Pasaron los días y yo no salía de casa, me sentía muy mal y tenía miedo de todo mi alrededor.
Llevaba unos días que no visitaba ni a Jane, en los primeros dos días falté a mis revisiones, Elliot al enterarse de que no salía de casa, vino hasta aquí para hacerme preguntas y ver si estaba bien. Le conté lo sucedido y decidió que durante una semana estaría aquí y que me harían mis revisiones en casa durante el tiempo que estaría encerrada.
Roxi también se enteró y decidió quedarse a dormir aquí en casa para poder cuidarme mejor en estos días, sin embargo, todo era mucho más difícil, no podía ingerir alimentos porque sentía un nudo dentro de mí, no podía dormir por el simple hecho de que cuando cerraba los ojos esa imagen aparecía, no podía hacer nada porque estaba cansada y no podía descansar.
Estaba esperando a que llegase el doctor junto con Sam para hacerme las revisiones mientras que Roxi picaba verduras.
Todo estaba en silencio menos el sonido del cuchillo chocando el tablero donde Roxi cortaba las verduras.
Caminé hacia el baño y fui a lavarme con agua fría la cara. Tenía sueño pero temía también dormir y recordar todo.
Estaba exhausta, sentía un grande peso y a la vez furia por las personas que se dedican a romper a las personas en miles de pedazos.
Cerré el grifo y me miré en el espejo. Me veía horrible, estaba delgada y pálida, con grandes sombras oscuras debajo de mis ojos, mis labios resecos.
Me sentía horrible y lo estaba.
Toqué mi cabello, dañado y sin peinar. Suspiré al verme tan dañada en muchos sentidos y rompí a llorar.
Dolía, quemaba demasiado aquél dolor, dolor por lo sucedido y por lo que sucede. No hablo solo de aquella noche, hablo de todas las noches, tardes y días, de tantos años y yo no avanzaba para mejor, al contrario, en lo único que avanzaba es en la cantidad de dolor.
Irónico ¿Verdad?
Es irónico que en éste mundo por solo un fallo te lo devuelvan el triple o más de veces pero luego digan que te la dan de la misma moneda pero no de la misma actuación.
Lloré, lloré demasiado en el baño, lloré con miedo y con dolor, lloré con impotencia y con rabia al verme así, deshecha, maltratada y perdida hasta conmigo misma.
Pasó un buen rato, no sé cuánto tiempo pero sí lo suficiente para saber que llegarían ya el doctor junto con Sam para mis revisiones.
Suspiré ye sequé las mejillas mojadas por las lágrimas que caían ahí. Ordené como pude mi cabello y salí del baño.
Fui a la cocina y encontré una notita en la encimera.
Fui a hacer la compra, no tardaré. La comida está hecha por si quieres comer.
—Roxanna.Sonreí con lástima.
Roxi hacía mucho por mí y yo no lo agradecía lo suficiente.
Dejé la carta donde lo encontré y justo sonó el timbre. Me dirigí a la puerta en el recibidor y lo abrí encontrándome con un Sam sonriente junto con el doctor Williams.
Les dejé entrar y fuimos como siempre a la sala para hacer mis revisiones.
Terminamos minutos después y me dieron algunas que otras recetas para tomar. El doctor se despidió y se fue pero Sam decidió quedarse un rato conmigo.
—¿Qué tal estás?— Me preguntó Sam mostrándose preocupado y yo me escogí de hombros.
—No te voy a mentir, me siento mal pero prefiero no hablar de esto. —Suspiré y él asintió. Se tiró en el sillón y pareció que recordó algo porque de repente se levantó del sillón y se puso a gritar y saltar feliz.
—¿Se puede saber por qué estás tan feliz? —Confundida me quedé esperando su respuesta.
Él me miró y dejó de saltar pero seguía con aquella sonrisa enorme.
—Alexa, ¡¡Ya me falta muchísimo menos para operarme y ser como yo quiero!! —Sorprendida le abracé fuertemente. Estaba contenta al escuchar aquella noticia y mucho más al ver que Sam podrá cumplir su sueño.
—Felicidades, Sam. Sabía que podrías lograrlo. —Me separé de él con una sonrisa viendo como él sentía feliz.
Me sentí contenta al escuchar aquello pero en una parte de mí sentía envidia, envidia por como él sonreía tan feliz, como él era capaz de alegrarse consigo mismo y yo no era capaz ni de mirarme al espejo sin terminar llorando.
Ignoré aquél sentimiento y me enfoqué en Sam, estuvimos hablando un buen rato hasta que llegó Roxi y Sam ya tenía que irse.
Se despidió y salió, yo fui junto con Roxi a la cocina para colocar la compra. Sonó el timbre y fue Roxi a ver quién era.
Escuché la puerta del recibidor cerrarse y unos pasos acercarse hacia la cocina. Miré sobre mi hombro y encontré a Roxi junto con una carta.
Curiosa me acerqué a ella.
—¿Quién era?— Le pregunté a Roxi y ella me entregó la carta junto con una sonrisa.
—No sé, dijo que era un amigo tuyo y que te entregase la carta. —Confundida miré la carta que no estaba firmada por nadie.
—¿Viste a la persona? —Roxanna negó con la cabeza.
—No, el chico estaba prácticamente tapando su cara así que se me hizo difícil verlo.
Asentí y después de terminar de ordenar la compra, tomé la carta y fui a mi habitación.
Me senté y dudé entre si abrirla o no. La dejé a mi lado y suspiré por la tensión que sentía en el ambiente.
Pasaron minutos y decidí ser valiente y leer aquella carta que me daba mucha intriga, pero antes de poder agarrarla empezó a sonar mi celular.
Lo tomé, vi que era un número desconocido pero acepté la llamada.
—¿Quién habla?
Nada, se escuchaba solo una respiración.
—¿Hay alguien?
Volví a preguntar pero nadie respondió, solo se escuchó algo romperse a través de la línea.
Asustada decidí colgar pero antes de hacerlo alguien de la llamada me habló.
—Estás advertida, esto es mi juego y tú estás dentro.
Colgó.
Solté el celular asustada por la llamada, sabía que esa persona era el que me estaba haciendo todo lo que últimamente me estaba pasando pero la confusión y el miedo seguía.
No comprendía nada y temía comprenderlo.
Agarré rápidamente la carta y suspiré dándome ánimos antes de leerlo.
«La compasión es una mierda, al menos es lo que nos enseñó aquél 17 de abril.»
Confundida, vi que había otra pequeña carta ahí, la abrí y la leí.
«Vigila tu espalda, observa el tiempo, evalúa la mirada, duerme con un ojo abierto, haz cualquier cosa pero los días los tienes contados y lo terminarás pagando todo.»
Asustada, guardé la carta junto con las demás que tenía en un cajón.
Sentía temor por lo sucedido pero tenía un presentimiento que me comenzaba a molestar. Sentía un gran peso por lo que estaba sucediendo y yo me sentía perdida en mí misma.
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Holaaaa, cositas feas de mi alma.
¿Qué tal están? ¿Se limpian las manitas? ¿Ya molestaron a sus mamis, hermanos, etc?
Esto apenas comienza, gente, preparar las palomitas porque el ambiente va ha cambiar completamente.
Weno, espero que os haya gustado y bais, se me cuidan la colita. :3
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Frío
Misteri / ThrillerMi mente ya no da más, mi alma ya se perdió, mi mirada brillante desapareció, mi mundo se destruyó, y yo...¿Dónde estoy?