Sentí mi cuerpo descansar en una cama nada cómoda pero me sentía tan cansada que no era capaz de abrir mis ojos. Era consciente de que ya había dormido pero el cansancio me ganaba.
—Entonces, ¿Cómo es que pudo correr? Estuvo ocho meses sin ni siquiera abrir los ojos. —Escuché una voz conocida, pero no recordaba bien de quién era esa voz.
—Es algo normal cuando creemos que estamos en peligro, nuestras defensas se vuelven altas aunque estemos mal físicamente, además por lo que me contaste, ella te golpeó en una parte débil, aunque no te golpeó fuerte se siente dolor, y tampoco ha corrido demasiado. Cuando las personas estamos en peligro nos olvidamos de nuestro dolor físico, simplemente actuamos de una manera sin medir el acto de ella, sin preocuparnos de como estamos. —Era una voz femenina pero se le escuchaba intimidante, con suficiencia.
No me sentía cómoda con aquella presencia, me sentía presionada sin saber el por qué.
Abrí mis ojos y percibí la luz dejándome ciega por unos segundos. Parpadeé y miré a mi alrededor encontrando al chico que vi anteriormente y a una mujer.
Intenté levantarme pero sentí un mareo que me hizo entrecerrar y gemir por el pequeño y repentino dolor de cabeza. Aquellas personas al escucharme giraron a verme y enseguida aquella mujer le dijo al chico que llamase a un médico para checarme mientras seguidamente ella se acercaba.
—¿Cómo te encuentras, Alexa? ¿Sientes algún síntoma diferente?—Me preguntó esperando mi respuesta pero antes de que yo pudiera hablar, entraron dos personas que no vi nunca junto con el chico de antes.
Uno de aquellas dos personas desconocidas se acercó a la máquina que estaba conectada a mí y empezó a checarlo, mientras que la otra persona se acercó a mí y empezó a revisarme.
Minutos más tardes, después de ser revisada y darme una series de ejercicios que debía hacer durante un tiempo, me quedé sola junto con la mujer de hace rato.
Se quedó mirándome como si me examinara mentalmente, me intimidaba su mirada, en general me incomodan todas las miradas.
La mujer segundos después suspiró y abrió la boca pero enseguida lo cerró como si quisiera decirme algo pero no sabía como.
—Quizás quieras saber quién soy y qué hago aquí, ¿Estoy en lo cierto?— Asentí sin saber qué decir y solo esperaba a que ella prosiguiera con lo que quería decirme.
—Me presento, soy Elliot Hamilton. Soy abogada, la razón por la que estoy aquí es porque los de la seguridad social me han contactado por varios problemas que su familia tiene pero que te están afectando a ti de cierta manera. Su madre, Thalia Bernard tiene unas deudas y para que usted no tenga que cargar con algo que no le llama en nada, varios asistentes sociales y yo hemos estado de acuerdo en que intentemos sacarte de aquél problema pero viendo tu caso y sabiendo que eres menor de edad las cosas se complican un poco más.
—No comprendo, ¿Qué tiene mi edad? Y ¿Cuál es mi caso según usted? Realmente no entiendo, estoy muy confundida de tanta información tan repentina.
—Eres menor de edad y usted no tiene ningún familiar para que pueda acogerte, lo más probable es que si ésto sigue así se le tendrá que llevar a un centro de acogida.
Sorprendida por lo que escuchaba me levanté de la camilla en la que yo estaba. Me encontraba tan sorprendida que necesitaba caminar y alejarme de aquél sitio pero no podía, no tenía permitido salir de aquí todavía.
Elliot sin más que decir se despidió de mí y salió de la habitación dejándome sola, sin comprender la mayoría de las cosas que pasaban por mi cabeza.
Fui interrumpida de mis pensamientos cuando escuché unos golpes en la puerta seguidamente por ser abierta dejándome ver de quién se trataba, era el chico de antes, el chico que todavía no sabía ni su nombre.
—Hey, ¿Cómo te encuentras? —Se acercó a mí junto con un carrito que llevaba una bandeja que se suponía que hay habría comida.
—Bien, supongo. —Me encogí sin saber qué decir mientras veía como colocaba la bandeja con comida en frente de mí.
—Perfecto, pues ahora come. —Asentí sin muchos ánimos y empecé a comer.
Mientras comía observé al chico con cierta curiosidad por saber quién era y qué hacía.
—Emm, sé que no debería hablar pero realmente tengo curiosidad.—Confundida por lo que decía dejé que prosiguiera.— ¿Por qué nadie te visitó en todo éste tiempo?
Al principio no comprendía a qué se refería hasta que segundos después entendí y dejé la comida a medias sin poder ingerir más alimentos.
—Porque no tengo a nadie, a nadie le importo así que mucho menos vendrían a visitarme. —Me encogí de hombros.— ¿Cómo te llamas y a qué te dedicas? Perdón por la pregunta pero realmente desde que te vi aquél día pues te veo en todas partes trabajando.
—En ésta sociedad si algo les parece anormal prácticamente te hacen jugarte la vida, o eres como ellos te piden que seas o te buscas la vida preocupado todo el rato para que las cosas salgan bien.
Asentí sin comprender muy bien a qué se refería.
—No respondiste a mi otra pregunta así que te la vuelvo a decir, ¿Cómo te llamas?
El chico se quedó callado, como si dudara entre si decirme o no.
—Me llamo Samantha Wood. —Se sonrojó un poco.— Bueno, todavía no.
Me sorprendí al escuchar lo que había dicho pero sonreí.
Antes de poder responder entró una enfermera para checar si me encontraba bien y luego le dijo algo al chico haciendo que él saliese rápidamente de la habitación junto con aquella enfermera.
(...)
Pasaron varios días, yo ya había salido del hospital y estaba en mi casa, sin embargo no me quedaba sola la mayoría del tiempo, había una mujer que la habían puesto a mi cargo mientras arreglaban el problema en el que yo me encontraba.
Ya era de noche, la mujer que me cuidaba como de costumbre se fue a su hogar ya que no podía quedarse aquí. Estaba sola pero de cierta manera me sentía relajada.
Bueno, eso era antes de que me sintiese incómoda por algo.
Había algo y no sabía el qué, no tenía ni idea de por qué de repente todo se siente tan tenso. Caminé hacia mi habitación y tomé mi celular, extrañada por encontrar un mensaje en él, lo abrí.
Desconocido: Sé tu secreto y no vas a escapar de ésta.
Desconcertada y asustada bloqueé el celular pero sentí vibrar el móvil indicando una nueva notificación.
Con el corazón a mil, me arriesgué a abrirlo y justo ahí sentí una electricidad pasar por mi columna vertebral dejando mi piel erizada.
Desconocido: 17 de abril ¿Lo recuerdas?
°°°°°°
Holiiiiis, ¿Qué tal están? ¿Se limpian las manitas? Espero que sí o sino me wa enojar. (Yo acá me siento famosa, ah).
Baiiiiis. :3
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Frío
Mystery / ThrillerMi mente ya no da más, mi alma ya se perdió, mi mirada brillante desapareció, mi mundo se destruyó, y yo...¿Dónde estoy?