C A P Í T U L O XXVII

181 15 1
                                    















Seguían ha medio camino, con ese silencio incómodo desde que salieron de la casa del amigo del pelinegro que estaba delante suyo.

Hace rato se habían soltado de la mano, exactamente cuando salieron de aquella casa. Jinyoung estaba adelantado, mientras que Yeon, caminaba detrás suyo, observando el suelo, y a cada tanto a su costados, asegurándose que nadie esté por ahí.

No sabía qué hacer o decir, simplemente no tenía un tema del qué hablar, y sentía que lo arruinaría si decía algo. Así de insegura se sentía.

En ese momento dónde estaba sumida en sus pensamientos, no se dió cuenta que estaba por cruzar la pista cuando el semáforo aún no cambiaba, por lo tanto, fue jalada por Jinyoung, y fue puesta a un costado de él, lo suficiente como para protegerla.

— ¿No viste el semáforo? — preguntó con fastidio, regañando a la muchacha, quién solo bajó la mirada un poco, sintiéndose estúpida.

— Lo lamento. — murmuró con pena encogiéndose sobre sí misma.

El mayor suspiró y no dijo nada más, solamente la tomó de la mano nuevamente, recibiendo la mirada confundida de la menor, aunque no lo apartó.

Cruzaron la pista sin problema alguno, no obstante al llegar a la vereda, el pelinegro soltó la mano de la muchacha y siguió andando.

Ella desvió la mirada y le siguió el paso. Ya faltaba poco para que llegarán a su casa.

De repente, el celular de la fémina, vibró, por lo que ella, agarró el aparato para ver de qué se trataba. Desbloqueó el móvil y vió el mensaje de un número desconocido.

Mándame la dirección de la casa de tu amiga. Por cierto, soy Bambam.

Frunció el ceño, sin embargo tecleó la pantalla del móvil, escribiendo la dirección de su amiga.

«Me mandas un mensaje y una foto de mi amiga cuando hayan llegado, Kumpimoco.»

Entonces apagó la pantalla del celular y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta, miró en frente y vio que Jinyoung se había adelantado demasiado, así que, se apresuró para seguirle el paso nuevamente.

Cuando llegó al lado del pelinegro, quién seguía callado, solamente se dedicó a seguirlo de cerca, con el mismo silencio. Las manos del muchacho estaban escondidas en el bolsillo de su pantalón, y las de la chica, en su chaqueta, cualquiera pensaría que eran desconocidos por la distancia que llevaban.

Entonces, se oyó la bocina de un auto, a lo que ellos miraron al frente y se encontraron con uno enfrente suyo. La ventana del auto se bajó un poco, y ahí la pelinegra pudo ver qué se trataba de su mamá, que iba junto con un niño en la parte trasera.

— ¿Qué haces tan tarde por acá? — preguntó la mayor.

— Vuelvo al departamento. — respondió tranquila, viendo como el pelinegro se hacía a un lado y se quedaba esperando en una distancia favorable.

— ¿Quién es? — cuestionó su madre en voz baja, apuntando a Jinyoung con un gesto de cabeza.

— Un amigo. — respondió con simpleza. Se ganó la mirada torcida de su madre, ella soltó una risa tenue y negó. — ¿Él es tu hijo? — preguntó mirando al pequeño que estaba en la parte trasera, cabeceando un poco por el sueño que desprendía.

《 Crazy 》 | Park Jinyoung ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora