El camino hacia la verdad

Capítulo 35: El mundo solo necesita amor.

El mundo solo necesita amor.

Los chicos tienen cinco días de haber llegado a la casa y prácticamente ya son miembro de la familia. Mi mamá no para de acosar a Matthew y Fabrizio con sus locas preguntas y pidiéndoles favores para arreglar algunas cosas en la casa, que necesitan la mano de un "hombre" según ella. Aunque intente oponerme, es imposible, los chicos solo atienden a sus órdenes, además, les gusta como ella los consiente, por lo que yo no podía opinar en nada.

En cuando a Salomé, creo que mi abuela está tramitando los papeles de su adopción, se apegó rápidamente a ella, le está enseñando sus recetas y pasan la mayor parte cocinando o hablando de cualquier cosa. Charlotte tiene razón, Samy es un alma vieja atrapada en el cuerpo de una adolescente.

En cuanto a Charlotte, estaba apegada a las niñas, aunque también se han encapricharon con Fabrizio, el cual actúa como el propio niño y les cumple todo lo que quieren, piden y juegan.

Ahora todas las noches, luego de llegar del trabajo, Charlotte agarro la costumbre de quitarme la camisa en una sección de besos y sino, en algún punto de la madrugada me la quitaba sin yo darme cuenta. De esa manera, todos los días estoy amaneciendo sin camisa y con ella pegada a mi pecho, como si no quisiera alejarse nunca.

Y la verdad era, que a mí me pasaba igual. Ella me hizo una falta enorme esas semanas que estuvo en su ciudad. Porque me había acostumbrado a dormir con ella y amanecer viendo esa carita de niña que no parte nada, pero cuando despierta, veo ese fuego salir de sus ojos y darme cuenta que realmente rompe muchas cosas a su paso, pero eso me gusta, me encanta y no puedo evitarlo, la quiero.

Hoy era el cumpleaños de Camila, por lo que Fabrizio y mi mamá se levantaron temprano y se fueron con las niñas a dar un paseo, mientras nosotros arreglamos todo. Charlotte fue imposible de levantar. Le deje descansando, porque ella junto con Samy, se habían trasnochado haciendo algunos adornos y solo decidieron descansar cuando yo llegue del trabajo y se dieron cuenta que era tarde. Al salir, mi abuela estaba haciendo el desayuno, mientras Matthew armaba el toldo que alquilo para poner en el porche, ya que la fiesta seria ahí.

―Buenos días abuelita, bendición ―Comente dándole un beso mientras ella me entregaba mi taza con café.

―Dios te bendiga pequeñita ¿Noche larga? ―comento riéndose al ver mi cara.

―Un poco, Charlotte entro al cuarto tarde, luego de que yo estaba durmiendo y me mantuvo despierta un buen rato ―Hable entre bostezos.

―Espero lo hayan disfrutado ―Dijo ella entre risas y con un tono de picardía.

―¡Abuelita! —Grite. Mientras me colocaba roja. A pesar de que nada hubiera pasado realmente.

―Solo decía, anda a desayunar y dale una mano a Samy, que creo que se está volviendo loca con los adornos.

No me gustaba dejar que Charlotte comiera sola, pero yo en serio tenía hambre. Desayune y me coloque ayudar a los chicos con las cosas. Antes del mediodía, ya todo estaba listo, decorado y armado. Ellos contrataron una cama elástica que atravesamos casi a mitad de la calle junto con un inflable. Todos comenzaron arreglarse mientras mamá ya venía en camino. Charlotte por fin se levantó, me dio un beso, peleo por no haberla esperado y se fue a dar un rápido baño, aprovechando que los chicos se estaban vistiendo. Al salir, me arrastro hasta el cuarto, para hacerle compañía mientras se vestía y comía. Todo lo hacía solo para vengarse de mí, sabiendo que me coloco muy nerviosa de verla a espaldas desnuda, deseando que no se vista.

Todos esos días, yo he sido la tonta que ha estado paralizada por sus propios pensamientos. Porque comencé a darme cuenta que Charlotte estaba más suelta, más dada, podría decir que si no es porque yo freno, pasamos derecho a todo. Cuando se estaba terminando de vestir comenzamos a escuchar un alboroto afuera, lo que indicaba que Camila había llegado y todos estaban dándole la sorpresa.