Escenarios de nuestro guapo armador búho.
No yaoi.
AkaashixLectora.
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Actualizaciones los días Martes.
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❤ CUANDO SE MUESTRA ROMÁNTICO ❤
–Por favor Bokuto-San. –pidió el azabache.
–Déjame ver si lo entendí. ¿Quieres que cuide a la pequeña Kumi durante dos días? ¡Sabes que no puedo cuidarme ni a mi mismo! –grito al otro lado de la línea.
–¡Kumi, baja a desayunar! –grito el oji-azul alejándose un poco del móvil –Por favor, desde que nació no hemos podido hacer nada juntos, solo te pido que la cuides un fin de semana. Puedes pedirle a tu novia que te ayude pero en serio necesito esto. –dijo lo más sincero que pudo.
–¿Que hay de Konoha? –preguntó el ex-capitán del Fukurodani.
–Esta de viaje con su novia. –contestó –¿Puedes hacerlo?
El semi albino se quedó pensándolo por unos segundos.
–Si lo hago me invitaras a comer algún día y a jugar voleibol. –sonrió a través de la línea.
–Hecho. Gracias Bokuto-San, pasa por ella a las 8:00. –dijo arreglando el desastre que se presentaba en el salón principal.
Luego de intercambiar un par de palabras más ambos cortaron la llamada.
La pequeña Kumi ya contaba con cinco años de edad y como Akaashi había contado, la pareja no tenían un momento solo para ellos ya que dos cosas se volvieron prioridades en la casa: Trabajo y cuidar de Kumi.
Akaashi se encontraba en vacaciones por su trabajo por lo que cuidaba a su pequeña hija cuando su esposa no estaba en casa debido a su trabajo y los fines de semana el entretenía a su hija mientras ella limpiaba, cocinaba y ordenaba la casa.
Ambos estaban agotados.
Y fue por eso mismo que al azabache se le ocurrió tan brillante idea de tener un fin de semana completo para ellos como compartían cuando se encontraban en la preparatoria.
Aquel día Akaashi hizo su misma rutina de siempre: Desayuno junto a su hija, la llevó a la escuela, hizo las compras para hacer la comida, regreso a casa, hizo el almuerzo, espero unas horas y regresó a recoger a su hija.
Luego de comer la ayudó con sus deberes y al terminar, luego de darse un baño, se sentaron a ver una película.
Pasaron las horas y el azabache se encargaba de arropar a su pequeña hija en su cama.
La cubrió con las suaves sábanas, le dio su peluche favorito el cual abrazó y le dio un beso en la frente dispuesto a irse no sin antes desearle un buenas noches dejando la lámpara de mesa encendida debido al miedo de la pequeña a la oscuridad.
