Estaba desayunando sola hasta que escuché la puerta del recibidor abrirse. Me levanté de golpe, asustada y confundida, Roxi no vendrá por una temporada y nadie más tienen las llaves de la casa.
Caminé lentamente hasta el recibidor y cuando vi de quién se trataba me relajé un poco.
—Joder, Elizabeth, no puedes entrar así como si fuera tu casa.
Me ignoró y caminó hacia el comedor.
—Deja de reñirme si sabes que haré todo lo contrario que tú me digas. —Se sentó donde yo antes estaba y comenzó a comer mi desayuno lo cual me hizo resoplar.
—¿Qué haces aquí? —Tragó la comida que tenía dentro de su boca y me miró.
—Vete a prepararte y en el camino te cuento.—La miré sin estar segura pero me di media vuelta y antes de comenzar a caminar Elizabeth me volvió a llamar. —Ponte ropa vieja o alguna que no te guste y nada llamativo.
Asentí confundida y fui a ducharme y cambiarme de ropa. Un rato después volví al comedor preparada y me encontré a la chica viendo un gran papel estirado en la mesa mientras hablaba por el móvil. Se giró a verme y colgó la llamada.
—¿Y esa hoja de qué es?—Elizabeth me sonrió e hizo un gesto para que yo me acercase. Hice lo que me pidió y me acerqué, viendo esa hoja con un dibujo de un plano de algún edificio. Miré el plano confundida y luego levanté mi mirada hacia ella.
Ella puso los ojos en blanco al notar que no entendía nada y resopló.
—Ese plano es del hospital al que vas seguidamente. He investigado sobre ti y he notado que no recuerdas casi nada de tu vida después del accidente que tuviste, olvidaste todos los datos de tu vida, esos datos son la clave para entender lo que te está ocurriendo y por qué están enojados contigo.
Asentí sin estar segura y Elizabeth dobló el plano para guardarlo en su bolso. Las dos salimos rápido de la casa y vi un auto en frente nuestra. La chica caminó con pasos decididos hacia aquél auto y abrió la puerta del lado del copiloto. Antes de subirse se giró a mí y me miró confundida.
—¿Te vas a subir o qué? No tenemos todo el día.
Mordí mi labio inferior para no decirle nada y me subí al asiento trasero. Al sentarme me fijé en el asiento del conductor encontrándome a un chico que aparentaba de veinte o veintiún años. El chico me devolvió la mirada por el retrovisor y la quitó enseguida para poner la mirada en la carretera y comenzar a conducir.
—¿Ya anunciaste en el hospital lo que te dije?—Dijo la chica haciendo que me sintiese con intriga por saber a qué se refería.
—Sí, pero los bomberos y policías han llegado y están rodeando todo el hospital. Kevin dejó la puerta de emergencia del parking abierto y apagó la electricidad así que las cámaras de seguridad están apagadas.
—¿Cuánto tiempo hay? —El chico paró el auto a unas cuadras cerca del hospital.
—Kevin les dijo que la bomba explotaría en cuarenta y cinco minutos y ya pasaron siete, si os apuráis tendréis tiempo. —Elizabeth asintió y yo abrí mis ojos como platos, sintiendo miedo por lo que había escuchado.
—¿Bomba? Yo no pienso ir ahí, ¿cómo se os ocurre poner una bomba? —Dije llamando la atención a aquellas dos personas y la chica resopló.
—Si dejas tu drama quizás nos dará tiempo y podremos seguir con el plan así que ahórrate las palabras y camina. —Dejó de mirarme y miró al chico. —Y tú, Ethan, quédate cerca para cuando lleguemos. —Y salió del coche, yo sin saber qué hacer, seguí sus pasos y salí del coche.
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Frío
Misterio / SuspensoMi mente ya no da más, mi alma ya se perdió, mi mirada brillante desapareció, mi mundo se destruyó, y yo...¿Dónde estoy?