Capítulo 34: Tiempo al tiempo.

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Tiempo al tiempo.

Luego de mis declaraciones públicas, se generó, caos, sobre caos, con más caos. Pero entre todo yo era feliz. Termine mi trimestre por fin, dentro de dos semanas arrancaría el otro y podría graduarme finalmente.

Brenda no paro de maldecirme y recalcarme lo decepcionante que era. Me prometió que se vengaría. Además, de quitarme todos mis privilegios, bloque mis cuentas bancarias, mis tarjetas de crédito y todos los gastos que pudiera tener. Mi padre no estaba tan furioso, porque en el fondo decía que había tratado el tema con madures y eso le hacía sentir orgulloso, pero que evidentemente esos no son los planes que ellos tienen para mí. Él no me apoyo por Brenda, pero tampoco fue una piedra en el camino.

Todo lo que habían hecho con Samantha fue borrado, al menos las palabras dichas de mi familia. La entrevista falsa continúo pero ya no tenía tanta importancia, luego de que yo la disculpe y la defendí públicamente. Después de esa entrevista, hice otras dos, a canales diferentes para respaldar mis palabras y entendieran que hablaba con seguridad de todo y no dejar espacio a la duda con respecto a nada.

De esa manera me adelante a todos los movimientos que Brenda pudiera hacer en mi contra. La verdad, se frustro mucho, se fue a la capital porque no quería verme y lo más probable para buscar la manera de vengarse.

Decidí aprovechar esos días que me quedaban y viajar para donde Samantha. Como me habían quitado todo los privilegios, Matthew organizo el viaje en la avioneta de su familia e iríamos todos, incluyendo al nuevo integrante, Fabrizio.

Al llegar, nos fuimos directo a la casa de Samantha, que estaba al tanto de la invasión que le íbamos hacer. Apenas me vio se lanzó en mis brazos y aun repetía su frase de la semana —¡Eres un tonta!― Yo me reía mucho, cada vez que me lo decía. Todos se saludaron y luego entramos, nos esperaban la Señora Marcela, y Carolina que ya me quería de nuevo, por lo que había hecho. Todos se presentaron, se saludaron y comenzaron a hablar, mientras nosotras nos escapamos para a buscar a las niñas al colegio.

Estando en el carro a mitad de camino, ella paro en una calle y se abalanzo contra mí. Me dio muchos besos. Todos cargados de sentimientos infinitos y de haberme extrañado, yo se los respondí igual. Recobramos la compostura y seguimos.

―¿Crees que los chicos estarán bien? ―Pregunte por la pena de haberlos dejado allá recién conociéndose.

―Creo que si regresamos y aún están todos, mi abuela los adapta y te quedas sin amigos ―Comento con una linda sonrisa.

―No se vale, ¿Por qué no me dijiste eso antes? ―Comente fastidiada.

―Porque esa es una opción, la otra, es que los haya corrido a punta de escobazos ―Esta vez soltó una carcajada.

―Oye no, me lo perderé entonces ―Comente haciendo berrinche, para luego soltarme a reír.

Seguimos bromeando todo el camino, hasta que llegamos. Al estar allá, yo me baje.

Queríamos darles una sorpresa a las niñas, ellas no sabían de mi visita, y como dentro de unos días era el cumpleaños de Camila, quería sorprenderle. Luego de unos minutos de espera, Camila y Alejandra se aparecieron en la entrada del colegio y apenas me vieron comenzaron a pegar gritos que llamo la atención de todo el mundo. Su euforia iba en aumento, tanto que desesperaron a la portera y les abrió rápidamente. Cuando llegaron, mi cuerpo fue invadido por dos criaturas que no paraban de abrazarme y gritar muy felices.

Casi me caigo por sus impulsos, era difícil cargar tacones y mantener el equilibro con ellas sosteniéndome de todos lados. Pero, al verlas tan felices, me hacía colocar aún más feliz. Todo el camino, fue entre sus gritos, su emoción y sus frases dichas tan rápido que no lograba seguirles el ritmo, por lo que Samantha y yo solo nos reíamos y asentíamos a todo.

El camino hacia la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora