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Lisa estaba sentada ante su escritorio, con una enorme sonrisa de suficiencia en su cara. Los papeles estaban firmados y ahora era la propietaria de La Corporación Park. Se sentía increíblemente bien. La había tomado justo debajo de las narices de Hyo Shin, sin que siquiera el hombre fuera consciente de lo que estaba pasando.
Hyo Shin sabía que su compañía se encontraba en problemas, pero no sabía de la absorción hostil. La victoria de Lisa se sentía mucho mejor, sabiendo que Hyo Shin había entrado a sus antiguas oficinas hoy solamente para encontrarse con la seguridad de Lisa.
Había estado tentada de estar allí, sentada en la silla del hombre, solo para poder ver su reacción. Apenas había sido capaz de detenerse, pero tenía mucho tiempo para regodearse. Se dio la vuelta y miró por las enormes ventanas de la oficina, mirando a la pujante ciudad de Seattle. Siempre se sentía bien cuando adquiría una nueva compañía, pero esta era diferente. Esta era el pináculo de todo para lo que había estado trabajando por los últimos diez años.
Lisa escuchó una conmoción afuera de la oficina y se dio la vuelta para encontrar que el hombre en cuestión había logrado colarse hasta su puerta. La secretaria de Lisa llegó detrás de él.
-Señor, no puede entrar allí. -Estaba intentando decir, su voz y sus ojos asustados.
-Está bien, Lana, puedo ocuparme de esto -le dijo. Ella se disculpó y se quedó allí, sin saber qué hacer-. Puedes llamar a seguridad, tengo la sensación de que el señor Park necesitará ser escoltado del edificio una vez que acabemos de hablar -terminó. La sonrisa nunca abandonó su cara. Esta confrontación estaba llegando más rápido de lo que había anticipado.
-¡Pedazo de mierda! -le gritó Hyo Shin.
-Es bueno volver a verte, Park -dijo Lisa, nunca perdiendo su tranquilidad.
-Estaba arreglando las cosas y entonces te abalanzas y robas mi compañía debajo de mis narices -continuó gritando el hombre. Estaba tan enojado, su cabeza estaba completamente roja y apenas podía hablar. Cuanto más enojado parecía Hyo Shin, más calmada se sentía Lisa.
-Supongo que deberías dirigir tu negocio un poco más inteligentemente y no dejarlo vulnerable para una adquisición -dijo Lisa. Hyo Shin parecía como si quisiera saltar a través del cuarto y estrangularla. Lisa miró al hombre, que pareció mucho más inmenso cuando todavía era una adolescente. Ahora parecía encogido y viejo. Fue satisfactorio.
-Dirigí mi negocio exitosamente, por más de cuarenta años, pomposo pedazo de basura. Puedes haber engañado al resto del mundo, pero sé de dónde vienes y quién eres realmente -le espetó Hyo Shin.
Lisa estaba perdiendo algo de su calma. Entrecerró sus ojos en el hombre que había cambiado su vida. Sabía que Hyo Shin estaba intentando sacarle una reacción, pero se negaba a morder el anzuelo.
-A diferencia de ti, Hyo Shin, mantengo un ojo protector y vigilante sobre mi negocio. Pude haber comenzado en el lado equivocado de la ciudad, como te gusta señalar, pero tomé decisiones para cambiar mi vida y ahora tú eres el que no tendrá nada -dijo, con una sonrisa burlona.
Hyo Shin arremetió contra ella, cuando los guardias de seguridad entraron a la sala. Lisa alzó la mano, para detenerlos de sujetar al hombre. Quería intentar lanzarle un puñetazo. Lisa normalmente no era una persona violenta, pero sería para su completo disfrute golpear a Hyo Shin en su patética mandíbula.
Hyo Shin vio la mirada en los ojos de Lisa y retrocedió rápidamente.
-Esta no es la última vez que oirás de mí -dijo, todavía sin irse.