C A P Í T U L O VII

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— ¡Joder, sí! — gruñó al ver como la pelinegra le hacía una mamada. Veía sus expresiones y ¡Demonios! Lo hacía de maravilla.

Estaban en el departamento de la muchacha, tenían prisa y ella puso su departamento.

Cuando llegaron, se comieron la boca, mientras que él la llevaba en sus brazos, fueron a la habitación de ésta y él literalmente se tiró con la pelinegra encima. Se desnudaron, y ahora, se encontraba ella, haciéndole una mamada maravillosa.

Joder que tenía una linda boquita.

— Apártate, bonita. — advirtió, sintiendo como se estremecía, sabiendo así, que ya iba a estallar. Pero entonces, vio como la muchacha seguía succionando, entonces no aguantó más. — ¡Mierda! — aquél líquido permaneció en la boca de la pelinegra, y ella lo tragó todo.

Ella le sonrió con picardía, ambos estaban en la cima de la excitación.

Ambos no se quitaban la mirada de encima, entonces él vio cómo la muchacha se acercaba a él, y se sentaba a horcajadas encima del muchacho, para luego, comenzar a besarlo. Lo que él correspondió al instante.

El pelinegro empezó a quitarle la blusa que llevaba, siendo aceptado por ella, luego fue por su sostén, lo que ella, también aceptó con gusto.

Empezó a tocarla, y bajar sus besos, por su cuello, dejando chupetones. Subió su mano, desde su cintura hasta los pechos de ella, escuchando el suspiró que le regaló.

— ¿Con cuántos te acostaste luego de mí? — preguntó de repente, siguiendo con los besos y los tocamientos. Ella no respondía, estaba más concentrada en las caricias de éste. — Responde. — demandó mientras sujetaba la cabeza de la pelinegra y hacía que la ponga hacia atrás y tener más acceso a su cuello.

— Qué te importa. — dijo suspirando.

— No quiero que me des ninguna enfermedad. — ahora la recostó en la cama.

— Tú querías follar, te aguantas. — dijo divertida, mientras lo veía a los ojos.

— Quieres decir que sí te acostaste con otro. — también la miró, y ¡Dios! Aquel contacto visual, sus ojos oscuros mirándose, con ese brillo de deseo.

— Con muchos. — sonrió mientras llevaba sus brazos al cuello de éste.

— ¿Enserio? — dijo mientras ahora, sacaba el pantalón que llevaba ella, y lo tiraba en algún lugar de la habitación. Como él estaba desnudo su erección volvió a crecer, haciendo divertir más a la pelinegra. — Como quiero escucharte gemir mi nombre. — dijo apegándose más a ella, haciendo que su erección y la parte íntima de la muchacha quedaran pegadas.

— Nada de por medio. — respondió suspirando por la sensación que sintió. — ¡Demonios, mételo ya! — gritó por qué el muchacho la estaba haciendo sufrir al no tenerlo dentro.

— Dime daddy. — dijo con tono divertido. Mientras quitaba la ropa interior de la fémina.

— No soy fetichista, además da vergüenza aje- ¡Puta madre! — exclamó al sentir la invasión. Se sintió demasiado bien. — Mierda, ponte condón. — exclamó tratando de alejarlo.

《 Crazy 》 | Park Jinyoung ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora