Mi vida es la definición de torpeza.
Desde pequeña he sido muy torpe, tengo dos pies izquierdos. Cada cuanto sentía que el piso le hacía falta un abrazo, por lo que yo iba siempre a su rescate y le daba uno. Me he caído tantas veces, que ya perdí la cuenta. El karma en mi vida, es algo de lo que aún no puedo huir. Por lo que realmente, mis golpes, llegaron a marcar mi vida y no estoy hablando metafóricamente, sino que de verdad, marcaron mi piel, dejando cicatrices.
Pero, pero, pero como siempre mi pero y Brenda... —Son la pareja perfecta— Mejor definición, imposible.
En fin, ella, no les llama cicatrices, les dice sutilmente "Imperfecciones" y aunque para ella son algo desagradable... Para mí, son las cosas que nunca voy a olvidar y las que marcaron un antes y un después, en mis decisiones.
Están ahí, para que nunca me olvide que la vida no es fácil, no es sencilla y si realmente estas dispuesto a continuar y vivirla de la mejor manera, ella te dará lecciones tan fuertes, que algunas quedaran marcadas. Y si eres, alguien como yo, la torpeza te ayudara a que estas, evidentemente se queden marcadas.
Pero... Este pero, si va conmigo. Nunca, he dejado que ninguna de mis caídas me detenga. Desde pequeña, eso fue lo que hizo que me levantara y aprendiera a caminar mejor con mis dos pies izquierdos, a tal punto, que ahora ya se hasta correr en tacones a la perfección, sin caerme. Claro, me vi levemente motivada por el hecho de que si me caía, era más doloroso el golpe que venía de la mano de Brenda, que la caída misma.
Por eso, aquí estoy, en un dilema mental, personal y sentimental. Con todas mis imperfecciones al descubierto... —¿A qué te refieres?—
¿No me entiendes? Espera un poco y me comprenderán...
―¡Solo a Brenda, se le ocurre que yo deba ser quien desfile en traje de baño! ―Exclamó, muy molesta Charlotte, al vacío de su habitación.
Ya faltaban pocos días para concluirse esa pesadilla o al menos estaba más cerca diciembre y sabía que de alguna forma volvería a mi país. Me levante, muy de madrugada, porque solo a Brenda, se le ocurre que yo sea la única, entre todas las modelos, que desfile todo el día, la colección de traje de baño... ¡En serio! ¡Qué alguien le pregunte que tiene que ver con diciembre! Pero bueno, ya que.
Algo que realmente siempre he odiado, es andar casi desnuda, solo para complacer a otros. Pero me tocaba lucirme para cumplirle... Estaba desesperada, intranquila y nerviosa, con ganas de caerle a golpes a todo, cuando tocan a mi puerta y escucho ese vocecita dulce y suave.
―Tu madre me llamo, me dijo que viniera ayudarte con tus ¿Imperfecciones? ―Menciono lo último, sin entender a qué se refería, pero a mí, me hacia el ser más feliz de la tierra.
―¡Por fin! ―Exclamé cuando abrí la puerta con alegría― Te lo contó, me estaba volviendo loca, porque yo no puedo sola.
Su expresión era de recién levantada, algo seria y como si no entendiera nada de lo que decía ―¿Me explicas?
―¡Brenda, te despertó verdad! ―Se me hizo inevitable no reír por su cara y notar que realmente traía un short de pijama y una camiseta sencilla.
―Sí, no te burles, me dijo que era urgente, casi que me colgó cuando estaba en la entrada, asegurándose de que viniera lo más pronto posible, tuve que saltar de la cama ―Comento intentando sacar toda la pereza que aún había en su cuerpo.
―Sí, esa es mi madre, podría jurar que en otra vida, debió ser militar ―Y de la moda también.
―Y uno bien jodido ―Uniéndose― Me dirás ¿Cuáles son esas imperfecciones? De las que hablo tu madre.
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El camino hacia la verdad
Novela JuvenilLa verdad de Charlotte Bianchessi. Iniciaré contando mi historia, con una pequeña pregunta. ¿Alguna vez se han planteado, cómo sería su vida si hubiesen nacido en otra familia? -¿Por qué comienzas con eso?- La respuesta es sencilla. Yo me hago esa p...