XLIII. Aunque tú no lo sepas

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Me asustan las personas que dicen ser para siempre. Que prometen quedarse, sin haber llegado del todo (al corazón digo). Me asustan los "te echo de menos" a deshora, los "te quiero" sin sentido y los besos con los ojos abiertos. Me asustan los abrazos que se dan sin apretar fuerte, los mensajes de madrugada y las miradas que evitan cruzarse. Me asustan las mentiras, las medias verdades y las medias tintas (yo las necesito enteras). Me asusta que me pidas un tiempo, que lo digas contento y como siempre te demoras. Me asusta como eliminas mis miedos sin conocer yo los tuyos. Me asusta echarte de menos si no eres ni tuyo.
Me asusta cuando bebes y conduces (he llegado a casa dices, no tenías que preocuparte). Pero lo hago, y aún ahora que no estás, que te fuiste un lunes (irónico eh), y aunque hora estoy un poco más triste, pero también más real que nunca, sigo haciéndolo. Aunque tú no lo sepas, como dice Dani Martín.
Me asusta cuando te vuelves cerradura y mis llaves no sirven de nada. Me asusta no saber abrazarte, como abrazas tú a tu pasado. Me asusta que en tu futuro, haya dejado de existir un nosostros. Me asusta saber que, al cruzarnos, esta vez, nuestros brazos irán agarrados de otros.

Menos que uno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora