Capítulo 36: ¡La verdad de Salomé Ocampo!

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¡La verdad de Samy!

—¿Mi verdad?

—¡Sí! ¡Tu verdad!

—No me dejaran escapar esta vez ¿Verdad?

―¡No!

—Ni modo.

Hola, Soy Samy y esta vez sí vengo a contarles mi verdad. Se preguntaran ¿Qué me hizo cambiar de parecer? Y esa respuesta es simple, ¡Charlotte!

Sus acciones estos últimos meses, me hicieron replantearme mi vida de nuevo. El darme cuenta de que quizás de alguna manera, yo hice las paces con mi vida y conmigo, hace mucho tiempo. Pero, aun quedaron algunas heridas abiertas o que no sanaron por completo. Y verla a ella, arrasar con el mundo pero de una buena manera, intentando contar su verdad y hacer que todos la entiendan un poco más, me inspiro para ello.

Tengo 18 años, soy una chica común. Mi vida era básicamente rutinaria, entre mis estudios, clases del coro y algún curso de informática o robótica que me podía pagar cuando reunía el dinero suficiente para asistir. Siempre fui de estar en la casa, portarme bien y nunca hacer nada malo, contando como "Malo", el no escaparme de casa, nunca ser grosera y respetar mucho a mis padres y sus decisiones. Era una niña feliz, completa y sentía que nada le faltaba a mi vida.

Todo eso fue hasta que mamá murió, yo me desvanecí y papá quedo destruido. Nos vimos azotados por la perdida, las deudas, los gastos y todo lo que conllevo esas demandas. Mi odio por Charlotte y su familia fue inmenso, pero también fue lo que me salvo la vida. Papá se perdió en el camino, se quedó muy lejos, no fue el mismo jamás, creo que él se estancó y de alguna manera yo también lo hice. Eso fue hasta que entre al colegio y conviví con Charlotte. Por algún motivo, mi ira, mi rabia y mi odio hacia ella, me motivaban a seguir, a continuar y a querer destrozar esa imagen de niña buena.

Mis días no fueron iguales después de mamá, cambie mucho mi rutina, para poder adaptarme a las necesidades de la casa. Estar pendiente de papá, que comiera, que se vistiera y que saliera a trabajar. Fueron meses en los que tuve que ser su pequeño motor para que esa balsa saliera a flote. Nunca me importo realmente, mamá me enseñó a cocinar desde muy pequeña y a ser independiente con mis cosas, por lo que sabía cómo hacerme cargo de la casa aun cuando solo tenía 14 años.

Yo fui quien sostuve el mundo de papá cuando se estaba cayendo a pedazos. Por lo que cuando todo se estabilizo un poco y él comenzó a intentar seguir adelante, yo me quede atorada, estática, sola y con mi mundo cayéndome en pedazos encima. Me ocupe tanto en él, que cuando ya no debía hacerlo más. Fue que me di cuenta lo que realmente estaba pasando a mí alrededor.

Comencé a sentir, a sufrir y a verme desconsolada y atrapada en mi propio hueco personal. Me aleje del mundo, más de lo que ya estaba, nunca había sido de tener amistades. Mis mejores amigos siempre habían sido mis padres y era en los únicos que realmente podía confiar, por lo que al estar sola, sin ellos, me sentí pérdida.

Comencé a desvanecerme, a romperme, a perderme en mi propios pasos, deje todo de lado, solo pude estudiar porque era lo único que lograba que cambiara de pensamientos. Del resto, me vi estancada entre mi colegio, mi casa y mi habitación, donde me sentía sola y me estaba perdiendo poco a poco entre la depresión que tenía, la decepción y los problemas.

Pero, sin querer y sin saber, ahí estaba Charlotte. Y lo descubrí, el único día que no aguante más, que sentí que me reventaba por dentro, que llegue a mi propio fin. Me senté en el borde de mi abismo y esta vez solo me deje caer, sin remordimiento. Ella apareció, justo a tiempo, o eso dijeron los doctores...

Una noche, entre mis peleas propias, entre mis pensamientos, entre mis crisis existenciales. Solo deje que me ganara la cobardía, el resentimiento y la tristeza. Papá estaba de viaje, yo camine hasta el estante, donde guardaba todo tipo de pastillas, para cualquier caso de emergencia y para su tensión. Solo sé que yo agarre y tome tantas, como pude, todas las que me conseguí y todo lo que se pude mezclar o no.

El camino hacia la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora