Lorian, se encamino al sur, para darle las buenas noticias a su padre Lordran. Lothric por otro lado, caminaba el gran palacio junto con la reina mientras conversaban.
- Jamás había escuchado de Lordran - dijo Kalameet.
- Y yo antes que creía que Anor Londo era una leyenda - contestó Lothric - pero el destino puede unir hasta a los reinos más lejanos.
- En eso coincidimos - afirmó Kalameet - ¿Qué paso con su reino?
- Mi padre dejo de creer en los dioses - contestó Lothric.
- Grave error.
- Sí, nadie debe meterse con ellos.
- No es del todo cierto, se cree que los dioses descendieron de los dragones.
- Eso no creo que sea cierto.
- ¿Sabías que el mundo supo que los dioses existían mucho después de saber que los dragones habitaban el mundo?
- ¿Lo dice solo para engrandecer el nombre de su reino?
- Lo digo porque es verdad, Nashandra, Diosa de La Vida… la magia de curación y de prosperidad que las personas afirmaron ver, es descrita como propiedades de dragones blancos mayormente inofensivos, fueron los primeros que mi abuelo Manus erradico.
- Dices que los dioses que conocemos…
- Sí, Nashandra, Iudex, Wolnir y Gundyr no son dioses todopoderosos…dime algo, cuando tu padre Lordran dejo de creer en ellos, ¿qué hizo?
- Mando a derribar todos los símbolos religiosos en el reino.
- Y recibieron su castigo, porque no eran fuertes, aquí en Anor Londo se escucha mucho sobre ellos, pero casi nadie los adora, y no ha pasado nada que ellos hayan provocado, porque su poder no es suficiente para castigar a Anor Londo.
- Pero he visto símbolos religiosos muy bien cuidados, hasta parecen ser demasiado importantes.
- Anor Londo cree en El Sol y La Luna, sabemos que estan allí, inalcanzables, pero siempre estan hay.
- Algunas noches la luna no está.
- La luna cambia de formas, y creo que como hay noches que se ve completamente, también haya unas en las que no se ve.
- ¿Creen que está controlándonos?
- No, creemos que ellos nos han dado la libertad de elegir, elegir nuestro destino, y cuando estemos muertos, ellos nos juzgaran… lo demás es un misterio.
- Suena fascinante, sin embargo, tengo mis dudas, si fueran dioses deberían decirnos.
- No, aquellos que dicen ser dioses son seres con ansia de poder, de ser adorados, porque, si yo fuera una diosa, estaría más preocupada de cumplir mi deber como diosa, que esperar…ser adorados y respetados es cosa de reyes y seres poderosos, todos mortales, pero un Dios debe ser infinito, no tiene función en el mundo, porque él es el mundo, es el todo, por eso creemos que El Sol y La Luna son los ojos de los dioses.
- Eso es bastante profundo y complejo reina Kalameet, habla como si estuviera segura.
- Bueno es mi creencia, así como hay reinos que creen en dioses que se preocupan más que les recen y monten templos a sus nombres, yo creo en seres absolutos que actúan sin nosotros ni siquiera saberlo.
- ¡Reina! - se escucho un grito proveniente de la entrada del palacio, era Artorias.
-Tú - dijo Kalameet a un soldado cercano - escolta al príncipe para que recorra los lugares permitidos del palacio que le faltan.
- Sí mi reina - contestó el soldado.
- Gracias - agradeció Lothric seguidamente de una venia luego se dispuso a seguir con el soldado para terminar el recorrido.
Kalameet bajo al primer nivel del palacio, donde estaban Artorias, Ornstein y Smaugh.
Artorias no tuvo que explicar nada de lo acontecido en la aldea, pues solo con sus manos puestas en los gigantes de metal, podía ver lo que había pasado, pero no supo que dijo el hombre casi incinerado que interrogaba Artorias, pues los gigantes en ese momento no estaban cerca para escuchar.
- ¿Qué dijo el hombre Artorias? - pregunto la reina.
- Que una bestia lanzó un rayo de luz desde el cielo, fue todo lo que dijo, pero no encontramos rastros ni indicios.
Kalameet, al inicio no entendía, pero después de pensar por un momento, se alarmo y salió corriendo hacia el jardín del palacio.
Ornstein y Smaugh, en ese momento, se acercaron a las puertas del palacio, y las cerraron, no solo eso, aseguraron con los veintisiete pasadores gigantes el palacio. Esto alarmo al caballero, pues significaba que Kalameet, estaba asustada.
Al llegar al jardín, Kalameet, entro a la laguna que estaba allí, metió su mano servible en el agua, de ahí hasta la orilla arrastro un pesado y algo grande, un cofre, Artorias llego al jardín y encontró a la reina, que abría el misterioso cofre, del cual saco un gran, grueso y viejo libro.
- ¿Qué es eso reina? - preguntó Artorias.
- Este libro - contestó Kalameet mientras lo habría y pasaba páginas - tiene la historia de toda Anor Londo.
- Eso es fascinante… pero ese libro debería estar en Los Archivos del Duque, donde se guarda todo el conocimiento por seguridad.
- Los Archivos del Duque tienen los libros que cuentan lo normal, El Valle de los Dragones, como creció Anor Londo, entre otras cosas… pero este no se podía dar, pues tiene información muy valiosa.
Artorias, que veía como Kalameet pasaba una página tras otra, noto que muchas páginas, tenían dibujadas dragones, armas, armaduras y edificaciones, ese libro tenia todos los secretos de dragones, armas y estructuras de Anor Londo, desde como mataban dragones, hasta como se usaron sus partes para forjar Anor Londo y mejorar su ejército.
- Aquí esta - dijo la Reina - sabía que leerlo varias veces serviría…
“¿Varias veces?” pensó Artorias, “¿de dónde saco tanto tiempo?” “ese libro es inmenso” pero su imaginación fue interrumpida por las palabras de Kalameet.
- Tenemos un dragón hembra - dijo Kalameet.
- ¡¿Eso cómo es posible?!
- Por suerte no hay más dragones para reproducirse…pero a partir de ahora, declaro la paz parcial a los demás reinos, que mala situación para que Izalith ya no exista.
A Kalameet la comia el remordimiento de lo que hizo con Izalith, pues habría venido bien una ayuda así en ese momento.
- ¿Qué clase de dragón es?
- Es…
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Almas de Acero Vol. 2
FantasyEl mundo cambiara. El destino ha dictado que las cosas seran distintas para guerreros implacables y dignos que no se rendiran.