Capítulo 10

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Pasaron unas horas y yo tiré aquella caja a la basura, quité los cristales que habían en el pasillo y justo cuando terminé, recordé que tendría que tener mis cosas guardadas por el simple hecho de que me iba de mi casa.

Fui a mi habitación y comencé a sacar las maletas donde guardaría mis cosas.

Saqué mi ropa, comencé a ordenarlas y las metía en la maleta, así seguidamente hasta que terminé con la ropa y me levanté para dirigirme a los cajones donde estaban la ropa interior.

Fui sacando las prendas del cajón y en un momento toqué algo duro y frío en el fondo del cajón. Extrañada lo saqué y me sorprendí muchísimo al ver de qué se trataba.

Un arma.

La dejé inmediatamente en el cajón, sorprendida por lo que había visto. Confundida, intenté recordar el por qué tenía aquella cosa ahí, sin embargo lo único que conseguí es tener dolor de cabeza.

Con un poco de mareo por aquél dolor de cabeza, caminé hacia la cocina y fui a por los medicamentos y por un poco de comida.

Fui al comedor y comencé a comer para seguidamente tomar mis medicamentos.

Me quedé sentada y miré mi alrededor, todo era soledad, tranquilidad en momentos al igual que momentos tensos. Daba miedo a ratos y daba paz en otros.

Todo es a su momento, sin embargo cuando más lo necesitamos menos lo tenemos.

Me levanté y ordené todo, caminé hasta el baño y fui a limpiarme los dientes. Mientras lo hacía, comencé a pensar sobre todo lo que sucedió desde que volví a después de estar ocho meses en coma, la curiosidad me mataba, tenía ganas de saber todo pero tampoco me arriesgaba por miedo.

Fui a mi habitación y me recosté.

¿No os pasa que estáis cansados y no podéis dormir? Me frustraba demasiado aquello, que estaba tan cansada y cuando podía descansar no podía, aquello me daba rabia aunque realmente dormir no era el descanso que yo necesitaba, dormir simplemente era un respiro que tenemos para olvidarnos un poco de nuestra realizada aunque muchas veces no era ni eso por culpa de las pesadillas.

Quería descansar y dormir no era nada.

Necesito respirar tranquila, salir sin preocupaciones, llegar a mi hogar y no tener miedo de incluso en el sitio donde prácticamente viví toda mi vida, necesito dormir sin que mi propia cabeza me interrumpa con las pesadillas, necesito  dejar de pensar porque aquello solo me está rompiendo más.

Estoy en el suelo cuando necesito estar en mi nube.

Mientras pensaba comencé a quedarme dormida, pero no del todo, una parte de mí todavía estaba consciente de mi alrededor.

Y me rendí, no pude más y me perdí por completo en mi propio sueño.

(....)

Los rayos del sol chocaron en mi cara, interrumpiendo mi sueño, intenté volver a dormir pero era imposible.

Suspiré y justo cuando me levanto, comienzan a tocar la puerta del recibidor sin parar.

Frustrada, camino hasta el recibidor y abro la puerta encontrándome a Elizabeth con sus dos amigos.

Ella sin saludar me aparta y entra en casa, cerré mis ojos para intentar relajarme y los volví a abrir para dejarles entrar a los amigos de Elizabeth que me veían como si no supieran qué hacer.

Cerré la puerta y fui a la sala donde se encontraban todos, miré a Elizabeth y rodé los ojos.

—Hay algo que se llama saludar, ¿sabes?—Ella se encogió de hombros y me ignoró.

FríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora