Capítulo 3. Lacrosse

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Calum sujetó su stick y bajó la seguridad de su casco. Ya estaba vestido con el uniforme de su equipo favorito de lacrosse como muchos otros chicos que también se presentaban para las vacantes del equipo del instituto. Se colocó delante de la portería que estaba guardada por un muchacho bastante alto y forzudo y contó hasta tres. Puso toda su concentración sobre las medidas de la portería ya que lo tenía bastante difícil sabiendo que aquel jugador era uno de los mejores de los que se presentaban para la vacante de portero y que estaba seguro de que iba a conseguir el puesto.

Miró a su palo. La empuñadura temblaba bajo los nervios que transmitían sus manos. Volvió a tomar aire y a contar hasta tres.

-¡HOOD, QUE ES PARA HOY, NENAZA! -Gritó el entrenador haciendo silbar su silbato.

-Hay que joderse... -Susurró Calum. Adelantó un pie y echó a correr hacia la portería.

Cuando la tuvo a tiro, giró el palo, se plantó en el sitio y tiró con todas las fuerzas que pudo. Se sorprendió a si mismo ver como la pelota que iba a una velocidad vertiginosa estamparse contra el palo del portero.

-¡A LA FILA, HOOD! -Volvió a gritarle el entrenador. Calum se subió la seguridad del casco y miró a la portería maldiciéndose. No entendía cómo podía haber parado aquel trallazo.

-Sí, entrenador. -Dijo un Calum derrotado. 'Vale, es el primer tiro. Quizá me he puesto un poco nervioso'. Volvió hacia la fila y se colocó el último. Ahora tendría que esperar a diez inútiles como él hacer lo mismo o peor.

-¡Venga, Cal! -Dijo Mery desde las gradas. Se había levantado para poder contemplar mejor las jugadas de su amigo mientras que Luke no paraba de reír entre dientes. De momento la apuesta iba en contra de la chica y a favor de su amigo rubio.

Calum sacó el dedo del medio en dirección a sus amigos que lo único que hacían era ponerle mucho más nervioso. ¿A qué coño habían ido? Todo son contratiempos.

-Irwin, mantén la mirada fija en la portería pero mira también a tus compañeros, ¿entiendes? Aguda tus sentidos, chico. -Dijo el entrenador a un chaval bastante alto que parecía algo mayor que él. Calum giró la cabeza a la zona donde había chicos en busca de la posición de capitán. No le pudo ver bien la cara ya que se la ocultaba el casco pero tenía que admitir que el chico tiene buenos gustos llevando aquella camiseta del equipo de lacrosse de Seattle.

-Sí, entrenador. -Respondió serio el tal Irwin e hizo lo que el entrenador le dijo con bastante maestreza. Calum abrió los ojos cuando el chico acertó cinco tantos seguidos con mucha más fuerza de la que él mismo tuvo antes.

-¡ESO ES, IRWIN!- Celebró el entrenador quitándose la gorra con el logo del equipo del instituto para tirarla al suelo con fuerza. Parecía que "Irwin" se había hecho con el puesto de capitán.

-Tú, que te toca. -Un chico con el pelo rojo le tocó la espalda avisándole de su turno.

-Gracias.

Esta vez puso todos sus sentidos e hizo como si sólo estuvieran él, el portero y la portería y algo le decía que no iba a fallar. Pisó fuerte en el suelo clavando la suela de sus zapatos en el césped recién cortado y sorbió con la nariz. 'Tres... dos...', pensó y cuando llegó a uno salió corriendo hacia la portería. Cuando llegó al mismo punto, a una distancia prudencial, hizo una cabriola y cambió de posición para luego tirar la bola al lado contrario a donde se suponía que iba a hacerlo para confundir al portero pero no lo logró. La bola calló en la red del palo del portero y sonó el silbato del entrenador por todo el campo.

-¡HOOD! Eres más malo que un manco jugando al futbolín.

-¡No es normal esto, ese tío es sobrenatural!

Stay High [Luke Hemmings] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora