son de la manada simplemente es una delicia- El rostro de Inko se sonrojo al recordar lo emocionante que es aquella reunión, sacudió la cabeza para concentrarse en lo que hacía, ya con algunos movimientos pudo decir, éxito.

-N-no tenía idea de que fuera "placentero" para nuestras narices- Izuku hablaba mientras miraba el tierno trabajo de su madre en su cuerpo, era genial pensar que superó el día y en algunos minutos comenzaría todo-

-Sera un deleite-


- "Oh Dioses, Oh Dioses".

Izuku estaba pasando por un momento de crisis, este lo podía soportar, pero le causaba ansiedad. Ya estaba con los demás lobos que iban a tener su avivar, todos juntos y ordenados en algunas filas, los Omegas Sabios delante de todos, ellos son quienes guían a su manada y los presentan ante el Gran Árbol.

-Eh, ¡Tú! Greñas verdes, ¿Podrías intentar dejar de murmurar? Nos pones nerviosos- Un Beta exclamó, desde que comenzaron a caminar le angustiaba escuchar los murmullos del Omega.

-O-oh, ¡P-Porsupuesto! ¡Lo siento!- "Hoy dejas de ser un infante Izuku, ¡Controlate!" Dice como reprimenda para si mismo, e intenta evitar tener pensamientos sobre el tema, su ansiedad sigue aumentando y el no soltar aunque sea un grito se vuelve sofocante- U-uh-

Caminaron por media hora sin parar hasta que los sabios Omegas hablaron-

-Alfa, ya es la hora.- Toshinori los observó y asintió con su cabeza, y con una voz firme le hablo a su manada, dando la orden para que sus lobos se muestren, todos excepto los Omegas sabios, hasta cierto momento. Izuku, quien pocas veces a visto como cambian los licántropo, estaba atónito. Su lobo entró en pánico, daba golpes insistentes, era como ahogarse, Izuku se sostenía su pecho con desespero, no deseaba interrumpir. -"Esto es agobiante"

-¡Han finalizado! Las demás manadas están a nuestra espera- Dice una sabia Omega, Izuku sintió un escalofrío de alivio.

-Ustedes, los jóvenes, vengan aquí adelante con nosotros- Los licántropos menores se acercaron a los Omegas, algunos parecían temblar, otros se veían estableces. Izuku, no solo parecía que iba a vomitar, lo iba hacer si algo más lo hacía sentiste nervioso.

Cruzaron através de unos cuantos arbustos hasta llegar al gran árbol, donde unas grandes manadas con lobos de geniales tamaños, o algunos no muy geniales estaban rodeando a al gran árbol, y con ello a los Omegas de sus manadas y a los licántropos jóvenes; Izuku observo algo cansando miro alrededor y vio que las miradas ajenas veían a su manda con desaprobación, habían sido impuntuales.

-Ahora que la manda del Norte se encuentra aquí, Omegas, comiencen a dar su respeto hacia al árbol, al terminar, presenten a su lobo para que estos retoños den a salir a su lado más Primitivo. -Dijo el líder de la manda del este, tenía el cabello negro y sus ojos se veían secos, cuando terminó de hablar un lobo delgado, grande y melenudo se dejó ver.

-¡Grandes Omegas! Agrademos al Árbol para que bendiga a esta nueva generación- Todos los Omegas respondieron con un sí y sentaron a los jóvenes en cualquier lugar al azar, es necesario que sientan la presencia de otras manadas para diferenciarlas.

Izuku vio como iban a su deber los Omegas mientras era guiado con un grupo ajeno a un extremo retirado de su manada, sintió aromas nuevos y frescos de golpe.

Los olores inevitablemente lo excitaban como Denki y su madre le habían mencionado, entre tantos uno en particular parecía recorrer su espalda, boca y piernas; deseaba oler más, ignorando la sagrada reunión se dejo llevar por el olor más fuerte y ardiente que atacaba a su lobo y su mente "racional" ese olor algo dulce y picante con una canela muy fuerte no dejaba de acariciar con rudeza y cariño su cuerpo.

Pero así como se habían desvanecido los nervios de repente regresaron al ver a un lobo de casi dos metros, con unos penetrantes ojos escarlatas que lo hicieron estremecer, Izuku no pudo evitar sentirse avergonzado, y sobre todo nervioso, demasiado para lo que podría soportar.

Así que sin más, solo pudo vomitar.

¡Mi Alfa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora