Capitulo 6. Encuentro fugaz

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-¿Qué está haciendo? -Preguntaba Kai a una cocinera que iba a pasando a su lado.

-¿Quién? -Se detuvo a observar lo que Kai miraba.

Jack se encontraba sentado en el suelo abrazando sus piernas en frente de la puerta de Elsa, como si sus ojos pudieran penetrar la madera.

-Ahhh, ¿El chico? Todos los días se sienta como una hora en frente de la puerta de la princesa y después simplemente se va.

-¿Le dijeron que no puede entrar?

-Bella le comentó que está prohibido, ¿Quiere que volvamos a hablar con él?

-No déjalo, no va a desgastar la puerta con tan solo mirar. -Suspiró Kai y Jack se levanto sacudiendo el polvo de sus pantalones que había quedado en sus rodillas y camino hacia ellos.

-Usted que dice, señor. -Dijó Jack dirigiéndose a Kai. -Porque si a mí me pregunta me gusta creer que de tanto mirar esa puerta concentrado desarrollaré súper poderes o mínimo telequinesis para comunicarme con la princesa.

Kai se sonrojo un poco sorprendido, la cocinera se limito a reír para sí misma huyendo de la escena.

-No se preocupe, no entraré. -Dijó por último metiendo sus manos dentro de las bolsas laterales de su pantalón y se alejo silvando. Kai dejo escapar aire y limpió el sudor de su frente.

-¿Está usted bien? -Preguntó la señora Overland cargando con ambas manos unas sábanas de seda blanca detrás de él, haciéndolo saltar.

-Usted y su hijo me van a matar, ¿Son sábanas para la princesa Elsa?

-Sí, iba directo a cambiarlas, pero qué tiene que ver mi hijo en esta plática.

-Nada, no pasa nada. Escuche, estaba pensando... Su hijo y la princesa solían ser muy unidos, ¿No es así? -La señora Overland afirmó con su cabeza. -Tenemos que preparar a la princesa a convivir con más gente que no sea ni usted ni yo y definitivamente a su hermana Anna no la querrá ver.

-¿Quiere que mi hijo conviva con ella? No estoy segura... No creo que sea lo mejor para ambos. Eso fue hace muchos años.

-Esperemos a ver cómo se dan las cosas y lo consultaré con ambos. Vaya a cambiar las sábanas.

-Sí, con permiso. -La señora Overland camino directo hasta la puerta de Elsa, donde tocó suavemente la puerta, Kai y ella tocaban de cierta manera para que Elsa supiera que se trataba de ellos.

Elsa abrió la puerta y dejo pasar a la mucama. Cerró la puerta detrás de ella y fue a sentarse en una esquina de su cuarto, desde aquel accidente cuando era pequeña le gustaba sentarse en esa esquina cuando alguien entraba. Sentía que si se mantenía lejos de las personas no les haría daño.

Kai había platicado con ella días atrás sobre la llegada de Jack, y se mordía el labio debatiendo a si misma si debía preguntar por él, al final de cuenta era su madre de Jack a la que tenía en frente cambiando sus sábanas.

-Escuché... -Dijó con tímida voz. -Escuché que el nuevo tutor de Anna llegó hace pocos días.

-Él está bien. -Respondió la mucama sin voltear a verla. -Él también la extraño, su alteza.

-¿Me odia?

La mucama se volteo hacia ella extrañada.

-¿Por qué te odiaria, cariño? Fuiste su mejor amiga, él cree que tú lo odias.

Elsa suspiro y miró por su ventana.

Ella lo odió muchísimo tiempo, después de enterarse que había aceptado el trato con su padre de irse a estudiar muy lejos le hervía la sangre. Cuando ella más lo necesitaba, sus padres habían decidido alejarlo y él había aceptado el soborno.
Poco después había llegado a la conclusión de que Jack simplemente era muy ingenuo para saber que lo estaban comprando y entendía la situación económica que su familia pasaba.

-Listo, he cambiado las sábanas, ¿A qué hora gusta que le traiga de comer?

-A las 8 está bien. -Dijó Elsa perdida en la ventana.

-Muy bien. -La señora Overland salió a paso ligero y cerró la puerta.

Elsa tenía mucha curiosidad de saber cómo lucía su amigo ahora, pero no lo suficiente para salir de su dormitorio.

Habían pasado los días y Elsa se la pasaba sentada frente a la puerta abrazando sus piernas con la ayuda de la base de su cama apoyaba su espalda y se la pasaba imaginando que tal vez con sus pensamientos podría cruzar la madera y lograría comunicarse con Jack, pero sabía que era un tontería.

Tomó un libro de historia universal y se dispuso a estudiar. Con el tiempo Elsa había desarrollado memoria fotográfica, era bastante buena estudiando por su cuenta, se había técnicamente obligado a serlo ya que el rey la había amenazado con traerle tutores cuando era pequeña y su miedo por estar frente a gente desconocida era más grande que a los libros.

El libro era bastante entretenido, lo hojeaba con rapidez mientras hacía apuntes. Su letra era muy delicada y fina, después de un buen rato de estudios su cabeza comenzaba a sentirse pesada al igual que sus ojos, su energía poco a poco se descargaba, bostezo y acomodó su brazos para usarlos de almohada y descansar su cabeza solo unos segundos pero esos segundos se volvieron varios minutos hasta que un grito la hizo despertar, era una de las doncellas que trabajaban en el palacio, se levantó de su asiento y pego su oreja a la puerta para intentar escuchar lo que estaba pasando.

-No es gracioso Jack, devuélveme ese libro. -Gritó la dama y Elsa quedó en shock al escuchar el nombre de aquella persona que tanto anhelaba ver, y que se encontraba jugando en el pasillo.

-Vamos Bella, yo sé que eres más rápida.

-¡Cuidado, Jack!

Un fuerte golpe se escuchó justo detrás de la puerta de Elsa y ella inconsciente abrió, el tiempo se detuvo entre ambos.

Elsa vio como Jack caía en cámara lenta enfrente de ella, sus ojos cafés se postraron en los de ella, y sintió que volvía a ser una pequeña niña viendo a su amigo jugar.

Jack por su parte al caer escuchó la puerta abrirse y sus ojos solo pudieron ver a una muchacha alta y delgada, en un vestido morado, sus claros cabellos estaban recogidos armoniosamente en un chongo, aquella mujer era hermosa, a primera vista ni siquiera se había dado cuenta que se trataba de Elsa hasta que miró sus ojos, y quedó tirado en el piso sin palabras, anodado por la belleza de Elsa.

Llamado Del Corazón. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora