Día dos: Nuevos amigos.

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Luego de esa mañana totalmente extraña me dirigí a mi trabajo, no estaba tan mal trabajar en el viejo café de al final de la calle después de todo. Bien les contare un poco mi historia, cuando tenía tres años mí padre desapareció de mi vida, supongo que no nos quería tanto; mi madre afronto todo mi crecimiento ella sola, pero el destino me la quito trece años después. Como no tenia familia cercana decidí valerme por mi misma y conseguir trabajo, no fue tan duro como yo pensaba ya que él me ayudo; aunque todavía no quiero hablar de él.
Cuestión, sin padres, con 16 años, sin ninguna persona especial a mi lado; muchas veces veía que mi vida no tenía sentido y quise muchas veces terminar con ella pero simplemente no podía, algo me lo impedía y eso era mi madre; a ella no le hubiera gustado verme de esta forma. Tengo que ser fuerte, mas después de todas las despedidas que pase en mi vida; mi padre, mi madre, mis supuestas amigas y sobre todo él, su despedida fue la que más me dolió, pero tenía que hacerlo, era por su bien. Desearía poder seguir contando mi historia pero tengo una mesa que atender.
Agarro el anotador con la lapicera y me dirijo a la mesa que tenía que atender, al llegar noto que es el mismo imbécil que me choco en la mañana y que me dejo pensando en él el resto del día.
Puse mi mejor sonrisa falsa y lo atendí.
-Bienvenido al Café Wallace, ¿Qué desea?.
-Oh hola eres la chica del instituto, ¿cierto?- Genial el imbécil me reconoce.

Lost my salvationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora