"¡Es real!"

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Lo abrazé fuertemente a mi querido novio, me había quedado dormido después de aquel beso, no tengo ni la menor idea de porqué me da un sueño cuando me emociono. Da igual esto, el me correspondió abrazándome por la cintura, besándome mi frente y mirándome a los ojos.

- ¿Té pasó algo, mi dragonsito? - preguntó algo preocupado.

- N... No... S... Solo... No puedo creer que esto es real... Usted... Esta conmigo...

- Y así será, mi dragón hermoso.

Me emocione demasiado, emití un sonido igual a de un perrito cuando llora. Le di un gran beso en sus labios lo cual me correspondió, me dio unas palmaditas en mi trasero, cosa que me sorprendió.

- Ven, vamos a desayunar, cariño.

Ambos fuimos a mi cocina, el desayuno estaba en la mesa, lo había echo para mí.

- J... Jefe... No debió.

- Amor, no te preocupes, y no me digas jefe, solo llámame así en el trabajo ¿Vale?

- Es solo que... Nunca había llamado así a alguien.

- Awww, mi amor - el me acaricio la mejilla, la tomé con ambas manos y dí una pequeña risa.

Desayunamos tranquilamente, no era como cualquier otro, me sentía diferente, ya no me sentía solo mientras comía, ahora en la mesa había dos platos en vez de uno...

Después, el me tomo de mi mano y me llevo a fuera, me soltó justo delante de su aunto, me miro de frente y respiro.

- Emanuel... ¿Recuerdas que me pediste vivir contigo? - el jefe me miro tiernamente, yo asentí.

- ¿La propuesta sige en pie? - suspiro, y asentí nuevamente.

El abrió su cajuela, me dirigí hacia ahí, y vi muchas maletas, por lo cual, me emocioné bastante, le di un fuerte abrazo y un beso grande en su boquita que tanto amo.

El me correspondió y comenzamos a bajar sus maletas, hasta recordé que teníamos que ir a trabajar.

- ¡Amor! ¡E... El trabajo! - el me miro tranquilo.

- Emanuel hermoso, como ayer nos asaltaron, hoy podemos darnos un descanso, quiero pasar un día entero a tu lado, y quiero que así sea por siempre... - solté varias lágrimas, jamás me sentía tan feliz en mi vida, solamente asentí y comenzamos a bajar las maletas, eran dos, pero parecían muchas, solamente tenía ropa y papeles del trabajo.

- Oiga señor... ¿Les aviso a sus padres? - dije preocupado, el solamente suspiro, y me miro.

- Ahora no amor... - y seguimos con lo nuestro.

Jefecito - [Furry yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora