Capítulo 9

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Pasó un buen rato y Elizabeth y yo caminábamos solas en la calle, calladas y dirigiéndonos a mi casa.

Estaba en un estado de shock y no podía pensar en nada, estaba tan sorprendida y asustada con todo que ya no podía procesar nada.

Elizabeth caminaba mientras daba pequeñas patadas a una lata que había en el suelo. Me sentía tan enojada con su actitud de antes que tengo que morderme el labio inferior simplemente para no soltar todo lo que quería.

De repente Elizabeth dejó de caminar y yo hice lo mismo mirándola confundida. Ella me miró rápidamente.

—Alexa, ¿sigues teniendo las cartas que te mandaban?— Me sorprendí de que supiera eso cuando yo en ningún momento se lo mencioné.

—¿Cómo sabes eso?–Ella rodó los ojos y suspiró.

—Cuando te fuiste al hospital por el tema de Roxi pues aproveché y revisé todo. —Abrí mis ojos como platos y una parte de mí sentía la ira y seguí mi camino dejándola de lado.—Oye, no te pongas así, era solo para buscar pistas.

Cerré mis ojos fuertemente al igual que mis manos. Estaba muy enojada, tanto que no podía controlar mi impotencia y me giré a mirarla.

—Escucha bien, descuartizaron y golpearon a Roxanna sin ella tener culpa de nada, recibo cartas con amenazas al igual que llamadas, no recuerdo nada después de mi accidente, fui violada y tengo a un psicópata o a varios detrás mía y no sé ni por qué o quizás sí y no lo recuerdo, no sé.—Suspiré y la vi abriendo la boca para hablar pero la interrumpí. —La madre de la que yo quería como amiga  me acusa de algo que no sé, tú me tratas como la mierda porque no soy como tú quieres que sea o simplemente me cuestionas por todo, me haces pasar por un sitio donde había una bomba y a ti no se te ocurre pensar que puede haber un fallo y explota antes de tiempo, ahora planeas otro plan con t...tus amigos sin preguntarme «¿tú qué piensas?», actúas sin pensar que yo no estoy bien, estoy mal. Todavía me afecta todo, estoy confusa y perdida, me siento muerta y me doy asco, me duele todo y quiero llorar, estoy mal, joder.

Respiré hondo y relamí mis labios.

—Estoy muy mal. —Susurré y me di la vuelta para seguir mi camino.

Sentí que ella caminaba detrás mía y en una parte de mí me sentí mal por ella pero lo ignoré. Tenía ganas de llorar pero lo aguantaba y seguí caminando.

Pasó un buen rato y yo ya veía mi casa a dos cuadras, pero también veía a Elliot junto con Sam en frente de la puerta de mi casa. Me giré a mirar detrás mía y me encontré a Elisabeth mirando confundida a las dos personas.

Volví mi mirada al frente y caminé apresuradamente hasta llegar hacia ellos.

Iba a saludarles pero Elliot me miró, haciendo que me sintiera intimidada.

—No hay tiempo para saludos, tengo que informarte sobre algo.–Asentí y abrí con mi llave la casa y entramos todos, Elizabeth se fue a mi habitación y los demás nos fuimos a la sala. Nos sentamos y esperé que Elliot hablase.—Eres consciente de que todavía eres menor y no hay nadie a tu cargo en estos momentos, por ley no puedes quedarte sola y como no hay nadie quien pueda cuidarte entonces tienes que estar en un centro de acogida.

Cuando terminó de hablar y yo miré sorprendida a Sam, él me miró con lástima y su mirada me decía que había algo más que no me querían decir.

FríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora