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Las sábanas que cubrían al cuerpo semidesnudo de Baekhyun fueron arrebatadas de manera brusca y tiradas al piso luego de que por más que le llamaban, el simplemente no contestaba. — ¡Baekhyun!, en nombre de todos los dioses, ¡Despierta!. — NaRa se movía por todos lados haciendo que la alfombra silenciara sus tacones. Las enormes cortinas se abrieron permitiendo que la irritante luz solar quemara la espalda de Baekhyun.

— ¿Puedes dejar de torturarme por un día?. — Se quejó el menor, con los ojos hinchados y el rostro rojo.

— Los Park Junto con los periodistas llegarán en al menos cuatro horas. —

Baekhyun frunció el ceño y se sentó en la cama evidentemente malhumorado. — ¿¡Cuatro horas!?. ¿¡Me estás diciendo que me has despertado cuatro horas antes!?. —

NaRa estaba tan concentrada tratando algunos asuntos sobre la decoración con una chica del servicio que ni siquiera se percató del mal humor de Baekhyun.

— ¿Al menos me vas a decir qué es lo que pasa?. —

— Pasa que hoy oficialmente tendrás que incluir al apellido Park en cada documento que firmes. —

Sin casi poder creerlo y con una increíble sorpresa, se levantó de un brinco, importando poco si solamente llevaba puesto unos boxers negros. — ¿Hoy?, ¿¡Hoy!?. — gritó con euforia y desesperación. Mirar a todos lados en busca de una salida no era una opción, sobre todo si la casa estaba llena de guardias y servidumbre. — No, hoy no puedo. —

— ¿Por qué no?. — Cuestionó su madre, mirándolo con desafío.

— Mi celo, hoy llega mi celo.—

NaRa dejó a un lado el traje de Baekhyun, mirándolo con una fuerte duda. — Eso no es cierto. Tu olor sería diferente. Pero, si insistes. — la mujer se movió con prisa hacia uno de los muebles, sacando una cajita blanca con pastillas. — Toma. —

Baekhyun mordió su lengua para tragar su propio veneno, estaba a punto de explotar y de manchar con sangre todas las paredes. Quejarse con su padre quedaba como punto a parte, tampoco le ayudaría esconderse o fingir demencia.

Todo estaba mal, ahora todo estaba mal. Parecía una clase de telenovela, un chiste malo, una broma pesada, una pesadilla o un cuento de terror. Ser negativo justo en esos momentos era correcto, ¿quién en su sano juicio se alegraría por  recibir un castigo?. Ver a Park Chanyeol, era más que un castigo, se trataba de una tortura que por lo menos tardaría un año en acabarse.

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— ¿Quieres dejar de seguirme?. — Ordenó Chanyeol con un tono de voz más elevado de lo habitual. La chica con uniforme de servicio que le seguía se quedó pegada al piso. La señora Park le pidió a la chica que se retirara.

— Todos en esta casa están hartos de tu humor tan asqueroso, pero hoy en particular estás peor que nunca.—

Chanyeol hizo un chasquido burlón con lengua, caminando e ignorando la presencia de su madre. — ¿Te parece?. — respondió sarcástico.

— Insultando, gritando y gruñendo no vas a conseguir nada. —

— Necesito un café. — respondió Chanyeol de forma brusca, ansiosa y molesta, esto según los oídos de su madre.

— ¿Quieres calmarte?. ¡Me pones de nervios!. —

— No puedo calmarme cuando estoy a unas horas de casarme con un muñeco de exhibidor.—

— ¡Deja ya eso!, acabarás con la imagen de esta familia si continúas de esa forma. —

— Me has obligado a casarme, no me obligues a guardar mis maldiciones también. — La mujer no tuvo oportunidad de responder, su hijo ya había desparecido por las escaleras.

📍┊(우유) - YOUR PRINCESS ;  Chanbaek Donde viven las historias. Descúbrelo ahora