El inicio del camino.
Comenzare presentándome, Soy Charlotte Bianchessi Sandoval, tengo 17 años, dentro de un par de meses me graduó del colegio y no me pregunten por mis planes futuros, porque aún no sé ni qué hacer para hoy. Soy una chica, poco común, alocada, extrovertida, elegante, manipuladora, egocéntrica, quisquillosa, malcriada, grosera, engreída, hipócrita, falsa... Entre una infinidad de adjetivos, que a veces usan para describirme.
También usan frases como: "Engendro del mal" "Diablo en tacones" "Serpiente venenosa" "Princesita del mal"... Entre otros...
Por lo que no me esforzare mucho en describir como soy, porque sinceramente, algunos de esos adjetivos y frases son acertados. Debo decir, que me encanta la buena vida y los placeres de ella. Por lo que es muy común, conseguirme haciendo cualquier desastre, solo para disfrutar de la libertad, que algunas veces puedo obtener.
Estamos aquí, porque vengo a contarles mi verdad... Es algo tediosa y diferente. Pero quien sabe, quizás en el fondo puede ser la misma que todos guardamos... Mi vida es y no es de ensueño. Algo complicado de entender, lo sé. Pero verán que con el paso del tiempo, irán comprendiendo mejor.
Ahora, les contare un poco de mi vida diaria...
Esa mañana me levante un poco tarde, salí corriendo a darme un baño. Después comenzar a maquillarme, para luego alistarme. Me coloque mi falda negra que tiene una pequeña abertura en la pierna izquierda, una blusa corta con escote color gris azulado, una chaqueta de cuero negra, unos tacones cerrados a la medida y unas gafas grises, que hacían el completamente perfecto. Mi cabello es liso al natural, por lo que es fácil, solo arreglarlo un poco para que se vea bien. Termine de maquillarme, entre colores cálidos y un labial rojo intenso. Luego de un largo recorrido por la casa, llegue por fin a la cocina y ahí estaba nuestra cocinera Mirla y su ayudante Jeremy.
—Buenos días Mirla, ¿Qué me tienes para comer?— Pregunte muy contente.
—¡No sé qué tienen de bueno! —Exclamó ella— lo habitual— señalando mi taza hermética con café y una bolsa con lo que serían mis emparedados.
—¡Eres la mejor Mirla! — dándole un rápido beso.
—Tu madre dijo que debías comer tu ensalada y el jugo de brócoli.
Comento de manera déspota Jeremy, mientras me escapaba de la cocina —Tu solo di, que me lo comí y estaba asqueroso, digo delicioso—. Salí corriendo, pase por el pasillo y luego por el recibidor, cuando estaba por salir, me agarraron con la comida en la boca, literalmente.
—¿A dónde crees que vas señorita? —Pregunto mi madre, a mis espaldas.
—Mamá es tarde, tengo clases. —Anuncie sin voltear, intentando escapar.
—No creas que no te vi, a ver Charlotte, dame eso — acercándose a mí, para quitarme el emparedado de la boca junto con la bolsa de las manos— ¡Cuántas veces te he dicho que no debes comer esto! ¡Te engorda, entiéndelo! —Exclamó muy molesta— Juro haberle dicho a Mirla, que te hiciera una ensalada, ¿Qué llevas ahí? —Señalando ahora mi envase.
—Mamá la ensalada estaba deliciosa, y los emparedados eran para Matthew ¿Me los puedes devolver? —intentando convencerla— Solo comprobaba que estuvieran como a él le gustan.
—Lo siento, dile a Matthew que también es por su beneficio, ¡Te imaginas que pierda ese espectacular cuerpo que tiene! —decía con mayor euforia.
—Da asco que tú lo digas así —solté fastidiada.
—¿Qué te he dicho de ese vocabulario? Esas no son palabra de una dama —dijo molesta.
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El camino hacia la verdad
Ficção AdolescenteLa verdad de Charlotte Bianchessi. Iniciaré contando mi historia, con una pequeña pregunta. ¿Alguna vez se han planteado, cómo sería su vida si hubiesen nacido en otra familia? -¿Por qué comienzas con eso?- La respuesta es sencilla. Yo me hago esa p...