[+18] VIRGEN ; {Luka x Chloe / Lukloe}

De entre todos, tú (+18)

Chloé se sentía bastante deprimida. No era para menos, pues los exámenes de la universidad estaban por empezar, y aunque básicamente Chloé tenía el pase asegurado a cualquier de las instituciones de la Universidad de París, ella había decidido esperar un poco más. No es que no supiera qué quería estudiar, nada de eso, sino que no quería salir de su hogar nunca más, a menos de que viniera cierto príncipe de cabello negro con puntas azuladas a rescatarla y a sacarla de la ciudad más bella de Europa que extrañamente para ella se había convertido en un infierno.

Se estaba quedando dormida cuando entre los primeros sueños que apenas intentaban aparecer en su cabeza, vio a Luka como un reflejo de su imaginación. Despertó de golpe, y entonces, asustada, decidió llamarlo. Sonó una vez el timbre, dos, tres...

—¿Hola?— se escuchó la voz varonil del otro lado de la línea

Y entonces, Chloé empezó a llorar

—Luka— susurró ella —Mira... lamento mucho lo del otro día, ¿sí? Pero, de hecho, creo que necesito algo de compañía. Estoy pudriéndome de aburrimiento aquí...—

—Chlo, los exámenes para la universidad son pronto, tengo que estudiar—

Entonces, Chloé tuvo una maravillosa idea

—Mi padre es el alcalde, tonto. Puedo pedirle que hable con el secretario de educación. Solo ven ya—

—Eso no sería lo correcto, ¿sabes?—

—Qué más da. Solo ven ahora mismo—

Luka agradeció que la demandante señorita no pudiera ver que él rodó los ojos.

—De acuerdo— dijo él, finalizando la llamada.

Tardó en llegar una media hora, poco más o poco menos. Ella lo recibió en pijama, y Luka claramente la vio preciosa, pero no dijo nada. Seguía molesto tanto por su exigencia, como por lo que fuera que había sido eso. Pero, no podía negarle una mano... mucho menos ahora que sentía que le debía una después de haberla besado.

Ella le propuso ver una película, y así fue. Luka y Chloé se la pasaron en silencio toda una hora, hasta que, entonces, ella empezó a roncar.

—¿Estás dormida?— él aguantó una carcajada, frunciendo los labios

—¿Eh? ¡No!— dijo ella, avergonzada

—Tonta— dijo él, comenzando a reír, dejándose soltar —no sabía que te dormías si te aburrías, ¿eh?—

—Bueno, ¿y qué?—

—Nada, nada—

Chloé enfureció, desviando la mirada. Entonces, Luka decidió afrontar al toro tomándolo por los cuernos. Él quería saber qué le pasaba a Chloé, y por qué su obsesión por perder la virginidad.

—Chlo— llamó él —¿Por qué eres virgen?—

Ella se giró inmediatamente con él, con el rostro rojo y el ceño fruncido

—¿Por qué más? No he tenido la oportunidad, dah—

—No lo entiendo. Eres una niña rica, con posibilidades y muchos contactos—

—Bueno...— dijo ella, ya más calmada —No quiero que sea con cualquiera, ¿sabes? no debería de ser con cualquiera. Pero no quiero llegar al matrimonio tampoco—

—Ya...—

Entonces, el silencio invadió la habitación otra vez.

Chloé se había girado para darle la espalda, arrepintiéndose completamente de haberlo invitado.

—Luka—

—Dime—

—¿Puedo preguntarte algo?—

—¿Qué?—

—¿Crees que alguien tenga interés en mi?—

—No seas tonta, Chloé. Eres mucho más que la hija del alcalde. Es más, de no ser por quien eres, no estaría aquí. Sí, eres pesada, pero no niego en absoluto que eres interesante. Me caes bien, Chloé—

Ella se giró con él, y en esta ocasión, ella lo besó. El beso fue tierno, dulce, pero no duró mucho en ese estado. Pronto se intensificó, dejando a Chloé saber lo divertido que era besar a alguien estando sobria. Más si se trataba de Luka Couffaine. En sí, besarlo a él era mucho más divertido que besar al resto de París. No le interesaba besar al resto de París.

—Chlo, espera— susurró él sobre sus labios, intentando alejarla —te estás dejando llevar por todo esto, estás confundida...—

—Con un carajo, Luka Couffaine...— murmuró ella, aún entre besos — ¿Por qué no me dejas caer de una puta vez en mi miseria?—

—No lo puedo permitir, Chlo. Pero... Si quieres, esta vez, podemos caer juntos— Dijo él, tomando en sus manos la preciosa cara de la rubia, admirando como las mejillas de la fémina estaban adornadas de colores rosáceos

Chloé supo que no había vuelta atrás.

Luka le quitó la blusa, seguido de su sostén, admirando nuevamente todo su torso desnudo. No era la primera vez que veía sus pechos, pero sí era la primera vez que podía tocarlos. Los estimuló con un par de lamidas, haciendo que Chloé soltara un jadeo alto. Ella, en respuesta involuntaria, comenzó a frotar su cadera contra la entrepierna del chico, notando claramente que estaba endureciendo.

Después, él pasó a su cuello, donde comenzó a besar y morder con suavidad, mientras su manos inquietas le bajaban el pantalón y la ropa interior, descubriendo que Chloé estaba ya preparada. Chloé Bourgeois, completamente mojada, separó las piernas para dejarse sacar las prendas de ropa y una vez estuvo desnuda, se dejó caer sobre la cama para darle espacio al chico para que él pudiera desnudarse. Se supone que ella debería de ayudarlo, pero era inexperta y no sabía bien si quitarle la ropa o no.

Admiró el cuerpo del hermano mayor de los Couffaine desnudarse, descubriendo un muchacho sumamente hermoso. Tenía el cuerpo perfecto: atlético, delgado, pero no en extremo musculoso, tal y como le gustaban. Luego bajó un poco más la mirada, casi pegando un grito cuando vio su miembro. Mentiría si dijera que no era bonito. Era... bastante grueso. Del tamaño perfecto, pero de un grosor más elevado del normal. Inmediatamente, a Chloé le dio miedo.

Luka comenzó a besarla, cuando, de pronto, ella se apartó

—Luka, espera—

—¿Estás bien?—

—Me... me da miedo— confesó ella, cubriendo su rostro con sus manos

Él quedó estupectafo. Sin embargo, sonrió y aprovechó que no podía ver para darle un dulce y tierno beso en la frente

—Si no te sientes lista aún, está bien. Aunque tengo una idea... ¿quieres un oral?—

Ella, entonces, separó los dedos de sus manos para permitirse ver como él comenzaba a besarle el estómago hasta llegar a su entrepierna. Le dio un tierno beso en el monte de venus, antes de acariciarle toda la entrepierna y, finalmente, darle a Chloé una experiencia inolvidable, tanto como el orgasmo que le dio esa noche con lamidas intensas.