Había pasado el tiempo, los niños habían crecido un poco más, Elsa cada vez era más disciplinada, Jack más responsable y la pequeña Anna llenaba el castillo de travesuras y le encantaba jugar con su hermana y Jack.
La magia entre ellos tres era natural y solían ir al gran salón que siempre permanecía vacío para jugar libremente sin ser descubiertos por los reyes, ya que a pesar del tiempo y el control que tenía Elsa respecto a su magia tenía prohibido utilizarlos, los reyes temían por la seguridad de sus hijas y no querían causar pánico entre el reino y el palacio. Los humanos siempre le han temido a lo que no pueden explicar, solía decirle su padre.
Elsa congeló con su pie todo el salón, mientras hacía nevar la habitación. A Jack le encantaba jugar con ellas guerras de nieve, era experto y siempre les ganaba.
-¿Cuando ustedes crezcan serán como mamá y papá? -Preguntaba la pequeña Anna sentada entre la nieve, haciendo un pequeño castillo como sus pequeñas manos lo permitían.
-¿Nosotros? -Ambos se miraron un poco sonrojados y comenzaron a reír.
-Ni loco, no se puede, jamás. -Dijo Jack negando con la cabeza mientras se perseguían mutuamente, aún jugando con bolas de nieve.
-Pero, ¿Por qué no?-Anna no comprendía la razón, para ella muy natural que ellos dos terminarán juntos, siempre se estaban secreteando y se llevaban bien.
-Uno no se casa con su mejor amigo. -Respondió Elsa intentando esquivar la bola de Jack.
-¿De verdad? -Anna estaba sorprendida, como todos los niños a esa edad que creían todo lo que les dijeras y pensó que si ése era el caso jamás tendría un mejor amigo o de lo contrario jamás podría casarse.
Los pasos por fuera del salón resonaron y Elsa inmediatamente hizo desaparecer toda la nieve.
-Aquí están. -Dijo la reina Iduna tomando entre sus brazos a su hija menor.
-¿Qué sucede, madre?-Preguntó Elsa.
-Nada cariño, llegó el Rey de las islas del sur y viene con su hijo más pequeño, mientras tu padre y él discuten sobre algunas cosas qué les parece si al pequeño lo invitan a jugar. -Anna estaba emocionada de saber que un príncipe rondaba en el castillo, a Elsa no le agradaba pasar tiempo con gente que no conocía y a Jack le daba bastante igual.
Iduna les presento al pequeño décimo tercero hijo de los reyes de un reino vecino cerca de Arendell, el pequeño era bastante bonito, su cabello pelirrojo y lacio caía por sus orejas, un poco descuidado pero elegante, sus mejillas rojas y sus ojos verdes se posaron tímidamente en las dos princesas pero específicamente en la pequeña Elsa.
-¿Cómo te llamas? -Se acerco feliz Anna, casi flechada por el pulcro aspecto del niño.
-Ha..-El pequeño aclaro su voz. -Hans.
Jack no pudo evitar sentirse nervioso cuando se dio cuenta que el príncipe no quitaba la mirada de su mejor amiga.
-Ella es Anna, mi hermana menor. Él es Jack, un gran amigo mío y yo soy Elsa. -Dijo suavemente con los modales que sus padres le habían enseñado al tratar gente más formal.
Le reina Iduna al ver que sobraba entre los pequeños lo dejo solos, estaba tranquila porque sabía que entre todos se llevarían bien.
Jack malhumorado al ver a su amiga tratarlo de forma distinta a como lo trataba a él le susurró al oído. -No confío en él, no le muestres tus poderes. -Elsa asintió, sabiendo que debía tener cuidado con ellos.
-Y qué hacían. -Preguntó el principito.
-Hablabamos del matrimonio entre mi hermana y Jack. -Dijo de la nada Anna.
Aquel niño pelirrojo estaba sorprendido de escuchar que a tan tierna edad los dos niños en frente de él de casarían.
-En realidad no. -Interrumpió Elsa. -Sólo somos amigos. No podemos casarnos.
-¿Por qué? ¿Porque no se aman? -Preguntó nuevamente Hans.
-Exactamente, porque no podemos enamorarnos, ¿Verdad, Jack? -Elsa codeo a Jack que estaba demasiado callado y serio.
-¿Y que van a hacer sino llegan a enamorarse de alguien entonces? -Cuestionó el príncipe sin creerles que el hecho de ser amigos tenía que ver con los sentimientos de una persona.
Ambos amigos se miraron sin saber que responder y las puertas se abrieron. El rey Agnarr y el rey Westergaard salían riendo, topándose con los niños.
-Qué bueno que los encontramos. -Dijó el rey Agnarr presentando a sus hijas al rey vecino, después Hans y su padre se despidieron de ellas pues ya era hora de partir.
-Hasta luego princesas... -Dijó el rey Westergaard. -Estamos en contacto Agnarr. -Ambos reyes se tomaron de las manos dandose un apretón y el pequeño príncipe se despidió tímido y en silencio de ellas, así partiendo a su reino.
El rey Agnarr acompaño a sus invitados hasta la salida y detrás de él fue Anna atraída como un imán por el príncipe Hans, dejando solos a Jack y Elsa.
-¿Jack? -Dijó Elsa moviendo tímida su pie derecho. -¿Y que haremos si de verdad no llegamos a enamorarnos de alguien?
-¿A qué te refieres con eso? Tranquila. Hagamos un pacto.
-¿Qué tipo de pacto?
-Sino llegamos a enamorarnos de alguien y nos quedamos solos, nos buscaremos y nos casaremos, después de todo somos mejores amigos. Podremos soportarlo.
Elsa alegre acepto, al final de cuentas no tenía nada que perder.
Cayó la tarde noche y el cielo estaba a punto de oscurecer, la señora Overland había acostado a las princesas y esta vez Jack había esperado paciente a su madre.
-Listo, cariño. Vámonos. -Su madre tomo la pequeña mano de su hijo y caminaron juntos hasta las afueras del reino, dónde la luna ya alumbraba su camino.
Jack miró la gran luna que había esa noche y suspiro, su madre inquieta pregunto si se encontraba bien.
-No importa mamá, no es como que me fueras a creer. -La señora Overland se paró en seco y miró a su hijo.
-Sino me dices como puedo no creerte. -Su madre lo miro sonriendo esperando que su hijo le contará. Jack suspiro nuevamente y se armó de valor.
-A veces siento que la luna me habla. -Dijó directo y sin titubear a su madre que arqueo su ceja sin comprender la frase del niño.
-¿La luna te habla?
-Sí, ella me confirmó cuando crei que mi padre no volvería jamás. Siempre me habla y me dice cosas pero hoy... -Jack miró la luna. -Hoy no me dice nada, como si no quisiera que me enterará de algo.
Su madre volteo a mirar a la luna y era gigante, su corazón se llenó de miedo unos segundos y volvió a tomar la mano de su hijo.
-Tranquilo, debe ser que está muy cansada para hablar o tal vez porque apenas anocheció y es temprano para ella.
Jack la miro y sonrió, tal vez su madre tenía razón. Pero lo que no sabían es que unas horas más tarde, casi al amanecer el reino cerraría las puertas para todos, y la soledad que se viviría dentro de esas paredes estaba por comenzar.
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Llamado Del Corazón. (Pausada)
Romance¿Y si te dijera que Elsa fue parte de la vida pasada de Jack? El destino siempre es una hoja en blanco, ¿Me ayudas a escribir en ella? El quinto elemento decide contar un capítulo jamás contado en su vida, una historia romántica entre ella y su...