C A P Í T U L O X

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Llegó el fin de semana, otra vez.

Ahora todo se volvía una rutina, cada vez se acostumbraba más y más. Claramente dejó de ir al bar.

Aunque se le formó un volco de sentimientos.

Ahora que aceptaba que le gustaba aquel chico, que no conoce, se siente vacía. Llevaba sin verlo hace una semana, pero aquello no impedía que la pelinegra deje de sentir aquello por él, al contrario, el sentimiento creció.

Y no le gustaba estar así, porqué en algunos momentos, quería enviar todo a la mierda e irlo a buscar, aunque desistía de la idea. Si quería que desapareciera aquel gusto, debía alejarse. Pero se le estaba haciendo muy complicado.

Por otro lado, Jinyoung, estaba igual, bueno, no tanto, porque a él no le gustaba Yeon, simplemente quería revolcarse con ella y tenerla siempre para él, golpeándose internamente por aquella idea posesiva.

Él, como siempre, buscaba un buen polvo aunque no quedaba satisfecho, cosa que le hizo ser un completo idiota con las mujeres que se revolcaba y resultaban "heridas".

Ambos se estaban necesitando, pero no querían admitirlo, para que no termine aún peor.

Ahora, ella se encontraba en la plaza, completamente sola, ¿Por qué? Porque sí, ella quería estar sola y aislarse de todo, dejar sus pensamientos erróneos.

Cuando iba por la vereda, distraída, no se fijó cuando se chocó con alguien, pero la persona iba a reclamar así que la tomó del brazo, haciéndola detener. Pero las palabras del muchacho, quedaron atascadas cuando recordó a aquella muchacha.

— ¿Yeon? — mencionó el muchacho, llamando la atención de la fémina, quién alzó la mirada con recelo, porque no conocía de nada al chico.

— ¿Quién eres? — cuestionó sonando indiferente.

— Soy... Bueno, un cliente tuyo. — respondió no tan convencido con su respuesta.

— No presto interés en mis clientes. — confesó seria.

— Me di cuenta. — dio una sonrisa, que no paso desapercibido por la muchacha, quién lo miró atenta.

Su sonrisa era hermosa, él también, pero de un momento a otro, se sintió culpable por algo.

— Adiós. — se despidió, haciendo el ademán de pasar de él e irse de una vez, pero otra vez el muchacho la detuvo.

— Espera, Mmm... Bueno. — se rascó la nuca, nervioso. — ¿Me darías tú número? — temió por la respuesta que le daría la pelinegra.

— ¿Para qué? — preguntó confundida.

— Para hablar.

— Espera, yo no sé tú nombre, pero tú sí el mío. — reclamó, el muchacho volvió a sonreír, porque supo que la chica le pidió que le diga su nombre indirectamente.

《 Crazy 》 | Park Jinyoung ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora