- Puedes estar bajo mi sombrilla
- ¿Bajo tu sombrilla?
- Sí, porque te dije que aquí estaré, dije que siempre sería tu amiga
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Los personajes (excepto algunos personajes q son de invención propia) le pertenece a la increíble imaginació...
Número Cinco, quien había girado la vista a su maniquí por tan shockeante declaración de amor, volvió su mirada a Número Ocho.
— ¿Qué? —Soltó una pequeña risa y sonrío sarcásticamente— Ya estoy acostumbrado, varias chicas me lo dijeron —Se cruzó de brazos.
— Varias chicas... ¿Te refieres a las cucarachas que comías en el Apocalipsis? —Lo miró de arriba hacia abajo pasando la lengua por sus dientes y sonriendo.
— Digo humanas, chicas humanas. Y mira, ya estoy de pareja con el amor de mi vida. Dolores —La chica dirigió su vista a la mujer de plástico que había arriba de una mesa.
— ¿Te refieres al maniquí? —No aguantó y estalló en una carcajada— Por favor, no me hagas reír —Se limpia una lágrima.
— ¿Qué te da risa? Dolores podrá ser una maniquí, pero la prefiero a ella antes que a ti.
_____ lo miró seria. Salió de la habitación de Cinco.
Sonrío — Al menos yo tengo piernas —Respondió cuando se iba.
Narra _____:
¿Quién se cree que es?
Obviamente me dolió un poco lo que me dijo, pero no me iba a poner a rogarle que me dé su amor.
Fui a la cocina, necesitaba comer algo. Abrí el paquete de los panes, saqué dos y me puse a prepararme mi sándwich. Llegó Klaus.
— ¿No vas a contarme lo que pasó? —Se sienta en la mesa mirandome.
— ¿Sabes algo? Esto me recuerda a cuando Cinco volvió del futuro, sólo que estamos nosotros dos — Ignoré su pregunta y le di una mordida a mi sándwich.
— Te pregunté algo, gnomo de jardín. Respóndeme.
— 2 cosas, 1 no me digas así y 2, ¿Contarte qué?
— Lo qué pasó con el otro enano —Lo miré con el entrecejo fruncido— Número Cinco, vamos, sus gritos se escuchaban hasta la sala.
— ¿Sólo hasta ahí? Nuevo récord —Me miró mal— No pasó nada.
— Mira niña, por más que ahora no esté en las mejores formas para discutir —Lo interrumpí.
— Estás drogado.
— Sí, no entiendo como tú no. Bueno, siguiendo con lo que te dije, sé que no estás bien y que algo pasó, no soy estúpido... un poco sí —Reí.
— En serio Klaus, estoy bien, no sé porque te preocupas tanto —Le di otra mordida— Además... —Me interrumpió.
— ¿Además qué? —Me miró expectante.
— Nada —Salí de ahí dejando a Klaus solo.
Me dirigí a mi habitación, necesitaba pensar todo lo que había ocurrido, en el camino me lo crucé a Cinco, me agarró del brazo y me giró para que lo mire.
— Obviamente te prefiero a ti —Susurró mirando mis labios— Pero si lo decía Dolores iba a estar enojada conmigo —Me solté de su agarre.
— El todas mías te dicen —Cinco se acercó para besarme pero me corrí— Ve a tener hijos maniquíes con tu mujer, de paso duerme, no quiero que te salgan ojeras —Le acaricie suavemente la mejilla y me fui.
Cerré la puerta tras mi paso, me cambié y me miré en el espejo. Empecé a hacer caras raras, no sé porque lo hago, pero siento que así se van los fantasmas que habitan en los espejos. Me acosté en mi cama y miré hacia el techo, me tapé mi cara con mis manos y suspiré.
— Te amo, maldita sea —Susurré para luego quedarme dormida.
Narra Cinco:
Pasaron 3 horas desde lo que me dijo _____, supongo que estará dormida.
Me levanté, fui hasta su puerta y me teletransporte hacia adentro. Vi que había un pequeño lugar al lado de ella, me acosté y la miré. Un mechón de su cabello caía delicadamente sobre su cara, lo corrí despacio permitiendo poder verla mejor.
Tomé su mano y le di un pequeño beso en la parte del torso.
— Tú también me gustas —Susurré muy bajito para que sólo lo pueda escuchar yo. Me levanté y sentí que me agarraron del brazo, dirigí mi vista a Número Ocho.
— Quedate —Susurró— No me dejes
— No te voy a dejar —Me acosté a su lado— Nunca lo haría.
