*Una semana después*
La voz de Shawn Mendes me despertó por la mañana. Abrí los ojos y me levanté, recorriendo con la mirada la habitación para ver de dónde salía la música. Venía de mi móvil. Lo cogí y atendí la llamada; ni siquiera miré quién era.
LLAMADA TELEFÓNICA
YO: ¿Sí?
…: ¿Lizzy?
YO: ¿Quién eres?
…: Oh, lo siento. Soy Paul, ¿no me recuerdas?
YO: Pues no. ¿Debería?
PAUL: No necesariamente, aunque me haría muy feliz que me recordaras.
YO: Mira, voy a colgar porque estoy pensando que eres un acosador, y ahora mismo no me apetece que me violen, así que o me dices quién eres o no me lo dices, pero deja de hacerte el misterioso.
PAUL: Soy un amigo de Christian.
YO: Genial. Ahora me espía con sus amiguitos. Si me vine a Miami fue por algo.
PAUL: Gracias por la información bebé. Espero que nos veamos.
FIN LLAMADA TELEFÓNICA
Mierda. Le había dicho al amiguito de Christian dónde estaba. “Miami es grande, no sabe dónde estás dentro de Miami”. Cierto, no tenía de qué preocuparme.
Bajé a desayunar, y Diana estaba abajo mirándome con ojos asesinos.
-¿Qué? –dije. “Por favor que no monte una escena”.
-¡¿QUÉ?! ¡Qué me ha despertado una canción, pero no tuya ni de Taylor Swift, no… DE SHAWN MENDES! –uy… Diana no sabía con quién se metía, Shawn es sagrado.
-¿Y cuál es el problema?
-¡Ese es el problema! ¡Qué era Shawn! AGHHH si por lo menos tuviera una voz bonita…
-¡WOW WOW WOW! ¡Un poco de respeto! Shawn es un dios, así que adóralo.
-Sí, claro, un dios. One Direction son dioses.
-Ya claro, lo que tú digas.
- Son perfectos, así que te callas. Además, ¿no te queda Shawn un poco pequeñajo?
-¡DIJE RESPETO! –le lancé un cojín a la cara juguetonamente, y una guerra de cojines surgió de la nada.
Acabamos las dos tiradas en el suelo como dos psicópatas llenas de pelusas de los cojines, porque habíamos roto un par de ellos. Anna llegó (no sé cómo consiguió entrar, porque la puerta estaba cerrada con llave), nos vio ahí tiradas y se dio lentamente la vuelta con una sonrisa lista para huir, pero la agarramos y la pusimos en medio de las dos, cada una con un cojín mirando a Anna diabólicamente.
Supongo que ya sabéis lo que vino después. Una hora más tarde estábamos las tres listas, con los biquinis puestos y las toallas en la mano para ir a la playa.
Las tres andábamos por la calle, ocupando toda la acera. Anna andaba como una diva, moviendo las caderas y atrayendo todas las miradas masculinas existentes. En cambio, Diana y yo íbamos detrás de ella más normalmente, aunque Diana era como Anna, siempre presumiendo de su cuerpo. Me resultó raro, porque ella no era así. Iba más tapada de lo normal (dentro de lo que cabe estando a 35 grados), y se recolocaba la camiseta cada dos segundos.
-¿Qué te pasa Diana? Estás rara.
-Nada, no me pasa nada.
-¿Y por qué te tapas? Tú siempre presumes de tu cuerpo; cuanto menos ropa mejor ¿no? Eso es lo que siempre dices.
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Una nueva yo
Fiksi RemajaLizzy Portfield es una chica de 19 años que viaja a otro país huyendo de su pasado. Allí le pasará de todo menos lo que se espera que le pase. Irá con su mejor amiga y, por supuesto, conocerá al prepotente de su vecino de enfrente.