Primer beso

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Jamás lo había hecho con nadie, el beso que hizo con Ámber no contaba, porqué tiempo atrás, era la burla del mundo y la chica que le gustaba no sabía de sus sentimientos tan obvios, pero ahora las cosas cambiaron junto con su físico, podía lograr cosas que antes pensaba imposibles, y un beso, un solo toque de labios, le parecía un juego de niños.

Y hoy lo tendría con la chica que más amaba ante cualquier cosa, solo era buscar la oportunidad y momento indicado para hacerlo.

-Kentin, Kentin.- él castaño parpadeo un par de veces a su llamado -¿Quisieras ir al cine con nosotros después de clases? - preguntó aquella chica ingenua que él suspiraba al oír su nombre.

-Claro. - contestó con una sonrisa, ya tenía una oportunidad asegurada.

-Genial. - Sucrette se había puesto contenta por sus palabras.

-C-con él serán dos hombres, j-junto con Alexy.- dijo Violeta sonrojada, Kentin miró de reojo a la amiga tímida de su amor platónico, que no sabía de su presencia hasta ahora.

-Espera, ¿Qué? - comenzó a cuestionar si su " plan" saldría a la perfección, por los amigos, o mejor dicho lo obstáculos, que estarían con ellos dos.

-Por favor. Violeta está nerviosa y necesita ayuda. - la persona que le brindó apoyo en el pasado, le pedía un pequeño favor que él no se negaría.

-De acuerdo, solo espero que Alexy no me moleste. - aceptó resignado, pero su recompensa sería pasar tiempo con ella sino llegaba a más.

-Te lo agradezco. - ella se levantó de puntas a darle un beso en la mejilla, provocando que él muchacho se ruborizara por completo.

~•~•~•~•~•~

-Se esta tardando demasiado. - habló impaciente por esperar al pelí azul.

-Tranquilo, de seguro tuvo algo que hacer. - Sucrette Intentaba relajarlo, y lo lograba, con su voz suave, que era una nana capaz de arrullarlo.

-¡Oh Kentin! ¡Mi amor! ¡He llegado! - Alexy corrió para abrazarlo, aunque fue en vano, por un simple esquive del militar.

-Bien, ya estamos todos. - dijo ignorando sus deseos de golpear a ese gemelo sin su hermano -Entonces. . . ¿Cuál veremos? - preguntó mirando a la chica que lo convenció, o mejor dicho manipuló, de estar ahí.

-E-el fantasma de la ópera - Violeta dio fin a su silencio por un corto período.

No pasaron más de quince minutos en los que; compraron los boletos, las palomitas, entraron a la sala y vieron los comerciales, como todo buen cine moderno. En verdad esa era una película tipo romántica, con la muerte de uno que otro personaje incluido, que hizo llorar a la mayoría de las mujeres presentes.

-Iré por más palomitas. - le susurró el ojí verde a Sucrette con un tono aburrido por la trama e irritado por cierto chico, que lo tocaba en cada parte de su cuerpo en ciertos momentos, aprovechando la oscuridad, y la verdad solo buscaba un pretexto para salir de la sala, más no creía que esa linda amiga lo acompañaría fuera del lugar.

En el camino a la dulcería los dos platicaban sobre la película que no verían completa, entre bromas y carcajadas, que ni era de comedia, con el fin de tener una conversación entre ambos a solas. -Sabes, Cristina y Roul me recuerdan a nosotros. - comentó Sucrette dejando las risas aún lado.

-Sólo por que somos amigos de la infancia. - dijo Kentin triste al recordar que ella únicamente lo miraba como un amigo íntimo en lugar de algo más.

-Sí. Tú eres un ser querido para mí, Kentin. - esas oración sorprendió mucho al castaño, que miraba a la chica a su lado.

-Y sí yo te dijera que te amo, ¿Me corresponderías? - habló mientras hacía que la chica quedará atrapada entre él y una pared, su mirada no dejaba los ojos de su acompañante, esperando una respuesta con desesperación.

La expresión de su amiga se puso igual a la suya segundos atrás, pero estaba ruborizada con la repentina confesión espontánea -Y-Yo c-cr-creo que s-si - titubeó al responder, sin embargo, Kentin no tuvo piedad en estos momentos y la beso agarrando sus cabellos con una mano para profundizar esa fugaz acción, que él no hubiera hecho en otro momento ni siquiera imaginado.

Y aunque ese beso se tomado de una forma salvaje, fue aceptado por ambos siendo el primero para cada uno.

Chicos tan dulces como el melónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora