Capitulo 3- Reencuentos

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La ceremonia acabó y me dirigí con el resto de osados a la salida del edificio. Comenzaron a correr y vi cómo los nacidos en Osadía escalaban una estructura metálica para llegar a las vías del tren, miré a mi alrededor y vi que los nuevos osados éramos los únicos que aún no estábamos arriba, por lo que me apresuré. Escalar no se me daba mal, ya que era algo que hacía para llegar a la parte más alta del edificio de mis padres en las noches en las que necesitaba relajarme y distraerme. Pronto llegué arriba y vi que como los demás también llegaban.

Los osados esperaban algo, deduje que estábamos esperando a que llegara el tren, pero realmente estábamos demasiado cerca de las vías, escuche el sonido de maquinaria funcionando y cuando me giré pude ver el tren que me llevaría hasta mi nueva facción corriendo a una velocidad preocupante hacía mi dirección. Cuando pasó a mi lado, sentí una potente ráfaga de aire que parecía querer tirarme al fondo de todo lo que había escalado, los osados corrían de nuevo y vi cómo las puertas se abrían y empezaban a saltar a su interior. El tren era demasiado rápido, y aún no estaba muy segura de cómo era posible que todos hubiésemos conseguido subirnos a tiempo, estadísticamente era imposible.

Me senté en el suelo intentando recuperar el aliento y recordándome que esta era la elección correcta, que ahora sería libre por primera vez en mi vida. Sentí como alguien se sentaba a mi lado y elevé la vista para encontrarme con una chica rubia vestida con la típica ropa blanca de Verdad, se notaba que era mucho más alta que yo a pesar de estar sentada, sin embargo, eso tampoco era difícil.

- Realmente a los osados les encanta correr- dijo mirándome mientras sonreía, su sonrisa se me contagio, parecía una chica agradable.

- Ya... y yo que vine a esta facción para tener una vida sosegada- se nos escapó una carcajada, definitivamente sabía que seriamos buenas amigas.

- ¡Están saltando!- gritó otro chico de Erudición, lo conocía desde que éramos niños, Josh, ese era su nombre, nunca habíamos tenido una buena relación, era un competidor nato y por mucho que me gusté una buena competencia, está bien por un tiempo pero te acabas cansando si tu vida se basa en eso.

Era cierto, los osados estaban saltando y caían en un tejado, empezaba a plantearme si esa esencia que había percibido de ellos al entrar en la ceremonia era libertad o locura, tal vez ambas. No había vuelta atrás, si no saltábamos nos quedaríamos sin facción. Le lancé una mirada de aprobación a la chica rubia que ya consideraba mi amiga aunque ni si quiera nos hubiéramos dicho nuestros nombres.

Saltamos prácticamente a la vez, cuando sentí el suelo impactar con mi cuerpo se me escapo un quejido de dolor, me levante lentamente, comprobando que no me había roto nada. Todas mis extremidades estaban en su sitio, lo cual era un buen punto de partida, tenía un poco de sangre en la rodilla, por donde se me habían roto los pantalones y también tenía la chaqueta rasgada, pero eso no importaba. Cuando elevé la vista, vi a mi nueva amiga, un poco de sangre manchando su bella melena rubia.

- ¿Estas bien?- mi voz salió con un claro tono de preocupación.

- Si, no te preocupes- sonrió ampliamente- eres muy cordial para ser erudita- sonreí, eso era algo que solo podría haber salido de la boca de alguien perteneciente a Verdad.

- Solo con mis amigos- le guiñé un ojo de forma juguetona, a pesar de que en el fondo estaba preocupada, la primera persona con la que me relaciono y ya puede sospechar que soy divergente, tendría que tener cuidado.

- Me llamo Lexi, encantada- me extendió su mano en forma de saludo.

- Madeleine- conteste sonriendo y acercándome a donde todos los demás ya se habían reunido.

Subido al borde del tejado había un chico con semblante serio, un piercing en la ceja y podía ver algunos tatuajes saliendo por debajo de la manga de su chaqueta remangada. Me congelé en el momento en el que empezó a hablar.

Divergente (Cuatro/Four)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora