LVII. Dejar vivir

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Se tumba en la cama. En esta ocasión se hizo muy tarde. Por primera vez en mucho tiempo está en calma. Ha llegado el punto en el que lo entiende todo. El problema va a ser que el mundo entienda y respete.
Se siente por primera vez con libertad, pero con miedos.
No ha cambiado nada, pero se siente con fuerza para salir al mundo y respirar.
Sabe que no hace nada malo, nada que no sea haber estado mucho tiempo «encerrada» en un cuerpo que no se corresponde con cómo se siente.
Y eso me ha pedido que se los cuente así...
Y sólo puedo añadir que cada persona tiene que ser feliz con uno mismo y NADIE tiene derecho a juzgar.

Deja vivir, no debe costar tanto.

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