El inicio de la felicidad

3K 271 79
                                    

Luka despertaba, como ahora era costumbre, en la cama de Bourgeois. Sonrió al verla despierta, ambos mirándose a los ojos, ambos sin tener nada que decir, al menos nada específico.

Luka se había quedado esa noche para acompañarla. Bien era cierto que se estaba volviendo cansado el hecho de tener que soportar su maldito trauma, su obsesión por querer buscar alguien indicado, por querer tener algo interesante que contarle a la prensa de nuevo. Las cosas habían cambiado un poco, eso era cierto. Pero tenía desde hace días una peligrosa idea que le rondeaba la cabeza:

Él quería ser su chico indicado.

Le besó la punta de la nariz, haciendo que ella riera antes de sentarse sobre la cama. Luka repitió la acción, admirándola.

—¿Me largo como todos los días que dormimos juntos, Chlo?— preguntó el varón, sonriéndole. Por alguna extraña razón, ella estaba aguantando una pequeña risilla que era evidente no podría contener mucho tiempo.

—No. De hecho, quiero invitarte a desayunar— dijo ella, levantándose de la cama, caminando en ropa interior hacia el baño, abriendo la bañera para tomar su baño diario, el refrescante baño del que nunca podría escaparse.

—¿Sabes?— comentaba Luka, levantándose de la cama, caminando hacia ella, tomándola por la cadera, besándole el hombro —Creo que aceptaré... aunque hoy es el examen de la universidad—

—¿Es hoy?—

—Sí, Chloé. Pero da igual—

—No te preocupes, llegarás a tiempo—

Chloé tomó de la muñeca a Luka, y riendo como una pequeña, lo acercó para comenzar a besarlo. Parecía que se volvía vicio hacer eso: besarse, tentarse, enojarse, dejarla ver a ella indefensa. Poco a poco se estaba volviendo un círculo vicioso del que ninguno de los dos quería salir, aparentemente.

¿Quién dijo que ese día no cambiarían las cosas?

El beso, como siempre, se intensificó, y cuando la bañera estuvo casi llena, Luka se sacó lo poco que le quedaba de ropa para bañarse con ella.

Muchos hubieran creído que se estarían besando, atascándose de ellos mismos o incluso que sería ahí donde Chloé Bourgeois perdería la virginidad, pero no. En cambio comenzaron a jugar con las burbujas de jabón, se arrojaban el shampoo y tiraban el agua por el resto del piso de azulejo como si fueran crías jugando. Eso sí, de vez en cuando las ideas le ganaban al chico y su miembro endurecía un poco, pero por suerte la capa de jabón lo ocultaba.

Una vez ambos estuvieron limpios, salieron y comenzaron a vestirse. Chloé se puso un conjunto cómodo, y el chico la ropa de la noche anterior. Se secaron el cabello juntos, cada uno con una secadora distinta (Chloé tenía muchas, no era de esperarse), y cuando Chloé se empezó a maquillar, el chico se sentó en una silla de la gigantesca habitación para admirarla.

—Eres hermosa, Chloé Bourgeois— soltó al aire

Chloé dejó de ponerse el delineador para mirarlo por el espejo. Inevitablemente ella sonrojó, y él, sonriendo victorioso, se levantó para abrir la puerta y salir. En efecto, no iba a llegar tarde al examen de la universidad, solo si salía en ese momento, sin despedirse ni decir nada más que eso.

Luka iba a encender el auto cuando entonces, vio una luz. Supuso que era un paparazzi, por lo que giró su rostro, hasta que la luz se detuvo, y volvió, y se detuvo, y volvió otra vez.

Se volteó para ver quién era, sorprendiéndose de sobremanera.

¿Qué hacía Adrien Agreste ahí, lanzándola luz con una linterna? Y más ahí con una linterna de bolsillo, de esas pequeñas pero potentes que se ajustaban a los llaveros.

—Hola, amigo— dijo, acercándose al auto

—Hola, Adrien...— confundido y desconfiado, Luka bajaba la ventana para poder hablar con él.

—Oye, ¿ya tan rápido duermen juntos?— preguntaba burlón el rubio, recargándose en la ventana del auto. Algo andaba mal.

—Bueno, ¿eso te incumbe?— Luka alzaba una ceja excéptico —Mejor dime qué haces aquí—

—Mi padre tiene una junta aquí. Es el hotel más prestigiado de la ciudad, no debería sorprenderte—

—No me interesa quién sea tu padre, Agreste—

—Bueno, eso da igual. Hablamos de cosas de hombres, viejo. ¿Chloé está buena?—

Luka frunció el ceño completamente molesto.

—¿Desde cuando eres tan imbécil?—

—Venga, amigo. Cuéntame—

—Mira, niña bonita, te recomiendo irte a tu puta casa—

—A ver— Agreste se ponía derecho, cruzándose de brazos —mejor dame un consejo—

—¿Qué?—

—Aproveché que mi padre vino. Quiero ver a Chloé— decía Adrien —Resulta que Marinette no se quiere acostar conmigo antes de "casarnos"— Agreste hacía las comillas en el aire —No me malentiendas, amo a mi novia más que a nada, pero, ¡maldición! No sabes cómo extraño un poco de acción—

—¿Viniste a ver a Chlo a ver si tienes oportunidad, verdad?—

—¿Oportunidad? Las tengo de ganar. Ella vino ayer a verme, quería ver si me amaba—

"No, en serio, ¡¿desde cuando eres tan imbécil?!"

—Aléjate de Chloé si no quieres que te parta la cara— Y dicho eso, Luka arrancó el auto, empujando a Adrien  a un lado.

Pero ya era muy tarde, no llegó al examen de la universidad. Llegó diez minutos tarde, por lo cual sintió el mundo cayéndosele encima. ¿Cómo le diría a su madre que no lo presentó? Se había preparado semanas para ese momento y ahora por discutir con un idiota no había llegado.

Sin embargo, sacó provecho de la situación a como pudo, regresando al hotel con prisa.

Estacionó el auto nuevamente y corriendo hasta la habitación de Chloé. Como era de esperarse, los guardias lo dejaron pasar. Todo París pensaba que eran una feliz pareja y los de seguridad confiaban en él, había demostrado que era buen candidato para la hija del alcalde.

Entró a la habitación, viendo a Chloé fumando en su enorme balcón.

Suspiró al saber que todo estaba bien y que solo tenía ideas estúpidas en la cabeza. No tan fuera de contexto, pero que por fortuna solo estaban en su cabeza.

—Luka— susurró sorprendida ella, dejando el cigarro en el cenicero, caminando hacia él —¿Estás bien? ¿Y el examen?—

No hubo respuesta, solo un tierno beso.

—No importa eso ahora— decía él, mirándola con ternurar —Quiero estar contigo. Vamos a desayunar, ¿sí?—

Chloé no entendía bien que pasaba.

—Claro— dijo ella, sonriendo.

Comenzaron a caminar hacia el ascensor, cuando, de pronto, Luka le tomó la mano a Chloé. Entrelazaron sus dedos y sin mirarse, siguieron su camino.

Adrien Agreste los miraba desde el pasillo. ¿O deberíamos decir Félix Agreste, nuevamente en sus andadas?

[+18] VIRGEN ; {Luka x Chloe / Lukloe}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora