POV Takato
Todo a mi alrededor era completamente oscuro lo que me imposibilitaba la visión.Cerca de mi había un mueble de madera con una lámpara de vela, la encendí con un cerillo que estaba en mi abrigo y la luz lleno un poco el espacio a mi alrededor.
Las paredes eran de ladrillo gris, el pasillo tenía múltiples puertas de madera y al final del pasillo se encontraba otra puerta el doble de grande que las demás, estaba tallada con un estilo barroco bastante bonito.
"Takato! Takato!?"
Escuche mi nombre ser llamado en la inmensidad de la soledad y el eco del lugar, sabía que conocía esa voz pero al mismo tiempo sentía como si alguien me impidiera distinguirla del todo.
Camine abriendo cada puerta para ver si alguna me ayudaba a saber dónde estaba. Casi llegando al final me topé con una puerta que llevaba a una habitación en donde la única entrada y salida era la que yo abrí, en ella había muebles cubiertos con sábanas blancas, había telarañas que se notaban viejas además de que las arañas que se encontraban en ellas estaban blancas por lo que era fácil intuir que estaban muertas hace bastante tiempo.
Pase a la penúltima habitación y al igual que las demás la solo tenía una puerta, esa a diferencia de la anterior se encontraba llena de retratos pintados a mano cubiertos con sábanas, todos parecían ser de la misma familia con un hombre que se repetía en todas ella. Era una persona alta y delgada, su cabello era castaño claro al igual que sus ojo, bajo su labio había un lunar y su piel era blanca no pálida como la mía pero tampoco se asemejaba a la de Chunta... Chunta! La voz era de él.
Me puse de pie y salí de la habitación, me quede estático en el pasillo mirando hacia todos lados lo cual en parte era ridículo ya que la lampara alumbraba muy poco.
T-Chunta!! Chunta! Donde estás!?
"Takato? Takato! Ayúdanos!!"
{Ayudarlos? A quienes? Será que está con alguien más?} corrí hasta la última y gran puerta, era grande y pesada pero la desesperación podía más que nada en ese momento así que la habría con gran dificultad, entre con pasó tembloroso y escuche como la puerta se cerraba tras de mi con un gran estruendo.
Un olor a óxido inundó mi nariz, trate de no entrar en pánico y olfatee un poco más, el olor a menta de Chunta estaba débilmente en el aire junto con la esencia de alguien más, otro alfa, eran hojas quemadas si mal no me equivoco.
Camine un poco más y un candelabro de cristal se encendió sobre el centro del lugar.
Mis ojos se abrieron de par en par y sentía como las lágrimas amenazaban fuertemente en salir de mis cuencas oculares.
Al pie de una escalinata de piedra que llevaba a un trono del mismo material se encontraba Chunta cubierto de sangre y en sus brazos se encontraba un pequeño niño de no más de dos años que se aferró a la camisa de mi alfa hasta su último momento y este parecía que trato de protegerlo a capa y espada.
Con pasó tambaleante me acerque hasta los dos cuerpos rezando porque la oscuridad y la luz de las velas me jugarán una mala pasada. A medio salón tire la lámpara que se rompió al instante y comencé a correr hasta donde se encontraban.
Mis lágrimas dejaron de contenerse hace mucho pero al estar frente a los cadaveres muchas más lágrimas salieron de mis ojos. Efectivamente, era Chunta y el pequeño en sus brazos era el dueño del otro olor. El gran parecido que este tenía con mi alfa me hizo temer aún más, vi sus ojitos y eran idénticos a los míos. Ese pequeño era mi cachorro, mi pequeño y hermoso cachorro yacía muerto en el regazo de su padre.
Acaricie su carita manchada de sangre (probablemente suya) y luego trate de acurrucarme con ellos pero sus cuerpos comenzaron a arder en llamas obligándome a retroceder por instinto.
Mientras veía como los cuerpos de mi cachorro y pareja ardían, todo el lugar comenzó a quemarse también, retrocedí unos cuantos pasos pero el piso a mi alrededor desaparición y comencé a caer en un oyó.
Poco después impacte en el suelo con un ruido sordo que me dejo bastante aturdido. De nuevo estaba en un lugar completamente oscuro, como un reflector el cuerpo de alguien se iluminó llamando mi atención.
En una pared se encontraba encadenada una persona, su cuerpo estaba lleno de cortes, sangre y moretones. Ya había visto el cadaver de mi alfa y cachorro así que con dificultad camine a la persona percibiendo un olor de vainilla con fresa.
Podía escuchar débiles sollozos de parte de aquella persona lo que significaba que aún estaba viva, al levantar su mentón con extremo cuidado me quede echo piedra. La persona que estaba encadenada era yo.
Una puerta metálica se habría tras mío dejando a la vista a aquel muchacho que estaba en las pinturas, se encontraba cubierto de sangre pero no era suya, de el emanaban las débiles fragancias de mi cachorro y mate.
-ya no hay más que te ate a ese hombre y a ese asqueroso enclenque. Ahora tu eres TODO MÍO - aquel hombre me pasó de largo como si yo no existiese y se acerco al "yo" maltratado y encadenado.
"Takato!! Takato vamos!!! Regresa conmigo!! Takato!!!"
Abrí mis ojos abruptamente y lo primero que vi fueron ese par de esmeraldas que tanto amo.
Mi cuerpo estaba sudado y mi cara contraída en una mueca de miedo y tristeza, mi corazón latía tan rápido que sentía que en cualquier momento saldría de mi pecho.
Chunta me extendió sus brazos indicándome que fuera hacia el y no dude ni un momento en hacerlo. Me aferré a su cuerpo como si mi vida dependiese de ello y deje libres mis gruesas lágrimas, el se dedicó a abrazarme, acariciarme y darme besos en la frente.
J-ya, tranquilo, ya pasó. Solo fue una pesadilla. Shh, yo estoy aquí, tranquilo.
Su voz era dulce y tranquila, su olor comenzó a envolverme pero aún así yo seguía llorando cual bebé que sabe que acaba de perder lo que más ama {una horrible, realmente horrible pesadilla}
Mis ojos ya se sentían hinchados de tantas lágrimas que estaban derramando pero no me importaba. Solo me dediqué a aferrarme a Chunta mientras recibía sus caricias y besos.
No sé cuánto tiempo llore pero quede dormido cuando el sol apenas daba indicios de salir.
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Mi Destinado (suspendida hasta nuevo aviso)
Lãng mạnCon la motivación de su difunta abuela Takato Saijo sigue los pasos de su padre para convertirse en agente para el FBI pero un evento trágico lo llevará al servicio de la ONU siendo el mejor agente que la organización posee. Tras una encomienda de s...