Miles de años antes, el mundo era tranquilo, los humanos y las criaturas de la naturaleza vivían en paz, convivían en sana paz, incluso se tenían un gran respeto, los dragones eran tranquilos seres que usaban su gran poder para el bien, incluso, compartían ese poder.
Nashandra, recibió sus poderes para crear un valle de vida, y darle magia con un helecho, donde miles de años después estaría Oolacile, pero no fue el único, ella repartió más helechos mágicos que daban vida y magia al mundo.
Wolnir, consiguió su poder de putrefacción y muerte, que uso para darle un equilibrio regulado a la vida, pues a veces podían surgir pestes pequeñas que no eran mayor problema al principio, pero que si crecían eran peligrosas, así que el hombre con su poder, quitaba algo de vida para preservar vida, como dictaba el orden natural.
Íudex, a este le fue otorgado, por un dragón de roca, el poder de mover grandes cantidades de tierra y piedra; le gustaba hacer maravillas, y mostrar que nada era imposible, creó montañas inmensas, incluso creó una como símbolo de agradecimiento al dragón que le concedió su poder, aquella montaña, miles de años después, sería tomada por magos, para crear La Torre de Los Archivos del Duque.
Gundyr, que tenia el poder de controlar el agua, concedido por El Dragón Antiguo, creó ríos y mares inmensos que cubrían lo que en mucho tiempo después sería el Gran Pantano.
Y así, muchos humanos fueron dotados con habilidades por los dragones para ayudar el mundo.
El Dragón Antiguo era el ser mas poderoso que jamás había existido, controlaba casi todo lo que existía, su poder era inmenso, pero este ser ya era muy antiguo, así que tenía que descansar, pero antes de eso, debía asegurarse que el mundo estuviera seguro, y decidió volar por él, pues, aunque aún le quedaba tiempo, sentía que aún no estaba listo.
Para su sorpresa, el místico ser, se dio cuenta que el mundo no era tan perfecto, pues los humanos habían usado sus dones dados para tomar poder, creyéndose dioses, por sobre los demás humanos simples, no solo los humanos, muchos seres, empezaban a pensar en que había algo mejor que tener que tolerar al otro, hasta muchos dragones estaban empezando a verse cegados por codicia. El Dragón Antiguo, se dio cuenta que cuando el muriera, el mundo sería un caos total, así que frustrado, decidió sacrificarse, concediéndole su poder a dos huevos de dragón, que tardarían siglos en nacer.
El mundo, como se veía venir, empezó a convertirse en un mundo cruel, empezaban a ver peleas, luego batallas y guerras, las diferencias empezaban a generar disgustos que, si no se disolvían rápido, comenzaban largas y destructivas batallas entre seres muy poderosos.
Entonces, los huevos que habían sido olvidados en un remoto valle dejado a su suerte, eclosionaron. De uno salió Sen, un dragón verde, este tenía la tarea de promover la paz en el mundo, pues sus poderes de curación, capacidad de crear vida y esperanza, serian útiles para una época tan ruin; por otro lado, nació Najka, una dragona blanca escarlata, la cual no se esperaba que naciera, pues ahí, El Dragón Antiguo había depositado todos sus poderes destructivos y odio hacia el mundo.
Sin embargo, nada salió bien, pues Najka, no tardo mucho en devorar a Sen, para así sobrevivir, después de eso, la pequeña dragona, no tardo en cazar criaturas hasta del doble de su tamaño, como gigantes, u otros dragones.
Mientras el mundo se hacia cada vez mas hostil, Najka, se hacia mas grande y poderosa, pero lo que la hacia peligrosa en verdad, era su adaptación, pues era capaz de aprender de otros dragones, aprendía no solo sus poderes, sino también como volverse invulnerable a ellos.
Pero Najka quería ir más allá, quería jugar con sus enemigos, con su capacidad de aprender, logró usar una magia que la convertía en humana, así pues, mientras se hacía pasar por una humilde mujer pacifista que daba refugio, y cuando reunía suficientes personas en un lugar, se transformaba en dragona de nuevo para devorarlas o hacerlas explotar con su rayo de luz azul.Sin embargo, Najka se enamoró de un caballero que era famoso por matar dragones, Midir, el cual también la amaba, pues Najka en su forma humana hacia suspirar a cualquiera, entonces Najka, freno su ola de masacres, ahora tenía algo que conservar, aunque no entendía cómo se enamoró de un caza dragones.
Midir, recibió una espada con poderes de hielo por parte de Najka, que la había fabricado, los dos eran felices, en ese tiempo las vastas guerras habían alterado el mundo, Anor Londo ya había casi extinto los dragones, dando orden a una paz temporal. Así que Midir y Najka, dejaron atrás al resto del mundo, y se fueron al norte, al desierto blanco, allá, Midir con su espada creo una montaña, por diez años, ambos vivieron en aquella montaña, viviendo de comida que Midir traía cada mes de un pueblo lejano. Por diez años, en esa montaña helada, ambos decidieron tallar en las paredes la historia del mundo.
El tiempo pasó, Midir sabía que algo andaba mal con Najka, pero se negaba a aceptarlo pues la amaba; siempre dormían separados, Najka nunca se quitaba su extraña armadura blanca, y él ya había envejecido algo, mientras que ella seguía exactamente igual. Así que un día Midir la acorralo con preguntas, que, aunque fue difícil, tuvieron sus respuestas, así pues, en aquella laguna cristalina, Midir, que no soporto la idea de que su amada no era solo una dragona, sino que era aquella cruel dragona que mataba por placer, La Devoradora de La Esperanza, intentó matarla.
El resultado, Najka lo sabía, pero la batalla fue larga, solo porque ella quiso, pues mientras Midir peleaba con todas sus fuerzas con la espada de hielo que ella misma le hizo, Najka apenas se esforzó, la tristeza la consumió hasta el punto de no resistir más, Midir aprovecho su debilidad, y congelo a Najka con casi todo el lugar, pero antes de quedar congelada, Najka de su boca uso su rayo de luz e incinero a Midir. Y así Najka, La Devoradora de La Esperanza había dejado de existir, hasta que una elfa, la libero desenterrando la espada de Midir.
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Almas de Acero Vol. 2
FantasyEl mundo cambiara. El destino ha dictado que las cosas seran distintas para guerreros implacables y dignos que no se rendiran.