Capítulo VI: Oscuros.

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'La gente dice que los amigos no se destruyen entre sí. ¿Qué sabe la gente de los amigos?'.

Dormí bien, durante toda la noche, a veces me molestaban las patadas de Deivd, el día de ayer había sido agotador, hace frío, no siento el resto de mi cuerpo y ninguna parte responde, caigo... Estoy es una especie de sueño realidad, las sirenas avisan del ataque nazi, ¿las 4 am? Veo a gente correr, más gente, algunos caen desplomados al suelo, otros siguen corriendo al horizonte que se abre paso, Deivd grita, dice que allí hay un hueco, cae una bomba justo a nuestro lado, donde veo a una niña pequeña entre escombros y su muñeca, quería cogerla y que se resguardara con nosotros, pero Deivd no paraba de gritar: 'Vamos Lizzy, más rápido, más rápido' y ahí fue cuando la oí, la voz de una mujer, diciendo: 'Hazle caso Lizzy, sálvate, no hagas como yo, sé egoísta' ¿yo egoísta? Desperté, entre sudores fríos, aturdimiento, nerviosismo y dolor, ¿quién era la mujer? 3:30 am. La sirenas empezaron a sonar, mierda, pensé, no ha sido solo un sueño, desperté a Deivd y salimos del foso, cayeron una, dos, tres bombas sucesivamente, la gente lloraba, corría, vi a la niña del sueño, Deivd gritaba, desgarraba su voz para ponerme a salvo: 'Vamos Lizzy, más rápido, más rápido' ella me avisó, me avisó de esto, caímos desplomados.

Eran las navidades de 1942, la mañana aturdida después del ataque nazi, muchos escombros se abrían paso entre nosotros, pero nosotros no estamos allí, no físicamente, estábamos en un cuarto pequeño, incoloro, de pocos muebles y de un familiar olor, Deivd se encontraba a mi lado, su mano sujetaba la mía fuertemente, me percaté de que estaba todo limpio, al igual que yo, ¿dónde estábamos? De repente alguien comenzó a hablar

- Esa niña se escapó de aquí, pero ese niño nunca lo había visto, ¿familiar Miss Yeinx?

(Otra vez aquí, oh no)

- No señorita Ring, alguna especie de amigo que se habrá encontrado, seguramente otro huérfano de guerra.

(Él no es huérfano, tiene madre, tiene madre, quería gritar, pero no podía, mi garganta estaba seca)

- ¿Qué va a hacer con ellos? ¿preparo habitación?

(No prepares nada, nos vamos, con madre Cloré)

- Prepare una habitación, camas individuales, tarde o temprano despertarán.

(Y ya no estaremos aquí)

- Sí, como usted diga Miss Yeinx

Oí los pasos de la señorita Ring al marcharse y otros acercándose, era Miss Yeinx

- Oh querida, ¿por qué te marchaste así? ¿quién es tu amigo?

( no le importa ni a usted, ni a nadie, quería responder con todas mis fuerzas, pero no salía ningún hilo de voz)

- Con lo bien que te hemos tratado aquí, y te marchas, sin dejar nota, sin decir nada, esperaba más de ti Lizzy

+ Yo también esperaba algo más de mí (en un susurro casi mudo)

- Despertaste querida, menos mal, pensaba que ya tenía que echarte un vaso de agua encima, o hacer algo

+ No, no hace falta (incorporándome)

- Oh no, tú y tu amigo tenéis que pasar varios días aquí, hasta que se calme la situación y podáis estar con el resto

+ Él no es huérfano y su madre me quiere

- Calma Lizzy, ya sabremos si es huérfano o no, demasiadas mentiras has dicho y los hechos son aún más graves

Dio media vuelta y se marchó, quería despertar a Deivd, decirle que aquí no estaríamos a salvo, que Cloré nos andaría buscando, quería darle un beso, agradecerle todo lo que hace por mí, esa valentía de un chico así, correr y resguardarme de ese modo, parando parte de escombros con su espalda para que no cayesen encima mía, ser de ese modo conmigo, pero lo veía tumbado ahí, tan alejado del mundo, tan suyo, tan mío, aunque no lo fuese, tenía la esperanza de que algún día se diese cuenta de que me gusta, de que sin él no estaría aquí, tal vez fuera una de esas personas sin hogar, como las que veo cada día, sin un calor humano, sin cariño, ahí estaba él, con su calor que transpasaba y llegaba a mis sonrojadas mejillas, le solté la mano, me incorporé para abrir la ventana y entró el aire.

Fuera estaba un día gélido, estaba nevando, el fin del año se acercaba, ¿cuánto más duraría esta guerra? ¿no se habrían cansado ya de tanto daño? Creo que cuanto más dañaban a Inglaterra, más bonita y fuerte se hacía esta, no importan los escombros, ni los edificios medio destruidos, no importan las vidas quitadas, ni los niños huérfanos, lo que verdaderamente importaba era lo que aún quedaba, la gente y su esperanza, sin ella no estaríamos aquí, el futuro de nuestro futuro tendría un buen por venir, una verdadera vida con la que seguir, luchar y levantarse, donde no hubiera temor en contar la verdad, tu verdad, mi verdad, nuestra verdad, donde expresarse libremente sin ningún miedo, y ahí estaba yo, de pie, junto a la ventana imaginando otra vida, pensando cual sería el sueño de muchos como yo, niños niñas huérfanos o simplemente separados de sus padres, yo ligeramente me acordaba de los míos, tenía fotos de ellos, pero como serían, tan valientes como Deivd, o luchadores como yo, tan amables como Cloré o impertinentes como Miss Yeinx, fuesen como fuesen seguro que serían increíbles...

- ¿Lizzy? ¿Lizzy? (Asustado)

+ Deivd estoy aquí (yendo hacía él)

- ¿Dónde estamos? Huelo a jabón, ¿me has duchado?

+ Estamos en mi antigua casa, el orfanato, no, no te he duchado yo (sonrojada)

- ¿Orfanato? (Incorporándose y volviendo a acostarse) noto como te sonrojas, no lo hagas, aunque sí, me gusta

+ Sí, eso mismo, mejor estate tumbado, has parado escombros por mí (¿por qué le gusta cuando me sonrojo?)

- No solo por ti, también por mí, también he salvado a la niña, la dejé con una señora, sería su madre seguramente

+ Que valiente eres, de verdad (cogiéndole la mano)

- Hago lo que debo Lizzy, protegerte y protegerme (me coloca un mechón detrás de la oreja, como me gusta que haga eso)

¿Cuándo me cansaría de mirarle? ¿cuándo me saldrían palabras bonitas para agradecerle todo? Oh Deivd, si supieras...

Justo cuando quería decirle todo, entró alguien, un hombre de buen vestir, con aspecto de tener dinero, alto, formal, ojos claros, un verde fuego de mirada intensa, cabello castaño, corto medio regular, unas pequeñas gafas de leer, por un momento me parecía familiar, unos rasgos así no los tiene cualquiera, mire a Deivd, este estaba rígido, pálido y con aspecto de desmayo, ¿familiar?

Deivd, yo... comenzó a decir el hombre...

No sé, ahora... PiénsaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora